El ‘ladrón’ de datos del banco HSBC se ofrece a ayudar a la justicia española
Suiza pide la entrega de Falciani, gracias al cual Hacienda destapó a 659 evasores
Para Suiza es un ladrón. Un individuo despreciable que ha quebrantado una de las señas de identidad de la confederación. Nada menos que el secreto bancario. Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos o España, sin embargo, han usado su información para destapar a cientos de evasores fiscales que se aprovecharon de la opacidad de cuentas que garantiza el Estado helvético para evadir miles de millones de euros y dejar de declararlos en sus países. Es Hervé Falciani, el informático francoitaliano que sustrajo miles de ficheros informáticos mientras trabajó para el banco HSBC en Suiza y luego los entregó a la justicia francesa. El 1 de julio llegó a Barcelona en barco. Al mostrar su pasaporte en el puerto, los agentes comprobaron que existía una orden internacional de busca y captura contra él de las autoridades de Berna. Fue detenido por la policía, lo que ha trasladado el dilema de este héroe-villano a la Audiencia Nacional. La sección cuarta del tribunal español deberá decidir ahora sobre su extradición. Falciani ya ha puesto sobre la mesa su principal baza: su valiosa información. Se ha ofrecido a la justicia española para descubrir a nuevos defraudadores.
La información que ofrece debe ser nueva, porque la Agencia Tributaria lleva dos años, desde que Francia se los envió en mayo de 2010, valiéndose de los datos del ahora arrestado para investigar la evasión de capitales. Uno de los afectados por los ficheros supuestamente robados fue el presidente del Santander, Emilio Botín. Él y otros familiares tuvieron que abonar a Hacienda 200 millones de euros —tras realizar las correspondientes declaraciones complementarias por una cuenta no declarada que atribuyeron al fallecido padre del banquero— debido a la información suministrada por Falciani a la justicia francesa. El Gobierno de ese país la puso en conocimiento de varios países europeos gracias a convenios internacionales de intercambio de información fiscal.
Por eso, la extradición de Falciani a Suiza presenta grandes obstáculos, según fuentes de la Audiencia Nacional. Parte de los documentos que copió mientras trabajó en el HSBC de Ginebra ya han sido utilizados y validados por España, entre otros países. No solo por Hacienda, sino también por los tribunales. En el caso concreto del banquero español, al que se imputó un delito contra la Hacienda Pública, ni sus abogados, ni la Fiscalía Anticorrupción que presentó la denuncia contra él, ni el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, al que tocó instruir la causa, dudaron de la validez de la información de la llamada lista Falciani.
Gracias a ella, la Agencia Tributaria inició “la mayor regularización de la historia del fisco”, según manifestó el 26 de octubre de 2010 el entonces secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña. Las 3.000 cuentas del HSBC suizo copiadas por Falciani y que Francia facilitó a España pertenecían a 659 contribuyentes españoles (todos personas físicas, salvo dos empresas). En total, la cantidad no declarada por todos ellos habría superado los 6.000 millones.
Hacienda, los jueces y Anticorrupción han dado por válidos sus datos
Lo mismo ocurrió en Italia. La fiscalía de Roma investigó, gracias a la lista Falciani, a 700 ciudadanos, entre ellos el joyero Gianni Bulgari y los modistos Valentino y Renato Balestra, todos con cuentas en la filial suiza del HSBC que sirvieron para no declarar al fisco.
La policía italiana calculó que las sumas evadidas y descubiertas gracias a la información robada se elevaban a 5.270 millones de euros. En Francia, las cuentas investigadas fueron 3.000, y el dinero no declarado que salió a la luz, cerca de 12.000 millones gracias a Falciani. El informático no solo proporcionó la información sino que ayudó también a descifrar los archivos que facilitó a la fiscalía. Reino Unido también se sirvió de esos datos. Y, en EE UU, el propio Falciani llegó a declarar como testigo en un proceso penal abierto gracias a su información.
Para Suiza, sin embargo, el origen de esa información validada por España, Francia, Reino Unido y EE UU, entre otros, es ilícito. Material robado, como sostienen en su solicitud de extradición. Son datos relativos a cuentas de clientes de febrero de 1997 a diciembre de 2007 a los que Falciani accedió gracias a su trabajo en el HSBC. Entre octubre de 2006 y 2009, los copió a su propio ordenador y luego los cruzó para obtener “una imagen completa” de los clientes del banco.
