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El ala más dura de IU rechaza un pacto de gobierno y fija 5 condiciones al apoyo

Proponen cinco condiciones para dar su apoyo a la investidura del aún presidente de la Junta, según Sánchez Gordillo

Juan Manuel Sánchez Gordillo, durante su intervención en Paradas.
Juan Manuel Sánchez Gordillo, durante su intervención en Paradas.Eduardo Abad (EFE)

El sector más duro de Izquierda Unida de Andalucía ha mandado una señal a la dirección de Diego Valderas sobre la negociación con el PSOE para gobernar la comunidad los próximos cuatro años. Una treintena de asambleas de base —mayoritariamente de la Confederación Unitaria de Trabajadores (CUT), el partido que lidera Juan Manuel Sánchez Gordillo— han acordado este jueves rechazar de plano cualquier tipo de alianza con los socialistas. Esto es: ni Gobierno de coalición ni pacto de legislatura. Los congregados (algo más de un centenar) dejaron abierta la posibilidad de apoyar la investidura de José Antonio Griñán, cuestión que emplazaron a una futura asamblea el próximo día 15, cuatro días antes de la constitución de la nueva Cámara autónoma.

La cúpula andaluza de IU se mantuvo en silencio, si bien el miércoles, tanto el propio Valderas como el secretario general del PCE y diputado en el Congreso, José Luis Centella, calificaron de anecdótica la amenaza que Sánchez Gordillo lanzó el martes de abandonar la federación y el grupo parlamentario si se fragua el pacto con el PSOE, que considera un “suicidio político”.

Los socialistas (47 escaños) necesitan el apoyo de ocho de los 12 diputados de IU para obtener la mayoría absoluta (55). Solo uno —Sánchez Gordillo, primero por Sevilla— pertenece a este sector, 10 son afines al PCA y uno a Izquierda Abierta (el partido creado por Gaspar Llamazares).

Las delegaciones del PSOE e IU se encuentran ahora mismo en plena fase de negociación del acuerdo que, según fuentes de ambas partes, aún no ha pasado de los preliminares de confrontar programas y punto básicos.

La reunión del movimiento díscolo se celebró en Paradas, localidad de la campiña sevillana a 45 kilómetros de la capital, zona agraria donde tiene cierta implantación el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), cuyo brazo político es la CUT, integrada en Izquierda Unida. Su líder ya avisó en la campaña de las elecciones del pasado 25 de marzo que era contrario a un pacto con el PSOE si se daban las circunstancias, por lo que a Valderas y a su equipo el pulso no les ha cogido por sorpresa.

Además, al doblar IU escaños —han pasado de seis a doce—, la posición de Sánchez Gordillo ya no resulta determinante. Tanto el PCA como Izquierda Abierta han dejado claro que no van a permitir bajo ningún concepto que el PP de Javier Arenas, que consiguió la mayoría simple con 50 diputados (tres más que el PSOE), se abra paso en el Gobierno de la Junta.

El principal argumento de la asamblea de Paradas para abominar de la colaboración con los socialistas es que este partido ha desarrollado en los últimos años políticas de derecha, obedientes a los mercados, y que una fuerza como IU no puede ser cómplice de estas acciones “capitalistas y neoliberales”, explicó Juan Manuel Sánchez Gordillo a este periódico. La reflexión del dirigente jornalero es que aproximarse al PSOE es “una sentencia de muerte” y supone despilfarrar el “capital político” que los andaluces les han dado en las urnas.

También exigen a la dirección de IU que celebre un referéndum vinculante de inmediato para que las “bases digan qué quieren”. Valderas envió el miércoles una circular a todas las asambleas de la federación para que se pronuncien sobre el posible pacto. El documento plantea dos preguntas: “¿En qué condiciones y cómo debe entrar IU en un gobierno con el PSOE?” y “¿Cuáles son las medidas irrenunciables?”. Sánchez Gordillo criticó que este planteamiento deja fuera el resto de las posibilidades, como el rechazo o el mero apoyo de la investidura.

Para la última de las opciones, la CUT pone cinco requisitos. A saber: la salida de la Junta de los cargos relacionados con los ERE fraudulentos, cuatro meses de empleo público para todos los parados, una renta básica para todas las familias, la prohibición de los desahucios por impago de hipotecas y la creación de un banco público andaluz.

El silencio por el que decantó Valderas se quebró con unas declaraciones del vicesecretario general del PCA, Juan de Dios Villanueva, quien, amén de cuestionar la representatividad de la asamblea, dijo que era una muestra de “desesperación” de Sánchez Gordillo por no ser determinante y llamó a no votar con las “vísceras”.

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