El copago coloca a Arenas a la defensiva en el ecuador electoral
El líder popular dice que “en principio” no cree en cobrar una tasa por receta
Javier Arenas sufrió este jueves una ahogadilla en su plácido nado boca arriba de su cuarta campaña electoral como candidato. El cobro de un euro por receta médica aprobado en Cataluña con la venia del PP catalán le ha puesto por primera vez, en el ecuador de la campaña, a la defensiva. Sus promesas de reformas inconcretas, de pactos a doquier, de denuncias de corrupción que afectan a los socialistas toparon con su compañera de partido y ministra de Sanidad, Ana Mato, que habló de introducir “mecanismos de racionalidad” en el gasto sanitario, y con el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, quien apostó por el copago farmacéutico en función de la renta.
Mariano Rajoy peregrinó durante su campaña electoral en formato estatuario y con contumaz imprecisión y Arenas pretende lo mismo. Pero para lograrlo, necesita que el Gobierno de Rajoy no le perturbe y aplace las medidas todavía más duras hasta después de las elecciones andaluzas del 25 de marzo. Sin embargo, hay fugas incontrolables de lo que se avecina y una de ellas es la de la financiación de la sanidad.
A Arenas le molestó que le preguntaran este lunes y también el miércoles por esta cuestión, pero siguió sin contestar: “En principio no creo en el copago”, dijo desde Viator (Almería). También volvió a insistir en un “pacto sociosanitario” pero ya no de ámbito andaluz, sino estatal para el conjunto de la sanidad española. Este acuerdo propuesto por el dirigente popular no es nuevo. Cuando Rajoy aseguró en noviembre que la Ley de Dependencia era inviable, ya Arenas se apresuró a pedir “un pacto sociosanitario” que afectara “a todos”.
La ambigüedad de su respuesta no contentó al resto de los partidos. “Que responda sí o no”, le apremió la candidata andalucista Pilar González, que hace campaña a la intemperie pero conectada a las redes sociales con su teléfono móvil. Pero sobre todo no conformó a su principal rival, José Antonio Griñán. “¿Está de acuerdo con que el Gobierno de España ponga el copago en los medicamentos?”, inquirió el candidato socialista desde Motril (Granada).
Los socialistas andaluces están muy cómodos en este debate. Es ahí donde han querido llevar al PP desde el mismo día en que este partido ganó las elecciones generales del 20 de noviembre. Esa fue una de las razones que guió a Griñán a arriesgarse y convocar las elecciones autonómicas después de las generales. “Arenas nos dice que no va poner el copago, pero allí donde pueden ponerlo o donde gobiernan lo hacen”, insistió.
Este mensaje, además, no solo tiene dimensión regional, sino que da aire a los socialistas del resto de las comunidades donde ejercen desde hace ya tiempo la oposición al PP. El líder federal del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se sumó a él y también los dirigentes de Asturias —donde se celebran elecciones autonómicas también el día 25—, Castilla-La Mancha, Valencia y la Comunidad de Madrid.
Es decir, Griñán, que en todos los mítines proclama que Andalucía tiene la mejor sanidad de Europa, no está solo en su cruzada contra el copago sanitario y en el contraste entre un modelo y otro.
La apuesta del PSOE para contener el gasto en sanidad, una partida que supone el 31% del gasto no financiero del Presupuesto de la Junta de Andalucía, pasa desde hace 10 años por la prescripción por principio activo o la receta electrónica. Eso le ha permitido ahorrar en los últimos 10 años unos 1.000 millones de euros.
El siguiente paso en este camino es el de la subasta de los principios activos más consumidos, una medida que el PP se plantea recurrir ante el Tribunal Constitucional.
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