Tarde de desánimo en la agrupación del PSOE de Chamartín

Miércoles, siete y diez de la tarde. La sede de la madrileña agrupación socialista de Chamartín (de unos quinientos afiliados), un modesto local bajo cercano a la calle López de Hoyos, se queda pequeña para acoger al más de medio centenar de militantes que conversa animadamente mientras espera a que empiece la asamblea. Entre el murmullo se escuchan sobre todo comentarios acerca de la noticia del día: el aparato del partido ha prohibido el cara a cara entre los dos aspirantes a secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. A falta de ese debate, las bases de esta histórica agrupación sí tienen ganas de polemizar.

Muchos están de pie, los hay que se han apostado en la escalera que baja al sótano en el que se celebra la reunión, acondicionado con sillas de plástico negro y un pequeño atril con un micrófono. Abundan el pelo cano y las chaquetas de cuero. El orden del día incluye la elección de sus 25 delegados, que en el congresillo regional de la semana próxima elegirán a su vez a los representantes que decidirán el nombre del nuevo líder del PSOE.

Las primeras intervenciones destilan amargura: tras los desastrosos resultados electorales, el ánimo está muy tocado en el militante de a pie. Antes de votar a los delegados, deben discutir si aprueban la gestión que ha hecho la ejecutiva federal de José Luis Rodríguez Zapatero. La mayoría de los que toman la palabra pide un voto negativo: “El partido no ha existido, ha habido una falta total de ideología”, apunta Antonio, con aspecto de jubilado. “Milito desde los 18 años y es la primera vez que voy a votar en contra”, añade. Algunos han distribuido un documento con las razones para decir no. Entre ellas, citan la “política económica contraria a nuestra ideología” o “una modificación de la Constitución de corte liberal sin consultar a la ciudadanía”. A pesar de las críticas, votan a mano alzada y deciden por amplia mayoría refrendar la gestión. “El secretario general [José Luis Rodríguez Zapatero] no puede marcharse sin que le agradezcamos su esfuerzo”, había sugerido uno de los pocos que optó por defender a la ejecutiva. El mensaje cala.

Teófilo Vidal, secretario general de la agrupación y afín al líder del PSM, Tomás Gómez, coge el micrófono para defender la lista de delegados que encabeza. Su “Candidatura por la participación de las bases” compite con la lista alternativa que se ha presentado “de apoyo a Alfredo Pérez Rubalcaba”. Vidal no menciona a Carme Chacón, y gasta unos escasos cinco minutos en pedir el voto. “El partido ha perdido credibilidad, y eso no se gana cambiando caras sino con un proyecto serio”, dice con vehemencia. Tomás Gómez no se ha decantado todavía en público por ninguno de los dos aspirantes, pero es conocida su enemistad con Rubalcaba después de que este se pronunciara en su contra cuando el exalcalde de Parla pugnó con la exministra Trinidad Jiménez, en 2010, por el liderazgo del PSM. Delia Blanco, presidenta de la federación madrileña, firmó el manifiesto Mucho PSOE por hacer. Ella escucha, sin intervenir, sentada en a primera fila.

“No tiene sentido decir que no vamos a hablar de personas hasta que tengamos ideas, necesitamos un liderazgo claro. Nosotros creemos que Rubalcaba es el líder adecuado”, replica Félix Arias, que va como delegado en la lista de apoyo al exvicepresidente del Gobierno. El debate, que no es bronco, acaba pronto.

Toca votar y los militantes deciden rápido qué papeleta meten en la urna. En la fila, uno de ellos reconoce: “Ni siquiera pensamos en Chacón o Rubalcaba, esto va de que el secretario general tenga más cromos que intercambiar por poder en el congreso”.