La familia directa de Gao controlaba el dinero de la red
El presunto cabecilla ejercía un poder omnímodo sobre sus subordinados o socios
“Gao Ping era el cerebro, el que marcaba las directrices de todo el conglomerado. El resto se limitaba a ejecutar sus órdenes sin rechistar”, afirma una fuente de la investigación. Gao se convirtió en El Emperador gracias a su matrimonio con Yang Lizhen —perteneciente a una familia de comerciantes asiáticos asentados desde hace tiempo en España—, pero en la actualidad era su familia directa, en especial el padre de Gao, quien controlaba las enormes ganancias generadas por sus negocios.
El presunto jefe del entramado, que ingresó el pasado sábado en prisión por orden del juez Fernando Andreu, ejercía un poder omnímodo sobre todos sus subordinados o socios. “Si alguien se resistía a obedecer las directrices, bastaba para que cambiara de opinión que alguien le dijera al oído: ‘Gao Ping está molesto contigo’. Con eso bastaba”, señala una fuente de la investigación. No solo eso, sino que había muchas personas deseosas de agradar a Gao y de que este les debiera un favor.
El capo del entramado desarticulado por la Brigada contra el Crimen Organizado solía ir con frecuencia a la sede central de su imperio, en el polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid). Pero quienes pasaban todo el día en esas instalaciones eran su esposa y sus cuñados.
Contactos con políticos
Gao empleaba gran parte de su jornada en mantener contactos con diversas personalidades del mundo político, económico y cultural para asentar y reforzar su imagen de empresario y mecenas del arte. Muchas de esas citas se producían en restaurantes de superlujo. Pese a ser dueño de un Maserati, solía utilizar ese coche en contadas ocasiones ya que consideraba que era demasiado ostentoso.
“Ahora estaba buscando infiltrarse en las instituciones del Estado para poder mantener su estatus”, dice una fuente conocedora de las largas pesquisas realizadas por la policía a lo largo de los dos últimos años.
El emperador vivía a caballo entre España y China, adonde tenía proyectado viajar en fechas próximas. Algunas fuentes indican que planeaba huir a China y que su esposa no estaba enterada de esos planes. No obstante, un mando policial considera que se trataba de uno más de sus viajes habituales y ve ilógico que fuera a abandonar definitivamente España.
Mientras tanto, la policía no ha hecho nuevas detenciones desde el pasado viernes. Ayer fue en busca de un ciudadano chino —un hombre casi tan importante como Gao Ping— que previsiblemente llegaría a Madrid desde Asia. No apareció.
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