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Los docentes mantienen el pulso contra el Gobierno madrileño

La cuarta jornada de huelga vuelve a ser mayoritaria en los institutos El 60% de los profesores secundó el paro, algo menos que los dos primeros

J. A. Aunión
Manifestación en Madrid contra los recortes en educación de Aguirre
Manifestación en Madrid contra los recortes en educación de AguirreSAMUEL SÁNCHEZ

En la guerra de desgaste desatada entre los profesores madrileños y el Gobierno regional por los recortes en las aulas, los docentes mantuvieron ayer el pulso firme. La cuarta jornada de huelga que vivían los institutos públicos en apenas dos semanas tuvo un seguimiento muy alto, en torno a un 60%, según los cálculos de EL PAÍS tras recabar la información de 36 centros (los sindicatos dijeron el 71%, la Consejería de Educación, el 32%). Sin embargo, fue menor que en las primeras jornadas de paro (más del 66%) y hubo muchas diferencias entre unos institutos y otros.

“Pensábamos que iba a haber menos seguimiento, porque ya ha llegado la nómina y se han aplicado los descuentos de los paros anteriores, pero la gente está muy concienciada”, comentaba un docente en el instituto Ignacio Ellacuría de Alcorcón, al sur de Madrid, donde ayer solo fueron a trabajar ocho de sus 27 profesores. Un día de paro les supone entre 100 y 120 euros menos. Hoy también están llamados a la huelga los 21.000 docentes de ESO, bachillerato y FP de la región (volverán a estarlo el próximo día 20) y se les unen las escuelas oficiales de idiomas.

Mientras las protestas siguen extendiéndose —ha habido paros en Madrid y Galicia, y hoy habrá en Castilla-La Mancha—, los sindicatos advierten que no descartan convocar una huelga en toda España si la política de recortes se contagia a más comunidades. De momento, varios miles de profesores interinos han perdido su trabajo este curso en Madrid, Castilla-La Mancha, Galicia, Navarra y Cataluña por el aumento del horario lectivo de los docentes funcionarios (la parte de su jornada dedicada directamente a dar clases). La queja no es por tener que dar más clases, aseguran los maestros rebelados, sino porque la calidad la escuela pública se verá afectada al perder actividades extraescolares, clases de refuerzo o desdobles. “Se trata de un conflicto social, no laboral; si no fuera así, no habría tanta gente en esta manifestación”, dijo Francisco García, de CC OO, en referencia a las más de 68.000 personas que, según cálculos de El PAÍS, marcharon ayer por el centro de Madrid contra los recortes educativos. Los Gobiernos autónomos en cuestión, por su parte, se niegan a hablar de recortes, insisten en llamarlos ajustes a los que obliga la crisis y aseguran que no afectarán a la calidad.

La Comunidad de Madrid es sin duda el centro de la batalla, con decenas de encierros en los centros y una base de profesores y padres muy movilizados en torno a asambleas. El discurso del Ejecutivo regional es que las motivaciones sindicales son políticas y no educativas. El secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, aconsejó a los sindicatos que “no se cansen”, porque el recorte sigue adelante, y la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, dijo que la huelga es “un ataque enorme a la escuela pública”. “El ataque son las instrucciones de inicio de curso, cuyo daño es irreversible y permanente”, contestó Francisco García.

En Madrid hay más de 230.000 alumnos de secundaria. De momento, a los centros no han llegado quejas de padres por la huelga, sino más bien apoyo, aseguran tanto en el instituto Jaime Vera, en el barrio de Tetuán de la capital, como en el Beatriz Galindo, en el barrio de Salamanca, y en el Rosa Chacel, de Colmenar Viejo, en el noroeste de la región. Dos alumnas de 2º de bachillerato reflexionaban ayer sobre la huelga en la puerta del instituto Juan de la Cierva, también de la capital. “Bien por un lado, mal por otro, porque los profesores tiene derecho a reivindicar, pero también estamos perdiendo clases”, decía una de ellas.

Con información de P. Álvarez, S. España, F. J. Barroso, J. D. Quesada y T. Calleja.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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