La guerra de Gaza provoca tensiones entre musulmanes y judíos de Melilla
La Delegación del Gobierno, el líder musulmán Aberchán y un conocido columnista hebreo tratan de apaciguar los ánimos
Una docena de chavales musulmanes rodearon, el viernes, a un alumno judío, de 12 años, le insultaron y le propinaron bofetadas y collejas en un aula del Instituto Enrique Nieto de Melilla. De no haber sido por la llegada de un profesor, que puso fin a la agresión, acaso el colegial habría sufrido algo más que hematomas y vejaciones. Sus padres han puesto una denuncia en comisaría y sus atacantes, todos ellos menores, han sido ya interrogados.
Por pequeño que parezca el ataque ha conmocionado a la ciudad de 83.000 habitantes, la mitad de ellos musulmanes. Desde que unos gamberros tiraron hace años piedras sobre el cementerio judío la convivencia inter confesional entre musulmanes, la mitad de la población, y judíos, algo menos de 2.000 habitantes, no se había quebrado. Por primera vez el conflicto palestino-israelí provoca tensiones en Melilla.
Todo empezó a principios de semana cuando tres chicas judías melillenses, una de ellas residente en Israel, se mostraron partidarias, en su muro de Facebook, de que el Ejército israelí “tire una bomba en Gaza y termine” con los palestinos. “¡Que revienten todos ya!”, escribió una joven.
A través de la misma red social algunos musulmanes empezaron a proferir insultos contra las chicas, la comunidad judía y propugnaron el boicoteo de los comercios pertenecientes a melillenses israelitas. Super Sport, una céntrica tienda propiedad de un judío emparentado con una de las jóvenes, apareció rociada de pintura roja que simboliza la sangre.
José Manuel Calzado, director provincial de Educación, reconocía que, a causa del conflicto, el ambiente estaba “cargado entre los colegiales”. Insistía, sin embargo, en que la agresión en el instituto contra el alumno fue puntual y no es significativa de las relaciones entre comunidades. En Melilla están escolarizados unos 8.000 alumnos musulmanes y 200 judíos, la mayoría en el Liceo Sefardí que estos días goza, junto con la sinagoga, de protección policial.
La Delegación del Gobierno en la ciudad intentó apaciguar los ánimos. “Los penosos conflictos que se suceden en Oriente Medio” no deben afectar a “Melilla que debe seguir siendo un referente de convivencia ejemplar entre comunidades de distintos orígenes culturales y confesiones religiosas”, recalcó en un comunicado horas antes de que en la plaza de España se celebrase, el viernes por la noche, una concentración para denunciar el bombardeo de Gaza que podía incrementar más la tensión.
Convocada por Coalición por Melilla, la formación musulmana de oposición al PP, la concentración ayudó a distender el ambiente. “No estropeemos nuestra valentía de estar aquí con la cobardía de ser agresivos con los que están aquí” [los judíos de la ciudad], declaró Mustafa Aberchan, el líder del partido musulmán. “Seamos pacíficos, expresemos nuestra creencia, nuestros respeto y apuesta por la convivencia, porque esos son nuestros valores”, añadió. “Para ello vamos a hacer una plegaria al cielo para que apueste por estos valores y nos ayude a lograr la paz, la convivencia y la liberación del pueblo palestino”, concluyó.
Por parte de los judíos también se ha hecho gestos conciliadores. La comunidad “no secunda, admite, ni apoya comentarios tan deleznables como los que estas tres enajenadas” hicieron en Facebook, escribe el columnista y presentador de televisión judío melillense Alberto Benzaquén en una tribuna publicada el viernes en El Telegrama de Melilla.
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