“¡Mátanos. Acaba con todos!”
Benita acababa de perder a su marido y dos de sus hijos cuando se enfrentó al falangista. 76 años después, otro de sus hijos, Bernabé ha recuperado los restos
Bernabé Sáez tenía 10 años en 1936 cuando los falangistas mataron a su padre y a dos de sus hermanos en menos de un mes. La misma edad con la que vio a su madre sin pelo, con la cabeza rapada, después de haberle gritado al falangista que la llevaba a rastras al Ayuntamiento con sus cuatro hijos: “¡Asesino!. ¡Mátanos aquí a todos y ya no quedará nadie de Los Pelos! [mote por el que era conocida la familia]”.
Por supuesto, Bernabé no pudo olvidar aquella imagen. Acababa de perder a su padre y a sus dos hermanos. Ahora, acaba de recuperar los restos de uno de ellos, Damián, que tenía solo 22 años cuando lo mataron. Es uno de los 134 fusilados exhumados por la Agrupación de Familiares de los asesinados en los Montes de La Pedraja (Burgos) en los veranos de 2010 y 2011. "Llevaba buscándolo desde que tengo uso de razón", explica. Damián ha sido el primer identificado por ADN. “Ahora tememos que el nuevo Gobierno no nos dé el dinero que necesitamos para identificar al resto”, explica Miguel Ángel Martínez, presidente de la asociación.
Después de que mataran a su padre, Damián había huído al monte sin armas, porque no las tenía. "Un día vino al pueblo. Yo lo vi. Estaba tan pálido...", recuerda Bernabé, emocionándose. "Enseguida lo detuvieron y se lo llevaron a la prisión de Burgos y de ahí a la Pedraja,fusilado, a la fosa. Lo mataron por sus ideas. Por ser de izquierdas. Era un trabajador del campo. Además limpiaba botas en el café de Santo Domingo de la Calzada. Muchos años después fui al bar, a ver si seguía allí la caja de limpiabotas. Y estaba". Bernabé la llevó al emocionante acto en el que más de 70 años después, pudo enterrar los restos de su hermano junto a los de su padre.
Después de matar a su padre y a sus dos hermanos, los falangistas les echaron del pueblo. Un hombre les prestó una caseta de campo. Hasta allí fue a buscarles un falangista apodado El Tuerto, que después de tirar el perol de patatas que Benita cocinaba para sus cuatro hijos, la llevó a rastras hasta al Ayuntamiento para raparle la cabeza, darle aceite de ricino y provocar la estremecedora escena que Bernabé no ha podido olvidar: "¡Asesino! ¡Mátanos a todos!...". Después los metieron a todos en una camioneta y los dejaron en el lavadero de un pueblo llamado Baños de Rioja. "Dormimos allí y por la mañana el alcalde nos dijo que allí no nos podíamos quedar y nos pusimos a caminar por carreteras hasta que llegamos a Treviana, y allí mi madre se puso a trabajar en la siega y mi hermano el mayor, de 13 años, la ayudaba..."
Pasaban hambre. "Yo quería darle a mi madre una vida mejor, una comida mejor... y empecé a robar. Nos lo habían quitado todo. Nunca robé otra cosa que no fuera comida en casas, en tiendas...", recuerda Bernabé entre lágrimas. "Me detuvieron, salí de la cárcel y delinquí otra vez. Estuve en muchas prisiones: En Madrid, en Gijón, en Santander...Cuando salí, me echaron dos años más por deserción en un batallón disciplinario en El Aaiun. Quedé libre en 1962. Jamás, jamás, volví a robar a nadie".
Bernabé está “feliz” por haber encontrado a Damián. “Fue muy emocionante. Ahora me falta recuperar los restos de mi hermano Eusebio. Lo mataron en otro pueblo y está en una cuneta. Cuando lo encuentre, podré estar tranquilo”. Tiene 88 años. Casi lo ha conseguido.
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