“Llegar a fin de mes es como jugar al tetris”

Terminar el mes con un presupuesto de mil euros. No es el objetivo de un joven mileurista, sino de un hogar de cinco personas. “Llegar a fin de mes es como jugar al tetris”, dice Elena Parrondo, la madre de una familia de Meco (Madrid) con todos sus miembros activos en paro. A sus 42 años se ha vuelto una experta en cuadrar facturas y recortar gastos para que encajen dentro del presupuesto como si fueran las piezas de colores del juego, y en conseguir cubrir las necesidades del matrimonio y de tres de sus cuatro hijos que viven con ellos.

Esta familia es uno de los 1.425.200 hogares que, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), tiene a todos sus miembros activos en paro. Una cifra que marcó un récord al incrementarse en 57.700 familias en el tercer trimestre de este año.

La casa de Parrondo muestra una de las caras más duras de la crisis. Ella lleva tres años en paro, desde que fue dependienta en una tienda de puertas y marcos. “Solo he encontrado algún trabajo de dos o tres días a través de alguna empresa de trabajo temporal”, señala. En una situación similar se encuentra su marido, José María Álvarez, de 45 años, que está sin trabajo desde hace un año y de cuya prestación provienen los ingresos del hogar. Uno de los hijos medianos, ya independizado, les ayuda económicamente cuando puede.

Para conseguir que las cuentas cuadren, la familia tuvo que dejar de pagar la hipoteca en marzo, porque se llevaba más de la mitad del presupuesto con el que ahora tienen que vivir. Parrondo pero es miembro activo en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).

Desde la plataforma solicitan lo que se conoce como dación en pago, es decir, que la entrega de la vivienda salde la deuda con el banco. Además, piden alquiler social adecuado a las necesidades de las familias.

El desplome de la construcción, una de las causas de esta crisis, fue también una de las razones por las que esta familia se encuentra en la situación actual. Álvarez era maquinista de una empresa que se dedicaba a la construcción y que desarrollaba parte de su negocio gracias a la obra pública. Se derrumbó la construcción, se cerró el grifo y la empresa comenzó con los despidos.

Al problema del paro se une la edad. La recolocación es difícil para aquellos que ya han alcanzado la cuarentena. “El futuro lo veo negro”, dice, pesimista, Parrondo. “Estamos en un grupo de edad complicado. Si tienes 22 años dicen que te falta experiencia, pero si tienes 45 eres demasiado mayor”.

En los últimos meses, el número de hogares con todos sus miembros en paro ha evolucionado al alza. Si a finales de 2007 las familias en esta situación rondaban las 400.000, ahora se han multiplicado por tres. Y, como concluye Parrondo, “lo único que puede mejorar la situación es un trabajo”.