La UIMP rinde homenaje a Ernest Lluch
Políticos e intelectuales recuerdan el legado del profesor y exministro asesinado por ETA
“Un hombre especial. Un hombre diferente”, con estas palabras describió ayer el sobrino de Ernest Lluch, Enric Lluch i Galera, a su tío durante el homenaje en su memoria al que acudieron, además, la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, el vicepresidente de la Fundación Ernest Lluch, Luis María de Puig, y el rector magnífico de la Universidad Internacional Menendez Pelayo (UIMP), Salvador Ordoñez. Acto que recordó la figura de Lluch como profesor, político y ministro de Sanidad entre 1982 y 1986 y cuya vida tuvo un fatal desenlace el 21 de noviembre del año 2000, cuando fue asesinado por la organización terrorista ETA en el parking de su casa en Barcelona.
“Como diputado y ministro dejó huella”, señaló Puig. “Fue un social demócrata que tuvo la enorme suerte de trabajar en el Ministerio de Sanidad para crear el estado de bienestar. En su labor, como ministro, consiguió la gesta de conseguir la universalización de la sanidad pública en España, Ley que celebró, hace unos meses, sus 25 años de vida. “Además tuvo la posibilidad de luchar contra la droga y atender a los enfermos con VIH, labores que justifican con creces su paso por el Ministerio”, subrayó Puig. Leire Pajín destacó el papel de Ernest Lluch en la implantación del Sistema Nacional de Salud con el que contamos, todavía hoy, en España: “Gracias al cual se pueden realizar 58.000 urgencias o 110.000 asistencias no programadas al día en España. Y todo, gracias a Lluch y a su ley general de Sanidad que garantiza la salud para todos. Cuyo modelo es admirado por los países de nuestro entorno y que sin duda ha marcado un hito”.
Pajín leyó, durante el acto, unas palabras que Ernest Lluch escribió en 1993, de las que dijo sentirse inspirada: “Estamos en un camino relativamente afectado que va a ser puesto a prueba debido a la crisis económica y a la caída de intereses presupuestarios y que cuando ésta se haga insoportable tendremos que recordar que tenemos una sanidad imposible de recortar”. Pajín aseguró que como ministra iba a ser responsable con la herencia de Ernest Lluch: “Mejorar la sanidad es el reto al que nos enfrentamos. Hemos de asegurar la situación financiera del sistema nacional de salud siempre en concordancia con la calidad del servicio. En estos días nos enfrentamos a un debate similar al que se enfrentó Lluch, la sanidad no es sostenible y en épocas de crisis hay que asumir su recorte”.
“Lluch luchó en todo momento por la libertad de una tierra que amaba, el País Vasco”, especificó, ayer durante el acto, Ordoñez. Descubrió San Sebastián de la mano de su abuelo, vendiendo tirantes. “Era su sitio para descansar, donde desconectaba de grandes jornadas. Fue entonces tras el flechazo con la ciudad, cuando la definió como un encanto de ciudad donde la gente vivía muy bien”. Fue un hombre comprometido con la libertad, “tanto que le costó la vida”, se lamentó Puig. “Al escribir determinados artículos y declaraciones que le llevaron a la muerte”. Unos meses antes de su asesinato, Lluch publicó un artículo en El Correo en el que exponía su tesis sobre la primera víctima de ETA en la que defendía que no fue Melitón Manzanas sino Begoña Urroz.
“Será siempre recordado como un hombre que luchó contra la dictadura, como un ciudadano ejemplar y así lo queremos seguir mostrando en la fundación que lleva su nombre”, argumentó Puig, vicepresidente de la misma. La organización pretende no ser tan solo el reflejo de una victima del terrorismo: “Sino la razón fundamental de que Lluch merecía que habláramos de su vida tanto como de su bárbara muerte. Decidimos crear dos vertientes de actuación: una dedicada a su vida académica y otra a la política. Una continuidad que creímos fundamental”. De carácter simpático, muchos que tenía el don de llegar a la gente. Hecho que quedo patente, tras la injusticia de su asesinato, en las posteriores manifestaciones que ocurrieron en Barcelona.
Tras diez años desde su fallecimiento toda hoy recogemos sus frutos. Nunca abandonó su papel de profesor en la universidad cuando parecía que su vida política no se lo permitiría. “Como grafómano escribió de su puño y letra cerca de 2000 títulos, de los que 500 fueron textos académicos”, sostuvo Puig. Muchos expertos aseguran que hizo escuela en el pensamiento económico.
Ordoñez clausuró el homenaje agradeciendo a la figura de Ernest Lluch su labor en la UIMP como rector durante seis años: “Nos gustaría pensar que hicimos lo posible para devolverle su generosa entrega, no solo poniendo su nombre al centro de Investigación de Barcelona sino ofreciéndole también un espacio donde pudiera desarrollar con plenitud su voluntad de estudiar y de comprender, y sobre todo, su ejemplar actitud ética ante la vida”.
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