Margallo tratará en Cádiz con su homólogo cubano el ‘caso Carromero’

El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, se reunirá a mediados de noviembre con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, para abordar el futuro del dirigente de Nuevas Generaciones de Madrid, Ángel Carromero, condenado a cuatro años de cárcel en Cuba por el accidente de tráfico en el que murieron los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero, según fuentes diplomáticas. Margallo intentará convencer a Rodríguez de que La Habana expulse a Carromero cuanto antes, como forma más adecuada de dar carpetazo a un asunto que, de prolongarse, podría acabar enturbiando las relaciones bilaterales.

Los dos ministros han quedado en reunirse aprovechando la presencia del canciller cubano en la Cumbre Iberoamericana, que se celebra el 16 y 17 del mes que viene en Cádiz para conmemorar el 200 aniversario de la Constitución liberal de 1812.

Margallo y Rodríguez ya abordaron la situación de Carromero durante el encuentro que mantuvieron en septiembre pasado en Nueva York, donde ambos asistieron a la Asamblea General de Naciones Unidas. Entonces quedaron en volver a abordar el asunto una vez concluido el procedimiento judicial.

Precisamente ayer expiró el plazo de 10 días para presentar recurso de casación contra la sentencia dictada el pasado 15 de octubre por la Sala de lo Penal del Tribunal Provincial de Granma. La defensa del dirigente del PP ha renunciado a recurrir la condena para evitar que se demore el proceso y hubiera que esperar varios meses, hasta que se pronunciara el Tribunal Supremo cubano, para activar las gestiones diplomáticas.

Una vez que la sentencia contra Carromero es firme hay tres posibilidades de dar salida al caso: concederle el indulto, lo que se considera improbable, ya que no hay muchos precedentes; expulsarlo del país; o aplicar el convenio bilateral (1998) de traslado de personas condenadas para que cumpliera la pena pendiente en España. Esta última fórmula es viable, pero engorrosa, ya que las autoridades españolas deberían solicitarlo a las cubanas y éstas tendrían que dar su visto bueno a la forma en que Carromero cumpliría su condena en España.

Por eso, el Gobierno prefiere el procedimiento de la expulsión, que es el más rápido y más limpio, ya que el único inconveniente es que Carromero tendría prohibido volver a la isla.

Margallo ya consiguió que Cuba expulsara en enero pasado al empresario español Sebastián Martínez Ferraté, quien fue condenado a siete años de prisión por un delito de corrupción de menores.

Carromero, por su parte, está detenido desde que, el pasado 22 de julio, se estrelló el coche que conducía cerca de la localidad de Bayamo, a unos 700 kilómetros de La Habana. El tribunal lo consideró culpable de un delito de homicidio imprudente, aunque el político sueco Jens Aron Modig, que iba de copiloto y salió ileso del accidente, ha declarado que Carromero “nunca condujo con temeridad” y que el vehículo en el que viajaban “no estaba particularmente bien mantenido”.

El hecho de que los ministros de Asuntos Exteriores español y cubano vayan a entrevistarse durante la cumbre de Cádiz hace muy improbable, aunque no imposible, según fuentes diplomáticas, que las autoridades de La Habana tomen una decisión sobre Carromero antes de mediados de noviembre.