Así se ganan más de mil euros
Los universitarios rebasan con más facilidad las barreras del mileurismo y la temporalidad Ingenierías, médicos y licenciados en Administración de Empresas son los de mayor éxito
Son los triunfadores. Los jóvenes que están consiguiendo lidiar la crisis con sueldos superiores a 1.000 euros. A veces, de 2.000 euros. Desde luego, no son los que más abundan en España. Aunque tampoco son una excepción. Algunos se consideran afortunados en un país en el que el paro supera el 45% para los mayores de 20 y menores de 30 años y otros simplemente opinan que es lo que se merecen tras haber cursado sus estudios. Y es que, entre los universitarios, el paro es de un 20%, y hay determinadas profesiones, como las relacionadas con las ingenierías, la salud, las ciencias y la educación en las que se reduce casi a la mitad. “Los niveles retributivos están muy condicionados por el sector de actividad”, señala María José Martín, directora de gestión de talento de Manpower.
Elegir bien la carrera es una de las claves del éxito para aquellos que pretenden rebasar la barrera del mileurismo al inicio de su carrera o de quienes no están dispuestos a conocerla nunca. Eso es lo que dicen los ingenieros, que son los profesionales más demandados del mercado actualmente. Copan seis de las 10 ofertas de trabajo más abundantes en el mercado laboral, según Adecco. Aunque eso no quiere decir, aseguraba hace unos días Engracia Hidalgo, secretaria de Estado de Empleo, que no haya paro entre los ingenieros. España está firmando acuerdos con Alemania precisamente para evitarlo, añadía.
El paro de universitarios de 20 a 30 años se reduce del 45% al 20%
Ramón Ares, Javier Panizo y Ricardo Gómez son ingenieros industriales. Compañeros de promoción en la universidad pública y la privada, a sus 26 y 27 años ganan salarios de entre 1.500 y 2.000 euros mensuales. Todos han pasado por contratos de prácticas o de becarios, pero ni les costó colocarse ni tardaron en hacerse con un contrato indefinido. El sueño de todo joven formado. Llevan entre uno y tres años trabajando y esa es la razón de su diferencia retributiva.
“Desde el primer momento he tenido un sueldo por encima de los 24.000 euros brutos anuales con el que comenzamos a trabajar los ingenieros”, señala Javier Panizo, que después de tres años en Eon ha conseguido ascender en su organigrama y ser una joven promesa en la eléctrica. La compañía le está financiando un máster superior en negocio energético con el que espera seguir progresando. Tal y como le ha sucedido a Javier, un lector de EL PAÍS que nos escribió contando su caso. Javier tiene 28 años de edad y, según afirma en su carta, al salir de su posgrado ha recibido y aceptado una oferta de trabajo con una retribución anual de 70.000 euros anuales.
Los ingenieros copan seis de los diez perfiles de mayor demanda
Por ahora, los tres amigos residen con sus padres en Madrid y la emancipación aún no la ven del todo próxima, al fin y al cabo, su sueldo les permite vivir holgadamente e incluso ahorrar 500 euros mensuales, indica Ramón Ares. La crisis no ha reducido sus expectativas de futuro. Los tres confían en ascender. “Hemos tenido mucha suerte los ingenieros industriales. Los compañeros de promoción encontramos trabajos fijos y, aunque el despido ahora valga menos, y la crisis nos cree menos oportunidades”, dice Ricardo Gómez, “no me veo dentro de tres años cobrando lo mismo que ahora”. Tanto Ricardo como Ramón han recalado en el mundo de la consultoría, el primero en la joven Nfoque y el otro en la mucho más grande Altran.
No comparte esta teoría su amigo ingeniero, en este caso de Caminos y Puertos, Pablo Cuesta. Con un currículo más que brillante y pese a cobrar un salario similar al de sus colegas (más de 1.500 euros), se siente estancado en la empresa de ingeniería en la que lleva trabajando dos años y medio y en la que todavía no tiene un contrato indefinido sino uno eventual por circunstancias de la producción. “Es un agravio respecto a los compañeros y no me da estabilidad, no puedo prosperar”, protesta.
