Ferraz : “¡A gobernar; intentadlo!”
Rubalcaba ha rehecho su relación con Griñán y tiene una estrecha amistad con Javier Fernández La dirección federal deja a los dos candidatos la negociación y la decisión sobre pactos
¿Y qué dice Ferraz el día después de las elecciones en Andalucía y Asturias? Pues en esta ocasión la dirección del PSOE, y singularmente su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, dice lo mismo que José Antonio Griñán, presidente en funciones de la Junta de Andalucía, y que Javier Fernández, secretario general de los socialistas asturianos, que ha sido la fuerza más votada en estos comicios en el Principado. Ni un atisbo, por tanto, de tensión entre la dirección federal y ambas federaciones; las tres están de acuerdo. Tanto Griñán como Fernández, aunque parten de situaciones diferentes, van a intentar formar gobierno y esa es también la aspiración de Rubalcaba: “¡A gobernar, intentadlo!”.
Este es el broche de las conversaciones entre el líder del PSOE y los dos candidatos a decir de personas del entorno de los políticos regionales. En Madrid se asegura que nada tiene que hacer Ferraz, salvo apoyar, porque los dos candidatos “saben muy bien lo que tienen que hacer”. Ellos llevarán las negociaciones y ellos tomarán la última decisión.
Fue una apuesta arriesgada pero no se arrepiente. El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, hizo abstracción del apoyo que José Antonio Griñán había dado a Carme Chacón en el último congreso del partido y decidió que de ese cónclave, caracterizado por el enfrentamiento, saldría con Griñan -líder del PSOE andaluz y, sobre todo, candidato electoral a la presidencia de la Junta- del brazo y en su equipo. Nada menos que como presidente del PSOE. Las ganas de restañar heridas fueron mutuas porque el político andaluz aceptó de inmediato.
Desde ese 22 de enero la relación no ha hecho más que estrecharse hasta el punto que parecen haber olvidado que estuvieron en bandos diferentes. Lo mismo ha ocurrido con la número dos del PSOE, Elena Valenciano, que en estas pocas semanas ha establecido una relación muy fluida con Griñán.
Las ganas de olvidar el pasado se han puesto en evidencia durante la campaña electoral en la que Rubalcaba ha estado muy presente y, sobre todo, han acompañado al candidato en los actos más relevantes y emblemáticos, como son los de cierre de campaña. Ambos unieron su suerte.
Todo apuntaba a una mayoría absoluta del PP y, por tanto, no se veía opción de gobernar. Aún así Rubalcaba quiso compartir la derrota o la victoria. Y, Griñán quiso esa compañía. “Las relaciones personas y políticas se recomponen con victorias y Alfredo jugó a eso”, señalan en su entorno. ¿Y Si el PP hubiera sacado mayoría absoluta? También en ese caso habría estado ahí, puesto que Ferraz nunca puede estar enfrentado al PSOE de Andalucía, “gane o pierda las elecciones”, explican en la ejecutiva federal.
Ahora, en esta situación en la que Griñán tiene que llevar a cabo una negociación delicada con Izquierda Unida, su autonomía es absoluta con respecto a Ferraz porque “la confianza es absoluta”, señalan en la dirección federal. La misma autonomía y confianza la tiene Javier Fernández, líder de los socialistas asturianos. Éste se declaró partidario de Rubalcaba desde el primer momento por lo que nada hay que recomponer. La relación es muy buena y en la dirección federal resaltan las cualidades de Fernández para intentar gobernar con Izquierda Unida, dentro o fuera del Gobierno.
“Es fiable y flexible; dos características fundamentales para alcanzar mayorías parlamentarias”, señalan fuentes socialistas asturianas. En 2008 recompuso con IU el pacto que se había roto en la legislatura anterior. Rubalcaba ya sabe que este martes Javier Fernández invocará su condición de fuerza política más votada para empezar la ronda de negociaciones con todas las fuerzas políticas. Lo hará antes de que se escrute el voto del exterior y que abriría la posibilidad de que un escaño de Foro vaya a los socialistas, con lo que el bloque de la derecha y la izquierda empatarían a 22 votos.
Esa hipótesis, no obstante, cada vez la esgrimen los socialistas con menos convicción. Los socialistas asturianos confían, más que en ese escaño que viniera del voto exterior, en que Mercedes Fernández, la candidata del PP, no sea capaz de convencer a su partido de que tiene que elevar a Francisco Álvarez-Cascos a la presidencia. Todo muy en el aire. Pero por intentarlo no quedará.
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