La izquierda abocada a gobernar por incomparecencia de la derecha
UPyD en Asturias puede encontrarse con la única papeleta del PSOE El PP empieza a considerar que es mejor estar en la oposición que ser “fagocitado” por Cascos
¿Quién asume el coste de que no haya gobierno en Asturias y la comunidad continúe paralizada? Esta es la pregunta que en los próximos días tendrán que responderse las fuerzas políticas del Principado ante una sociedad a la espera de que se forme una mayoría estable. Una vez celebrada la primera ronda de todos con todos, de manera bilateral, sobresale como la primera de las conclusiones –siempre sujeta a revisión como es norma en política– que el bloque de la derecha, formado por Foro Asturiano Ciudadano (FAC), con 12 escaños, y PP, con diez, presenta las mismas dificultades de entendimiento que durante los pasados diez meses. Si esta falta de sintonía para intentar la formación de Gobierno se mantiene, solo el líder del PSOE asturiano, Javier Fernández, daría el paso de someter su candidatura a la investidura del Gobierno, contando con sus 17 diputados -fue la fuerza política más votada-, los cinco de Izquierda Unida, y la apelación a la conciencia del diputado de UPyD, Ignacio Prendes, para permitir o no la investidura del candidato socialista, sin más compromiso.
La novedad estaría, si no cambia radicalmente el estado de las relaciones entre FAC y PP, presidido ahora por la desconfianza más absoluta, en que el disputado voto del diputado de UPyD no tendría ocasión de ser requerido por los dos bloques sino solo por el de la izquierda. Ese empate a 22 entre la izquierda y la derecha puede no llegar a plasmarse si como apuntan en el PP, tanto en el nivel nacional como en el sector más opuesto al presidente de Foro, Francisco Álvarez–Cascos, acceder a facilitar la presidencia del Gobierno a Cascos podría ser muy perjudicial para el PP a medio y largo plazo. En los sectores del partido más contrarios al pacto se teme que el actual presidente en funciones nada más ser entronizado como jefe del Ejecutivo regional emprendería la tarea de fagocitar al PP, militante a militante, y conseguir su objetivo de que la derecha entera en Asturias quede bajo las siglas de Foro, como en su día consiguió Unión del Pueblo Navarro en la comunidad foral. Desde esta perspectiva, estos sectores tratan de convencer a la dirección nacional del PP de que la opción más constructiva sería quedarse en la oposición y tratar de recuperar espacio y electores durante los próximos cuatro años.
Este no sería el planteamiento de Francisco Álvarez–Cascos que mantiene el intento de convencer a la representante del PP, Mercedes Fernández, de que le apoye para gobernar juntos. Lo cierto es que tras la primera reunión entre ambos ese objetivo estuvo muy lejos de alcanzarse. Interlocutores conocedores de lo que ocurrió en ese encuentro señalan que incluso el lenguaje corporal y gestual denotó distanciamiento y desconfianza.”No se miraban”, señalan estas fuentes.
Aunque Cascos no tirara la toalla y, por tanto, continuará el cortejo al diputado de UPyD, lo posible ahora mismo es que Javier Fernández del PSOE, que sí tiene en su mano el voto de 22 diputados y necesita el 23 para salir investido, presente su candidatura a la investidura para la presidencia del Principado. Ante esta realidad es la que tendrá que responder Ignacio Prendes del partido de Rosa Díez. Ya le han dicho que no a su propuesta inicial de que se pusieran de acuerdo PSOE y PP para formar un gobierno de concentración. A pesar de los graves problemas económicos de Asturias, Javier Fernández y Mercedes Fernández, han descartado esa opción.
Hay que pasar a otro estadio y el representante del partido de Rosa Díez lo sabe. Puede discutir de programa, puede poner alguna condición o simplemente permitir que la única opción de gobierno que puede presentarse, PSOE e IU, lo intente. Siempre, en el caso de que se confirme que Cascos no puede contar con los diez votos del PP. Hay coincidencia en la izquierda y en la derecha que la sociedad asturiana prima en este momento la necesidad de tener un gobierno estable sobre la ideología y, por tanto, castigaría a quien facilitara la continuación del bloqueo después de haber sido llamada a las urnas dos veces en diez meses. La izquierda quiere convencer a UPyD que si se limita a permitir la investidura de un socialista no tendrá coste. Esa papeleta la tienen PP y Foro ante el electorado de la derecha, ya que ambos tratarán de endosar al otro el coste del desacuerdo, si finalmente se consuma.
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