“La legalidad no les redime de su pasado”

Patxi López incluyó en su decálogo denominado Un compromiso con la libertad y la convivencia democrática algo más que su reflexión sobre un futuro del País Vasco en paz. Tras admitir que “algo ha cambiado en Euskadi, aunque nos cueste aún ponerle nombre”, reconoció que “hoy estamos viviendo un nuevo tiempo en el que se ha dejado atrás el poder de condicionar la vida ciudadana que ETA ha tenido durante tantos años”.

Para él, “la fortaleza del Estado de Derecho y la firmeza en los valores democráticos” ha permitido “terminar para siempre con esa alianza cruel y terrible entre asesinos y grupos de ciudadanos que les servían de apoyo”. Este desenlace le permite proclamar que “los demócratas no deben nada al abertzalismo radical” y en esa línea les advierte de que “la legalidad no les redime de su pasado”.

Consciente del sufrimiento vivido, y sobre la necesidad de “recordar a todas las víctimas del terrorismo sin excepción” y donde alude expresamente a “actuaciones ilegales y antidemocráticas”, el lehendakari recuerda que su Gobierno impulsará “la creación del Instituto de la Memoria y la Tolerancia y que en 2012 celebrará el Año Internacional de la Paz, la Libertad y las Culturas”.

Pero esta mirada hacia el futuro solo comenzará a partir de la disolución de ETA. Es por ello que pide a los presos que “recuperen su propia voz y den nuevos pasos para acelerar el final definitivo del terrorismo en Euskadi” y que la banda se disuelva “sin contrapartida ni condición”. Es aquí donde a partir del significado del Acuerdo de Gernika, el lehendakari propone “una orientación consensuada, dinámica y flexible” de la política penitenciaria.

Finalmente, López aboga porque “todas las sensibilidades políticas que aceptan el sistema democrático” tengan “un reconocimiento legal”, en un claro guiño al futuro de Sortu en el Tribunal Constitucional.