El PSOE busca un cambio sin descartar a Rubalcaba para liderarlo
El comité federal interpreta que el excandidato aspirará a la secretaría general Los barones no proponen candidatos y recalcan la libertad de los militantes
“Tenemos que escuchar el mensaje y hacer una renovación del proyecto, de las ideas, de los equipos y del liderazgo”. Este mensaje, expresado como síntesis por un secretario general territorial, supone el paradigma de los discursos que ayer se pronunciaron en el comité federal del PSOE, reunido para convocar el congreso que sustituirá a José Luis Rodríguez Zapatero y a su ejecutiva y empezar el debate sobre las causas de su hundimiento electoral. Hubo autocrítica, pero moderada; llamadas al cambio, pero sin bandazos, y renovación del liderazgo sin estridencias ni ajuste de cuentas. Pero nada de nombres propios. Tampoco se apuntó al excandidato Alfredo Pérez Rubalcaba como culpable de la debacle: solo agradecimiento por su esfuerzo.
De todas las intervenciones, quizá la más crítica fue la del expresidente de Castilla-La Mancha José María Barreda. “No es una derrota coyuntural, sino larvada desde hace mucho tiempo por las cosas que hemos hecho mal, y no solo se trata de personas, sino también de ideas. La crisis no explica todo lo que nos ha pasado, y el mal de muchos países europeos es consuelo de tontos”.
Hubo autocrítica, pero moderada, y llamadas a un giro, pero sin bandazos
Lo cierto es que este comité federal, celebrado en la etapa de más debilidad del PSOE desde la reanudación de la democracia, transcurrió sin tensión alguna y terminó con el convencimiento de que Alfredo Pérez Rubalcaba aspirará a la secretaría general del PSOE en el 38º congreso que se celebrará los días 2, 3 y 4 de febrero en Sevilla. Pero también hay bastante convencimiento acerca de que la ministra de Defensa, Carme Chacón, dará el paso. Ella asistió a la reunión de la ejecutiva, aunque no intervino, quizá por la tradición asentada de que los miembros de la ejecutiva no toman la palabra, sino que están representados por el secretario general.
En el ambiente quedaron el fondo y la forma de la intervención de Rubalcaba, en la que, queriéndolo o no, rezumaba “claves de secretario general”. Esta impresión se fijó aún más al ser Rubalcaba, y no Zapatero, quien cerró el comité federal para apostillar las razones de la pérdida electoral: la crisis. Antes, el secretario general no había dejado la menor duda al respecto y volvió sobre lo mismo cuando, tras una veintena de intervenciones, tomó la palabra para dar respuesta a quienes veían algo más que la crisis como causa de la desafección de los ciudadanos.
Los miembros del federal reconocen que Zapatero dio muestras del profundo conocimiento que tiene de la economía. Insistió en que tomó las únicas medidas que se podían tomar para que España no resultara intervenida. Para algunos, las medidas habían sido la razón de la desafección del electorado, al ser de corte neoliberal o de derechas. Entre nombres y proyectos, los miembros del comité federal se quedaron ayer en lo segundo.
Nadie apoyó a nadie ayer para este cometido y si el nombre de Rubalcaba se pronunció constantemente fue para alabar y agradecer el esfuerzo y la dedicación que tuvo en la campaña electoral. Tan solo Juan Antonio Barrio de Penagos, representante de Izquierda Socialista, entendió que, tras la derrota, el candidato electoral no debía aspirar a liderar el partido. Pero fue una gota en un océano, porque nadie respondió a alusiones personales. Barreda, por ejemplo, fue claro al decir que no tendrá inconveniente en pronunciarse cuando haya entre quienes elegir. Desde Zapatero hasta Rubalcaba, y después los cuarenta y cinco intervinientes, todos dieron por seguro que este congreso transcurrirá en plena libertad y que los delegados elegirán a quien deseen, sin instrucciones ni mediatizaciones. Todos los secretarios generales consultados reconocieron la absoluta imposibilidad de que puedan influir para imponer al futuro secretario general. Ganará el que los casi mil delegados elijan de manera secreta con su papeleta.
Apartado el debate de los nombres, las causas de la crisis y los porqués de la huida de sus antiguos apoyos fueron el grueso de este comité federal. La senda de la socialdemocracia sin tentaciones a la derecha fue la más defendida.
El excandidato defendió la validez de su programa en la nueva etapa
Ese camino ya lo había emprendido Rubalcaba en la campaña electoral, y así lo reconocieron algunos miembros del comité. Él lo recordó y también Zapatero. Resultó muy significativo que el candidato defendiera el programa con el que el PSOE concurrió a las elecciones. “Debe ser la base de las líneas maestras del programa y proyecto de la oposición”. Rubalcaba debió de ser consciente de que las intervenciones transcurrían una tras otra sin que recogieran ese guante; es decir, el de la validez del programa electoral con sus propuestas fiscales, laborales, educativas y de toda índole.
Y tomó la palabra de nuevo al final del federal para poner el broche y advertir de que la ponencia marco que iba a elaborarse para el congreso —de obligado cumplimiento— no debía contener formulaciones diferentes a las que acababan de avalar siete millones de españoles.
En los próximos días se comprobará si se utiliza el programa electoral para esta ponencia, pero al menos ayer los intervinientes insistían en la necesidad de “cambio” de proyecto. De entrada, en el programa electoral figuran políticas que no ha llevado a cabo el Gobierno socialista, que Zapatero defendió en su intervención inicial. Las dos veces que el presidente tomó la palabra fue para remachar su convicción absoluta de que los ciudadanos les habían dado la espalda por la crisis económica.
“No ha sido la crisis la causa de la derrota, sino las políticas neoliberales para combatirla”, había dicho Tomás Gómez. “La gente no nos creyó, debíamos haber hecho también política de ingresos”, dijo el secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte.
El lehendakari fue exhaustivo en el listado de “redefiniciones” que requería la situación: “Del modelo político para Europa, para España y para el PSOE”.
La construcción de la alternativa al PP y de un proyecto europeo fueron propuestos por Diego López Garrido, en tanto que atribuyó la derrota a problemas de comunicación y a la “insuficiencia de la solidaridad fiscal”. El programa de Rubalcaba contenía fuertes rectificaciones en ese terreno, pero ya fue tarde.
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