La cooperante secuestrada en Malí: “Antes éramos intocables; ahora, objetivo”
La Audiencia tiene abiertas diligencias para investigar el cautiverio de Ainhoa Fernández y el de Enric Gonyalons
La cooperante Ainhoa Fernández estuvo nueve meses secuestrada en Malí junto a su compañero Enric Gonyalons. Hoy ha declarado como testigo ante el juez que investiga ese cautiverio, Santiago Pedraz. A la salida de la Audiencia Nacional ha animado a los cooperantes a continuar con su trabajo, pero extremando las medidas de seguridad: “Que sigan. Lo que pasa es que en según qué países hay que tener más control y más cuidado. Antes éramos intocables y ahora somos el objetivo porque estamos ahí simplemente, no porque seamos ni más ni menos”.
Fernández ha respondido durante algo menos de una hora a las preguntas de Pedraz. “Como en cualquier caso penal, quería saber lo que pasó”, ha comentado después en declaraciones a los medios. Han pasado cinco meses desde que fue liberada pero las secuelas aún perduran. "Estoy en periodo de recuperación pero voy mejorando", ha señalado.
Preguntada por los periodistas si, a pesar de la trágica experiencia volvería a la cooperación, Fernández ha contestado que le gusta mucho su trabajo. “Hay mucha gente que necesita que se trabaje mucho para que consigan ser autosuficientes”, ha argumentado.
El trabajador humanitario español que estuvo secuestrado junto a Ainhoa Fernández también será llamado por el magistrado como testigo. Aún no se sabe el día que declarará; dependerá de cuándo reciba el alta. Enric Gonyalons ha sido operado esta mañana de la pierna izquierda en un hospital de Barcelona. El joven sufría una severa cojera por un disparo que recibió durante el secuestro.
Fernández ha animado a los cooperantes a seguir con su trabajo
Fernández y Gonyalons fueron raptados la noche del 22 al 23 de octubre de 2011 cuando se encontraban en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia). Ella está vinculada a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Extremadura y él, a la ONG vasca Mundubat. Junto a ellos, los secuestradores se llevaron también a la ciudadana italiana Rossella Urssu. Los tres fueron trasladados a Malí y estuvieron retenidos hasta el 18 de julio de este año. La autoría del secuestro fue inicialmente atribuida a la rama de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), pero la organización lo rechazó en un comunicado. Finalmente, un grupo terrorista disidente de Al Qaeda y desconocido, el Movimiento para la Unificación del Yihad en África del Oeste (MUYAO), reivindicó el secuestro.
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