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Interior acerca a un etarra enfermo en su primer gesto hacia ese colectivo

Aitzol Gogorza sufre una enfermedad mental grave y de larga duración

Mónica Ceberio Belaza
Aitzol Gogorza,
Aitzol Gogorza, DGP

Aitzol Gogorza, de 37 años, es uno de los presos de ETA para los que la izquierda abertzale reclama la excarcelación por enfermedad. Un recluso con un padecimiento mental grave (ansiedad y un trastorno obsesivo compulsivo) y de larga duración, al que el pasado noviembre se le aplicó el protocolo de prevención de suicidios y un programa de acompañamiento las 24 horas del día.

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El Ministerio del Interior, en el primer gesto del actual Ejecutivo hacia los presos enfermos de la banda terrorista, lo ha trasladado a una prisión del País Vasco, según adelantaba ayer el diario Deia. Ha pasado de la prisión de Sevilla a la cárcel de Basauri (Bizkaia). Por el momento, el Ejecutivo no se plantea su excarcelación, pero la gravedad de su padecimiento mental sí ha aconsejado su traslado, según indica un portavoz del departamento de Jorge Fernández Díaz.

Desde Interior se repite como un mantra que lo único que se va a hacer en materia penitenciaria es aplicar la ley, y que cualquier beneficio penitenciario para un preso de ETA tendrá que pasar por los requisitos que el Código Penal y la ley penitenciaria recogen para los casos de terrorismo: perdón a las víctimas, rechazo de la violencia, empezar a hacer frente a las indemnizaciones civiles…

Pero la cuestión de los presos enfermos es algo más compleja, y la ley no es tan clara. Lo único que legalmente se exige para proceder a una liberación por enfermedad es que se trate de padecimientos graves e incurables, lo que está sometido a una interpretación muy abierta y otorga una gran discrecionalidad a la administración penitenciaria, que puede querer, o no, abrir la mano y hacer algún gesto con mayor trascendencia que otro. Tanto el PNV como el PSE han pedido en diversas ocasiones al Gobierno de Mariano Rajoy gestos en material penitenciaria, y el Ejecutivo busca la forma de avanzar –con discreción y prudencia, como repite el ministro- y dentro de la legalidad.

Fuentes del departamento de Jorge Fernández señalan que con los enfermos se estudiará cada caso para ver si reúnen o no las condiciones de gravedad exigidas. Las medidas que se pueden adoptar son de diferente intensidad. La más sencilla es el acercamiento a Euskadi, como ha ocurrido en el caso de Gogorza. El siguiente paso es aplicar el artículo 100.2 del reglamento penitenciario, que implica permitir la salida de la cárcel (en estos momentos hay una decena de presos enfermos en esta situación), pero aún sin conceder el tercer grado. Se trata de una medida formalmente más restrictiva aunque de hecho las condiciones del preso son similares. Y, finalmente, están la concesión del tercer grado y la posterior libertad condicional.

El acercamiento de Gogorza se ha llevado a cabo a iniciativa de Instituciones Penitenciarias, es decir, del Ministerio del Interior, que puede tomar cuantas decisiones considere convenientes en este sentido, al igual que puede hacer una progresión de grado, de un primer o segundo a un tercero, sin que pase por el juzgado de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional.

Dos presos de ETA, sin embargo, han acudido directamente al juzgado para pedir su excarcelación, según adelantó EL PAÍS. Se trata de José Ángel Biguri Camino y Gotzone López de Luzuriaga, ambos exmiembros del comando Araba, encarcelados en Martutene (Gipuzkoa), los dos con cáncer y en prisión desde 1989. Ambos expedientes han pasado ya por la fiscalía y el juez, y en los dos hay informes médicos de la prisión favorables a la excarcelación; uno de ellos, el de López de Luzuriaga, la recomienda directamente. Interior aún no ha contestado la petición del juez de que se pronuncie sobre Biguri Camino, solicitud en sus manos desde hace semanas, y la de López de Luzuriaga aún está pendiente de ser remitida a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

Fuentes del departamento señalan que el padecimiento de un cáncer, por sí mismo, no es motivo suficiente para la liberación, aunque el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, señaló al finalizar un congreso de víctimas del terrorismo en Madrid hace dos semanas que se tendrán muy en cuenta los informes médicos a la hora de tomar una decisión.

En linea con la flexibilización de la política penitenciaria que defiende el Gobierno vasco, la portavoz, Idoia Mendia, ha acogido como "una buena noticia" el traslado de Gogorza y se ha congratulado de la aplicación del reglamento penitenciario en el sentido de que los internos que padecen enfermedades graves cumplan sus condenas "en las mejores condiciones psíquicas y físicas posibles", informa Isabel C. Martínez. Mendia ha señalado que el traslado, e incluso las libertades para los reclusos enfermos y el acercamiento a cárceles más próximas al País Vasco de los que cumplan los requisitos para ello, son los dos ejes de los cambios que el lehendakari, Patxi López, trasladó al presidente del Gobierno y que se pueden, a su juicio, abordar ya. El Gobierno vasco no fue informado con antelación de este primer traslado, ha indicado.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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