Báñez: “2012 debe ser el año de la esperanza en el empleo”
Sindicatos y empresarios llegarán a pactos parciales, no a uno global
La peor consecuencia de la crisis y su principal lastre para la recuperación es el paro. Consciente de esto, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, declaró ayer: “2012 debe ser el año de la esperanza en el empleo”. Unas palabras que a tenor de los nubarrones que se ciernen sobre el futuro inmediato de la economía española —el trimestre pasado se contrajo, según el Banco de España— pecan de cierto voluntarismo.
Báñez hizo esta declaración en la toma de posesión de la cúpula del ministerio que dirige desde hace poco más de una semana. Su discurso llegó después de que Tomás Burgos jurara el cargo de secretario de Estado de la Seguridad Social; Engracia Hidalgo, el de secretaria de Estado de Empleo; Juan Pablo Riesgo, el de director de gabinete del Ministerio; y Pedro Llorente, el de subsecretario del departamento. El acto contó con la presencia de la ministra de Fomento, Ana Pastor, y del exministro de Trabajo Juan Carlos Aparicio. También acudió el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
La ministra aprovechó la toma de posesión para hacer un llamamiento al pacto entre los agentes sociales. Pero en la misma frase lanzó una advertencia: “Este es el ministerio del diálogo social y de las reformas para el empleo”.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha advertido reiteradamente a los sindicatos y a los empresarios de que tienen hasta el 7 de enero para llegar a acuerdos sobre una nueva reforma laboral. Si el pacto no llega, el Ejecutivo tomará la iniciativa y legislará según su propio criterio.
Urgidos por el Gobierno, UGT, CCOO, CEOE y Cepyme negocian contrarreloj estas semanas. Fuentes próximas a las conversaciones afirman que hay acuerdos muy cercanos sobre la gestión de las mutuas de accidentes laborales, absentismo y formación. También hay un pacto prácticamente cerrado para trasladar al lunes tres días festivos al año, de tal forma que se acaben con algunos de los tradicionales puentes.
Mucho más lejos están las conversaciones para prorrogar el pacto de moderación salarial firmado a comienzos de 2010. Los sindicatos no están dispuestos a firmar un texto que vaya más allá de 2014. Los empresarios, por su parte, reclaman una evolución de los sueldos “extremadamente moderada”, algo que los representantes de los trabajadores interpretan como una congelación salarial, y que no aceptan. De momento, solo tienen acuerdo en lo que podría ser el preámbulo del pacto en el que se describe la mala situación económica actal.
Y si este acuerdo es difícil, más lo es una entente sobre la reducción del número de contratos temporales o la rebaja del coste del despido. Con este escenario en el corto plazo, lo que apunta son pactos parciales, no un gran acuerdo global que marque al Gobierno unas líneas básicas para una reforma laboral. Así que si Rajoy no cambia de opinión, tendrá que legislar en solitario.
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