“Se trata de datos personales (nombres, apellidos, edad, profesión, nacionalidad, dirección, teléfono, relaciones familiares...), saldos de cuentas, apuntes bancarios y notas e informes de visitas que describen parte importante, si no la casi totalidad, de las actividades económicas que HSBC ha mantenido con sus clientes durante, al menos, los diez últimos años”, relata el documento enviado por Suiza a la Audiencia Nacional en el que pide su entrega.
El informático admite que viajó a Líbano con pasaporte falso
La fiscalía suiza sostiene que Falciani, antes de colaborar con el Gobierno francés, trató de vender los datos sustraídos, aunque admite que solo tiene “sospechas” de ello. Recuerda que viajó a Líbano con un pasaporte falso a nombre de un tal Ruben Al-Chidiak para ofrecérselos al banco Audi en sus oficinas de Beirut, aunque no lo consiguió. Falciani reconoce haber usado una identidad falsa para desplazarse hasta allí, pero niega que haya recibido, ni de la entidad libanesa ni de ningún otro país, un solo euro a cambio de la información sobre los supuestos defraudadores.
En la Audiencia prevén que el proceso de extradición tendrá un final incierto. En primer lugar, porque la vulneración del secreto bancario que, según Suiza, habría cometido Falciani, no es delito en España. Más bien al contrario. La Ley de Prevención del Blanqueo de Capitales contiene una obligación general para las entidades bancarias de denunciar cualquier indicio de lavado de dinero. Falciani, según esa norma, no estaría sujeto a ella al tratarse de un simple empleado, pero, a la vista de los resultados obtenidos, caben pocas dudas de que haya cumplido con ese deber.
Su extradición, además, plantea otro problema. Acceder a ella supondría admitir que los ficheros que proporcionó se obtuvieron de forma ilícita, lo que podría desatar la teoría del fruto del árbol envenenado. Es decir, los investigados gracias a esos ficheros por los que han tenido que pagar sumas millonarias podrían volver a reclamarlas basándose en que la documentación utilizada contra ellos fue adquirida de forma ilegal.
Hasta el 1 de julio, Falciani se movió con libertad por Francia e Italia porque esos países no extraditan a sus nacionales. Ahora, por primera vez desde que estalló el escándalo, lucha desde la cárcel para demostrar su inocencia. Enfrente tiene a poderosos adversarios: la fiscalía suiza, uno de los bancos más poderosos del mundo y centenares de millonarios con cuentas en ese país que se enfrentan o lo harán en el futuro a pagos de cientos de millones de euros en impuestos.
El 'Albondiguilla', entre los denunciados
La extradición de Hervé Falciani toca, al menos en un punto, con la mayor trama de corrupción del PP que se investiga en la Audiencia Nacional: el caso Gürtel. El delito contra la Hacienda Pública que, entre otros, el juez Pablo Ruz imputa al exalcalde popular de Boadilla del Monte, Arturo González Panero, El Albondiguilla, y su exmujer, Elena Villarroya, se consiguió supuestamente gracias a los datos de clientes del HSBC copiados por el francoitaliano.
Su imputación se basa en un informe aportado por la Agencia Tributaria en mayo de 2011 en el que Villarroya aparecía como apoderada y González Panero como gestor de una cuenta en el HSBC de Suiza. Por el dinero colocado en esa entidad y presuntamente evadido, ambos deberían a Hacienda 361.825 euros en concepto de IRPF de 2005 y 2006. El anterior instructor de Gürtel en el Tribunal Superior de Madrid, Antonio Pedreira, pidió a Suiza información sobre la cuenta de Panero y su exesposa, pero las autoridades de ese país la denegaron en noviembre porque “podría tener relación” con los ficheros facilitados por Falciani a Francia y que Suiza considera robados. Berna afirmaba además, que la solicitud del juez español afectaba “al principio de buena fe entre Estados”. Para demostrar su colaboración con España, la defensa de Falciani ha solicitado que la petición de Pedreira y la respuesta de Suiza se unan al proceso de extradición.
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