Pablo esperaba haber superado ya los 40.000 euros anuales brutos de retribución, el salario de muchos de sus compañeros de facultad. “En mi empresa no veo oportunidades. Sé que mientras tengan proyectos no me van a despedir, pero creo que voy a ponerme a buscar otra cosa, quizás en el extranjero”, dice aun asumiendo que para la vida que lleva de soltero independiente (paga 400 euros de alquiler y algo menos de gastos fijos), su sueldo le va bien. Pero quiere ganar más para comprarse una casa. “La crisis hace que lo vea más lejos”, si al acabar la carrera en 2009 pensaba que su techo estaba en 70.000 euros anuales, hoy lo ve en 50.000.
Según Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco e investigadora de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), “el factor que más afecta para que un joven pierda su empleo actualmente, más allá de su nivel educativo, es el que tenga o no un contrato temporal. La temporalidad afecta menos a los más formados, por lo que tienen menor riesgo de perder sus puestos de trabajo. Los más educados consiguen traspasar antes la barrera de la precariedad”. Aunque no vale cualquier tipo de estudio universitario, matiza, es importante haber estudiado lo que el mercado demanda, es decir, perfiles técnicos que empiezan ganando poco en sus trabajos, pero aumentan rápidamente de salario a medida que acumulan tiempo en la empresa, explica De la Rica; quien diferencia entre hombres y mujeres (con una proyección más plana) y entre grandes y pequeñas empresas (en las que la progresión es más lenta).
Los perfiles técnicos más reclamados por las empresas son los de los ingenieros, Adecco asegura que los quieren para cubrir puestos de ingenieros de Telecomunicaciones, de ingenieros de calidad, de producción o de producto, para ejercer de consultores SAP o responsables de compras y técnicos comerciales.
Las empresas reclaman expertos comerciales para cualquier área
Dos carreras más brillan con luz propia en el ranking de Adecco sobre los puestos más solicitados de 2012. La medicina, desde la que se puede optar a empleos pagados con más de 1.000 euros en España y en el extranjero; y la administración y dirección de empresas, ya con menos lustre que en años anteriores.
María es desde el pasado mes de mayo médico residente en el hospital Gregorio Marañón de Madrid. A sus 24 años tiene 1.100 euros de sueldo base que llegan a 1.500 con las cuatro guardias mensuales que le toca trabajar. Cuenta con más de tres años de contrato por delante y ya está buscando piso en alquiler para independizarse junto a su novio, nimileurista. ¿Qué les diferencia? Según María, que ella ha hecho una carrera en la que, “si trabajas duro, consigues un contrato fijo. Hay demanda de médicos” y eso es lo que le ha permitido que sus expectativas de futuro no cambien por la crisis. “Creo que tendré trabajos bien pagados”, opina.
No piensa lo mismo Andrea. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas, pasó año y medio como becaria en dos empresas y, tras finalizar su máster en Icade, volvió a ser becaria en la consultora en la que lleva trabajando dos años, ya como indefinida. “El máster me abrió las puertas”, afirma. Sin embargo, la joven no se considera afortunada por superar la barrera de mileurista a los 25 años. “Laboralmente veo mal el futuro. Y eso que, al estar trabajando, tengo más oportunidades”, señala con la convicción de que “si no estuviéramos en crisis, ganaría más de 30.000 euros anuales”.
Algunos profesionales prefieren probar suerte en el extranjero
En el sector financiero y en la gestión de cobros es donde las empresas de trabajo temporal consultadas consideran que el perfil de Andrea tiene más salidas. Son, junto a los anteriormente mencionados, los profesionales más demandados en un mercado de trabajo en el que las ofertas llegan a cuentagotas. Y en el que también cotizan por encima de los 1.000 euros los expertos en nuevas tecnologías y redes sociales y, sobre todo, los comerciales para todo tipo de sectores y empresas. Sus posibilidades de encontrar empleo, eso sí, prácticamente se limitan a las grandes ciudades, Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, indica María José Martín, entre otras cosas porque es donde se asientan las empresas de mayor tamaño, las que están contratando en la actualidad.
