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Las víctimas piden al PP que continúe con la misma política de seguridad vial

Entre 2001 y 2010 se redujeron un 55% los fallecidos y heridos de tráfico

Patricia R. Blanco
Pere Navarro (izquierda), Charo González y Juan Antonio Martínez, en el monumento a las víctimas.
Pere Navarro (izquierda), Charo González y Juan Antonio Martínez, en el monumento a las víctimas.

“Tuve el accidente en 1994. Me caí de la moto en una curva por circular a más velocidad de la debida. Llevaba puesto el casco, pero me golpeé la espalda y el impacto me produjo una paraplejia”. Juan Antonio Martínez tenía entonces 24 años. El siniestro ocurrió en una carretera secundaria de Guadalajara. “El pavimento no estaba muy bien, pero la responsabilidad es compartida porque no se podía ir tan rápido”. Circulaba a 60 kilómetros por hora en una curva con la velocidad limitada a 40.

La vida da entonces “un giro de 180 grados”. Así lo vivió Charo González, que también sufrió un accidente de tráfico con 24 años. “Hace ya más de dos décadas”, bromea. Pero recuerda con detalle lo que sucedió aquel día. Su coche volcó en una curva y ella “salió disparada fuera del vehículo” porque no llevaba el cinturón de seguridad.

“Aunque se han eliminado muchas barreras, hay cosas que ya no puedes hacer, como acceder a una farmacia con un escalón a la entrada”, añade Charo, que hoy en día es asesora legal de la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (AESLEME) y da clases de seguridad vial en colegios y autoescuelas. “La recuperación es dura porque te crea una discapacidad importante para el resto de tu vida y tienes que acostumbrarte a lo que eres o no capaz de hacer”, añade Juan Antonio, también profesor de AESLEME.

Con el nivel de siniestralidad de 2001, hoy habría 9.500 muertos más

Entre 2001 y 2010, España ha registrado un descenso acumulado en el número de víctimas mortales y de heridos graves del 55%, según la Dirección General de Tráfico (DGT). Solo en lo que va de año, han muerto 216 personas menos que en 2010. De haberse mantenido los niveles de accidentalidad de 2001, alrededor de 9.500 personas más habrían fallecido al volante.

El número de heridos habría sido aún mayor. El año pasado, 7.642 personas sufrieron heridas graves como consecuencia de un accidente, 10.826 menos que en 2001.

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Las asociaciones de víctimas, que ayer celebraron el Día Mundial de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, reclaman al nuevo Ejecutivo del PP que siga considerando la seguridad vial como una prioridad política para cumplir con los compromisos del Decenio de Acción para la Seguridad Vial, un plan de la ONU para salvar cinco millones de vidas en los próximos 10 años —cada año mueren en el mundo 1,3 millones de personas por siniestro de tráfico—.

Cada año, 400 personas quedan en silla de ruedas por un accidente

“Los que vengan tienen que seguir en la misma línea iniciada por el PSOE”, exige Charo. “Sería un retroceso que quitaran menos puntos del permiso de conducir por las infracciones cometidas, que suprimieran radares o que fueran más permisivos... El nuevo Gobierno no puede bajar la guardia, porque la gente volvería a relajarse y se perdería todo lo que se ha ganado en estos años”, considera la asesora legal de AESLEME.

Juan Antonio Martínez coincide: “Se debería seguir con la misma política, porque se ha visto que es efectiva”. Y alerta contra el populismo: “Si por arreglar que no se pierdan libertades [en alusión a límites de velocidad] se relaja el control, van a empeorar las cifras, que es lo que ha ocurrido en otros países”.

Un alto cargo de la DGT asegura que “todo está muy atado” para que el próximo Gobierno mantenga las mismas políticas de seguridad vial. “La clave ha sido el consenso”, afirma.

Un alto cargo de la DGT asegura que “todo está muy atado”

Pero, ¿está la seguridad vial a salvo de la crisis? “Espero que los recortes no afecten, porque hay otros sitios donde recortar y los accidentes son muy caros para todos”, considera Charo.

Cada año, alrededor de 400 personas sufren lesiones que les obligan a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas como consecuencia de un accidente de tráfico, según datos de AESLEME. “Como las lesiones medulares no tienen cura, el número va aumentando cada año”, apunta Charo.

