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Chacón pide que se prorrogue la formación europea de militares somalíes

España espera que Francia tome el relevo y aporte el grueso de los instructores en Uganda

Miguel González (enviado especial)

La ministra de Defensa, Carme Chacón, ha concluido hoy en Bihanga (Uganda), donde España ha dirigido durante los últimos 15 meses la misión de la UE para formar militares somalíes, ell periplo por África Occidental que inició en Seychelles y Yibuti. La misión EUTM Somalia es la otra cara de la moneda de la operación Atalanta: si la segunda intenta atajar en alta mar la actuación de los piratas, la primera pretende dotar al Gobierno Federal de Transición de Somalia de una fuerza capaz de imponer el orden en un país sumido en el caos desde hace dos décadas. “Las raíces de la piratería están en tierra, esta misión es crucial para erradicarla”, ha recordado Chacón.

La primera visita de la ministra se ha producido cuando los militares españoles ya están haciendo las maletas: el próximo fin de semana regresarán a España los instructores y el 9 de agosto se pondrá punto final a la misión, una vez concluida la formación de los últimos 895 de los 2.000 militares somalíes que se comprometió a preparar la UE.

Chacón ha pedido que la misión se prorrogue “a la mayor brevedad posible”, pero espera que otro país tome el relevo. Desde que se inició en abril del año pasado, España ha sido el mayor contribuyente, con 38 militares sobre un total de 150, y ahora confía en que Francia asuma esta responsabilidad. El coste total asciende a cinco millones de euros al año.

La selección de los reclutas la realiza el Gobierno somalí, pero Estados Unidos tiene derecho de veto, ya que se encarga de equiparlos, transportarlos y pagarles los salarios, para evitar que, como en otras ocasiones, acaben a las órdenes de algún señor de la guerra local. Hasta ahora, según el coronel español Ricardo González Elul, jefe de la misión de EUTM Somalia, “no hay constancia de que se haya producido ninguna deserción, aunque sí bajas en combate” entre los 891 somalíes que regresaron en febrero a Mogadiscio tras concluir su formación en Uganda. En la capital somalí tuvieron que aplicar de inmediato las tácticas de combate urbano aprendidas en Bihanga para enfrentarse a la milicia Al Shabaab, vinculada a Al Qaeda.

Además de la instrucción básica, que incluye derecho humanitario y protección de mujeres y menores, la cuarta parte de los reclutas recibe formación como oficiales o suboficiales especialistas en desminado, primeros auxilios y transmisiones. Las dificultades son evidentes, ya que muchos son analfabetos y carecen de cualquier noción de disciplina o respeto a la ley. Más de dos centenares fueron descartados por motivos de salud o por dudas sobre su mayoría de edad. “Lo primero y más importante es cambiarles la mentalidad”, reconoce el teniente coronel Rafael Sánchez, jefe del Estado Mayor de EUTM Somalia.

La situación de Somalia, prototipo de Estado fallido, no permite albergar ilusiones. El periodo de transición debía acabar este mes de agosto, pero aún no hay acuerdo sobre los pasos a dar. Aunque la ofensiva lanzada en febrero por las tropas gubernamentales con el apoyo de la misión de la Unión Africana (AMISOM) alivió la presión sobre la capital, la situación en Mogadiscio sigue siendo “inestable y volátil”, según un informe de Naciones Unidas del pasado día 15, y Al Shabaab controla amplias zonas del país. Otras regiones, como Somalilandia o Puntlandia, son independientes de facto.

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Sobre la firma

Miguel González (enviado especial)
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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