Cuesta mucho encontrar trabajo, pero incluso en los sectores más afectados por la crisis hay opciones de conseguirlo y superar la barrera del mileurismo. Andrés Ramos es un ejemplo. Hizo Periodismo, una de las profesiones más vapuleadas por la crisis, y a él le ha tocado vivirlo en carne propia. Contratos en prácticas, temporales, desempeo… Ahora lleva dos años trabajando en un medio digital, que el pasado julio le hizo el contrato indefinido con el que abandonó el mileurismo. Trabaja 10 horas y media para ganar 1.700 euros, lo que le ha permitido independizarse. Acaba de alquilar un piso por 700 euros, y ve el futuro con mucha incertidumbre. Piensa que su periódico, como tantos otros, puede desaparecer. Pese a todo, “ahora por lo menos tengo derecho a desempleo”, afirma.
Esa incertidumbre laboral es la que quiso sortear Carlota Guillén tras el descalabro de un sector tan extendido en España como la construcción. La joven arquitecta optó por mudarse a París a buscar oportunidades, algo que recomienda Ignacio Bao, responsable de la firma de cazatalentos Signium International, a todo universitario actualmente en paro. “Hay mucho mundo y muchas oportunidades. Y lo que deben hacer los jóvenes en moverse para hallarlas”, agrega.
“Contar con una nómina
cada día es más difícil”,
dice David Lucha
Carlota no sufre la sequía de proyectos. Ha tenido suerte, confiesa. Trabaja en un estudio de arquitectura con su segundo contrato de seis meses. Gana 1.800 euros mensuales. Aunque todavía no tiene un contrato indefinido, puede que lo consiga en agosto cuando le toca renovar, dice ilusionada, pues su trabajo le gusta. Está convencida de que en Francia tiene más oportunidades que en España, además de acceso a un salario superior. Sin embargo, aspira a montarse su propio estudio de arquitectura en Madrid en el futuro. Está ahorrando para ello pues, pese a que viva independiente, disfruta de un bajo alquiler, bonificado por el Gobierno, que se lo permite.
Y eso es precisamente lo que ya ha hecho David Lucha, de 30 años, para sortear el paro. Convertirse en emprendedor. Trabajó como jefe de obra en una constructora que acabó cerrando por la crisis. Llevaba 10 años y cobraba 3.000 euros mensuales. Por necesidad, dice, “tuve que dar el paso y montar mi propio negocio”. Junto a un socio, ha creado una empresa de reformas, Red Reformas, con la que está muy contento tras un año y medio de funcionamiento.
Eso sí, David trabaja 14 o 15 horas diarias, y cobra entre 1.500 y 1.800 euros mensuales. Nada fijo. “Es muy duro, pero compensa”, dice convencido de que hay que mirar a largo plazo y tener claro que contar con una nómina hoy en día es muy difícil. Él es autónomo.
La formación profesional
cada vez va a cobrar
más relevancia en España
David es independiente desde los 27 años. Vive en Madrid con su novia mileurista y pagan 900 euros de alquiler. Con la crisis, ha cambiado su punto de vista respecto al trabajo: “Tienes que buscar tú tu propio empleo. Salir a la calle y crearlo”. Es uno de esos jóvenes que, pese a sus miedos, se ha vuelto emprendedor y ahora quiere contagiar su espíritu aventurero a otros jóvenes como él a través de su blog.
Pero ganar más de 1.000 euros no es patrimonio de emprendedores y universitarios. Según Susana Sosa, directora de servicio de Adecco Professional, la formación profesional cada vez va a cobrar más relevancia en España, donde hoy los perfiles más buscados por las empresas son los especialistas en radiodiagnóstico, diseñadores de moda, expertos en cultura del ocio y secretarias de dirección. El director de operaciones de la empresa de recursos humanos Ray Human Capital, Javier Rodrigo, suma a los profesionales del cloud computing, el posicionamiento en Internet y los community managers entre los técnicos más demandados (sin ser titulados universitarios) y con retribuciones muy por encima de los 1.000 y 2.000 euros mensuales.
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