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La experiencia del vicepresidente pedagogo

Se le nota a Rubalcaba que fue profesor universitario y ninguno de sus gestos deja entrever que aspire a ser presidente

Anabel Díez
Rubalcaba, en un mitin de la campaña electoral del 22-M
Rubalcaba, en un mitin de la campaña electoral del 22-MEFE

Cuando se apague la campaña por imperativo legal en la medianoche del 20 de mayo, Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente primero del Gobierno, habrá protagonizado una quincena de actos desgranados por toda España; casi uno diario. Ninguno de sus gestos permitiría a un extranjero que no sepa nada del PSOE y de España deducir que este político aspira a ser presidente del Gobierno de España en 2012, si es que su partido le vota en elecciones primarias. Nadie le ha escuchado decir en alto que va a dar ese paso y mucho menos ahora, en campaña electoral.

Así es que el ministro del Interior llega a los mítines con la misma actitud y con el mismo estilo que le caracteriza desde hace casi 25 años. Se le nota su profesión anterior, profesor universitario de Química, por su afán pedagógico, divulgativo, y poco dado a la estridencia. En la comida previa al mitin prepara el discurso.

Tanto en Vigo como en Orense, en Granada, en Madrid, en Toledo… trata de explicar por qué el Gobierno al que pertenece ha tomado las medidas más controvertidas. En todo momento alude e invoca al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el que conversa cada día varias veces y mantiene total sintonía. No habla de él jamás en pasado, sino que se refiere a la labor de Zapatero de cada día y asegura que su función en La Moncloa continuará hasta marzo de 2012. No deja el menor resquicio a la duda de que la legislatura se terminará hasta el final y mucho menos a que el presidente pueda dejar de cumplir con su obligación hasta el último momento.

Los dirigentes regionales y candidatos que le ven en estos actos reconocen que resulta muy atractivo aunque no haga demasiadas concesiones a la demagogia. “Solo lo justo, o incluso a veces se queda corto”, señala un presidente autonómico por ponerle alguna objeción, aunque reconoce que el resultado global es muy efectivo. “Transmite credibilidad y confianza”, aseguran quienes han sido sus anfitriones en esta campaña.

“Somos responsables y el presidente Zapatero el primero, y por eso hacemos lo que es mejor para los españoles porque nuestro enemigo no es el PP, es el paro”. Este tipo de expresiones no faltan en ningún mitin. Las dice en un tono persuasivo para conseguir “la empatía del auditorio”, señala un alcalde que aspira a volver a serlo.

Jamás habla de Zapatero, con el que conversa cada día, en pasado y no deja el menor resquicio a la duda de que la legislatura llegará hasta el final

 En el apartado de ataques al PP no sube el tono sino que muestra una especie de estupor, o de indignación, para tratar de convencer sobre que los populares cometen una gran injusticia al hacer lo que hacen. “¿Por qué Rajoy no corrige las barbaridades que dice Aznar sobre la política antiterrorista del Gobierno y por qué no corrige al PP cuando dice esas atrocidades sobre la inmigración?”. Se lo autopregunta en un tono doliente, que logra de inmediato los aplausos de sus auditorios, que suelen estar a reventar.

Todos los candidatos han apreciado que Rubalcaba tiene mucho tirón pero en su entorno siempre aclaran que “lo ha tenido siempre”, entre otras razones porque lleva muchos mítines en el partido, en muchas circunscripciones. Estas precisiones saltan como un resorte a la menor insinuación de que Rubalcaba puede estar en unos días en otra campaña, en la de primarias. Él se enfada, y mucho, cuando se le menciona esa posible circunstancia. Defiende que su dedicación se vuelca en apoyar a los candidatos de su partido para que obtengan el mejor resultado posible.

Tampoco quiere bromas. Aceptó la sugerencia de un asesor para contestar en el Parlamento a un diputado del PP con la alusión a la canción de Amaral de Sin ti no soy nada que luego se convirtió por unos días en una especie de himno entre la militancia que le recibía alborozada. Pero frenó esa vía. Y también los gritos de “¡presidente, presidente, presidente¡”, que le corearon en varios mítines, incluso este martes en Vigo. Lo hace por la vía expeditiva: “Aquí estamos a lo nuestro, y lo nuestro es que gane Abel Caballero”, el candidato a la alcaldía.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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