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Arrancada una lápida por decir: “Asesinado por falangistas”

La familia del difunto, fusilado en 1936, ha denunciado los hechos en el juzgado La Asociación Salamanca por la Memoria y la Justicia cree que han sido falangistas del pueblo

Natalia Junquera
Foro de la Memoria
Foro de la Memoria

La familia de Santiago Martín Romero, fusilado al inicio de la Guerra Civil, denunció el miércoles en los juzgados de Béjar que un grupo de desconocidos ha arrancado la lápida en la que se leía: “Asesinado por falangistas en Las Gargantas el 24 agosto de 1936”. La Asociación Salamanca por la Memoria y la Justicia (ASMJ) está convencida de que han sido falangistas de Peñacaballera (180 habitantes, Salamanca) los responsables: “Los falangistas han actuado en agosto de 2012 con la misma cobardía y desprecio a la democracia que en agosto de 1936”, dice el presidente de la ASMJ, Severiano Delgado.

Santiago Martín, vecino de Sotoserrano y dirigente de la Casa del Pueblo, fue detenido por un piquete de falangistas el 23 de agosto de 1936, torturado y finalmente trasladado a un paraje conocido como Las Gargantas, cerca de Peñacaballera, donde fue asesinado a tiros. Los asesinos abandonaron el cadáver en ese mismo lugar. Un grupo de vecinos de Peñacaballera lo recogió y el alcalde de entonces permitió que fuera enterrado en el cementerio.

El 21 de junio de 2009, a iniciativa de su familia, se colocó la lápida en su memoria. Cuando el pasado 28 de agosto, la familia, que vive en Barcelona, fue a llevarle flores, comprobó que alguien había arrancado la lápida.

El acto podría constituir un delito contra el respeto a la memoria de los muertos, recogido en el artículo 526 del Código Penal y castigado con prisión de tres a cinco meses o multa de hasta diez meses.

Santiago Martín, vecino de Sotoserrano y dirigente de la Casa del Pueblo, fue detenido por un piquete de falangistas el 23 de agosto de 1936, torturado y finalmente trasladado a un paraje conocido como Las Gargantas, cerca de Peñacaballera, donde fue asesinado a tiros. Los asesinos abandonaron el cadáver en ese mismo lugar. Un grupo de vecinos de Peñacaballera lo recogió y el alcalde de entonces permitió que fuera enterrado en el cementerio.

El 21 de junio de 2009, a iniciativa de su familia, se colocó la lápida en su memoria. Cuando el pasado 28 de agosto, la familia, que vive en Barcelona, fue a llevarle flores, comprobó que alguien había arrancado la lápida.

 

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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