Rajoy llama al sacrificio y defiende la reforma laboral como "justa"
La nueva ley, argumenta el presidente, sitúa a España al nivel de otros países de la Unión Europea
“Lo urgente, más que construir, es frenar el deterioro”. Para ello, el Gobierno del PP “ha puesto en marcha en siete semanas más reformas que los socialistas en siete años". El primer discurso de Mariano Rajoy tras su reelección al frente del Partido Popular ha hilado una defensa de la reforma laboral, que, asegura, sitúa a España al nivel de los otros países de la Unión Europea y hasta “acaba con las injusticias”. Pero el jefe del Ejecutivo ha ido más allá, prefigurando un panorama sombrío ante el futuro más próximo: los Presupuestos Generales del Estado. Rajoy ha empezado a dirigirse a los manifestantes y a referirse a las protestas, que en ese momento se estaban produciendo en toda España, llamando al sacrificio colectivo. “Algunos se quejan por medidas duras. Cuando tomamos medidas difíciles, pensamos en quienes peor lo pasan”, se ha justificado.
Las reformas son el instrumento, no el objetivo, ha asegurado el presidente. Y se ponen en marcha "no porque estemos aburridos en los despachos; las hacemos porque creemos que hay que generar las condiciones para crear empleo y que las Administraciones tengan recursos", ha agregado. Rajoy ha pintado un panorama aciago para justificar la actuación del Gobierno: "¿Saben que hay madres solas haciendo milagros? ¿Padres sin empleo desde hace dos años?". "Hay quien protesta”, ha añadido. “Y les decimos a los jóvenes que no saben lo que es perder un empleo porque nunca lo han tenido”.
Lo urgente, más que construir, es frenar el deterioro"
Por lo demás, la clausura del congreso del PP en Sevilla ha sido más bien un estreno de un partido “remozado”, en palabras del presidente del Gobierno, que ha aprovechado el cónclave para lanzar la precampaña andaluza. Pero en los estrenos normales siempre queda la duda: ¿gustará la película? En este caso, los porcentajes de apoyo casi absoluto (un 97%) que ayer confirmaron a Rajoy, y la unanimidad con la que los compromisarios han avalado hoy el nuevo Comité Ejecutivo Nacional dejan claro que, al menos dentro del cine, todos parecen estar contentos.
Lo están, en cualquier caso, unos más que otros, como la secretaria general, Dolores de Cospedal, que concentra ahora todo el poder interno con el vicesecretario Javier Arenas como único freno (“estás en el mejor momento de su carrera”, le ha dicho Rajoy). O Carlos Floriano, ascendido a vicesecretario de Organización y Electoral, por encima de su antiguo jefe, Esteban González Pons.
Primero el candidato a los comicios andaluces del 25 de marzo y después la presidenta de Castiila-La Mancha han aprovechado su intervención para iniciar de hecho la precampaña. “Os voy a contar un secreto a voces”, ha dicho Cospedal. “El PP va a ganar las próximas elecciones en Andalucía”, ha afirmado al principio de un discurso poco apasionado, sin entusiasmo, con muchas referencias a la cita electoral y a la mala herencia de los Gobiernos autónomos del PSOE.
Arenas se ha dirigido, con mucha más intención, al partido y a los electores. “Hoy el PP almacena el depósito de confianza más importante de una fuerza política en los últimos 30 años”, ha razonado para después agregar: “No nos satisfacen las victorias electorales, sino trabajar para transformar la sociedad”. El dirigente popular le ha hablado a su jefe agradeciéndole “haber cogido el miura de la crisis por los cuernos”. “En dos meses han llevado al Gobierno la verdad, la austeridad y las reformas”, ha añadido.
El vicesecretario de política territorial ha reclamado también, como han hecho públicamente casi todos los cargos del partido durante este cónclave, la disolución de ETA. “Todavía estamos esperando que se disuelva y le pida perdón a toda la sociedad española”, ha exigido antes de referirse a las “reformas que”, ha asegurado, llevarán “a una regeneración democrática”.
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