“El descenso de accidentes ahorra mucho dinero”, dicen las víctimas

Y cada año se incrementa el coste. “El Estado tiene que pagar pensiones a enfermos crónicos, a personas que siempre deben estar atendidas”, enfatiza Juan Antonio, que reflexiona sobre el gasto que supone que un joven, a quien se ha formado, sufra un accidente que le provoque una discapacidad. “Quizás no va a poder trabajar en su vida”, subraya.

“Al final no es solo que los lesionados no puedan trabajar, el Estado tiene que pagar, así que el descenso de muertos y heridos de tráfico también le beneficia porque le ahorra mucho dinero”, subraya Charo.

Pero si los accidentes suponen un gasto para el Estado, también lo son para las víctimas. “No todo el mundo tiene indemnizaciones estupendas”, recuerda Charo, que desde hace más de un año trabaja con las aseguradoras para equiparar las indemnizaciones que se conceden en España con las europeas, que son mucho más altas. Si la causa del siniestro responde a infracciones o delitos de tráfico, como excesos de velocidad o de alcohol, se pierde el derecho a compensación. Juan Antonio avisa a los conductores y alerta sobre la letra pequeña de los seguros: “Generalmente las pólizas, aunque sean a todo riesgo, cubren a los ocupantes del vehículo pero no al conductor”.

Y tras el accidente, los gastos se multiplican. Comienzan con la reforma de la casa: tirar tabiques, abrir las puertas para que pase una silla de ruedas o adaptar los cuartos de baño. “Tú haces la reforma y la pagas, así que tienes que contar con el dinero, y un año después, si presentas las facturas, el Estado te devuelve en torno al 25%, aunque siempre depende del presupuesto que haya ese año para ayudas y del nivel de ingresos”, explica Charo. En otras ocasiones, es necesario cambiar de vivienda, por ejemplo, cuando el piso no está en un bajo y no hay hueco para instalar un ascensor o no es lo suficientemente grande para que quepa la silla.

Pero solo es el principio. “Súmale la adaptación del coche y la silla de ruedas, que son carísimas”. Una silla como la de Juan Antonio cuesta entre 3.000 y 6.000 euros, de los que el Estado aporta 380. “Te dan gratis una que pesa 24 kilos, pero con ella no puedes ser autónomo”, comenta. Y cada cuatro años es necesario cambiarla. “Son tus pies”, dice Charo, y “hay que hacerles la revisión, igual que a los coches”.

Objetivo: cero muertos

"Ahora hay que consolidar lo conseguido y no bajar la guardia, porque si no, los accidentes volverán a subir, como ha ocurrido en Francia". Esta es la principal preocupación que manifiestan, ante el cambio de Gobierno, las tres principales asociaciones estatales de víctimas de tráfico —Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (AESLEME), STOP Accidentes y la Asociación de Prevención de Accidentes de Tráfico (PAT)—. "Casi 3.000 muertos y miles de heridos graves aún son muchos", sostienen, sobre todo "si tenemos en cuenta que los siniestros de tráfico son evitables".

Días antes de las elecciones generales del 20 de noviembre, las tres asociaciones enviaron a los miembros de la Comisión de Seguridad Vial del Congreso una carta con propuestas para alcanzar el objetivo de “cero víctimas”. Entre sus recomendaciones, destaca la ampliación de las penas de cárcel para los delitos de tráfico cuando el siniestro provoque muertos o heridos graves y el cumplimiento íntegro de las mismas.

En el ámbito sanitario, las asociaciones reclaman que los médicos puedan trasladar a la Administración información sobre medicamentos o enfermedades de sus pacientes que sean incompatibles temporal o definitivamente con la conducción, y exigen exámenes oculares para conductores con los permisos A y B cada 10 años, y cada cinco para los mayores de 65 años.

En cuanto a la educación, estiman fundamental revisar el examen de conducir, para que sea más riguroso, y modificar el sistema de convalidación de permisos obtenidos en el extranjero con un nuevo sistema que incluya un número obligatorio de horas de formación.

Para mejorar las carreteras, proponen que la corrección de tramos peligrosos se contrate por procedimientos de urgencia, como en los desastres o catástrofes naturales.

En las ciudades, las asociaciones retoman la propuesta de Tráfico de limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad máxima en las calles de un único carril, una medida que no pudo ponerse en marcha "por falta de tiempo", explican en la DGT.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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