‘Podcast’ | Madrid Nuevo Norte: el barrio pierde ante la ‘city’ financiera

Madrid es una ciudad con mucha personalidad pero a la que le falta un símbolo que la identifique como capital, como la manzana de Nueva York o la Torre Eiffel de París. Quizás, y solo quizás, una de las imágenes que se nos puede venir a la mente sea la de los rascacielos que se avistan desde la distancia cuando uno llega en coche, en tren o en avión. Alrededor de esa zona, comenzó a gestarse hace más de tres décadas una megaoperación urbanística para crear un gran centro de negocios: la operación Chamartín, rebautizada como Madrid Nuevo Norte. Pero, años después, todavía no se ha puesto la primera piedra por diferentes motivos.

“Hubo dos ocasiones en las que las administraciones estuvieron muy cerca de firmar el acuerdo: una hubo que suspenderla por los atentados del 11M y la otra se llegó a producir pero fue justo a las puertas de la gran recesión, acababa de explotar la burbuja inmobiliaria y nadie estaba por la labor de hacer desarrollos urbanísticos”, explica Jose Luis Aranda, periodista de economía de EL PAÍS. Para muchos vecinos y asociaciones este proyecto es un “pelotazo urbanístico”. Lo recurrieron y consiguieron paralizarlo, hasta ahora. Hace unas semanas, la justicia dio el aval definitivo a la operación Madrid Nuevo Norte en la que, entre otros edificios, se construirá, la torre más alta de Europa.

“Es una operación monstruo que no tiene sentido. Ya no se hacen estas cosas en ningún sitio. Cuando se hicieron fue un pequeño fracaso. Las dos más conocidas, que se ponen de ejemplo, son La Défense, en París, y los Docklands, en Londres. Pero las dos quebraron a mitad de obra y el estado tuvo que meter dinero, como cuando aquí quebraron los bancos”, dice Félix Arias, urbanista y ex director general de urbanismo de la Comunidad de Madrid entre 1983 y 1991, con quien quedamos para recorrer los barrios y los descampados que en unos años verán trasformado su día a día: “Esto es colonizar el barrio”

La operación busca que Chamartín se convierta en uno de los nuevos centros de Madrid. Un lugar en el que haya vida a todas horas y todos los días del año. Pero, también corre el riesgo de convertirse en un distrito fantasma lleno de edificios de negocio vacíos. ¿Hacen falta más de 20 torres de oficinas nuevas en Madrid? De acuerdo con un estudio de la consultora EY, hay más de un millón de metros cuadrados sin alquilar en la capital y se calcula que hasta el año 2038 no se podrán ocupar las que ahora mismo están disponibles.

Justo al lado de la que será la nueva zona de negocios está la colonia San Cristóbal, un barrio de “casas baratas” construido durante el franquismo para alojar a los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid. Sus vecinos se quedarán encajonados a ambos lados de su barrio entre rascacielos y verán cómo sus calles se convertirán en la nueva ‘city’ financiera española. La historia de San Cristóbal está marcada por la lucha contra los proyectos faraónicos y la especulación inmobiliaria desde los años ochenta. Es un lugar muy característico: son bloques de casas humildes pero con un aire especial porque están pensadas para habitar en comunidad y sus calles están llenas de historias familiares de migración del campo a la ciudad. Todos los residentes comparten el diagnóstico que hace Eusebio Casado, presidente de la Asociación Familiar San Cristóbal, durante el paseo que se puede escuchar en el pódcast : “Llevamos en un estado de abandono más de 30 años porque como todo gira en torno a la Operación Chamartín, Madrid Nuevo Norte, Crea Madrid… el barrio está totalmente desolado y abandonado”.

A esta altura, el famoso Paseo de la Castellana es una frontera invisible entre ricos y pobres: en el lado de la colonia la renta mediana apenas alcanza los 18.000 euros, mientras que del lado del complejo de las Cuatro Torres, que ya llevan años allí, se duplica. Todos los vecinos recuerdan la mala experiencia de cuando construyeron los rascacielos con los que conviven enfrente de sus casas desde hace años: “Según iban subiendo les iba desapareciendo el sol y el horizonte. Y una señora decía que le desaparecía la vida”, relata Jorge de Dompablo, un párroco muy peculiar que lleva allí 18 años. “Los que protestaban por la operación eran muchos, porque era su barrio y lo estaban encerrando con estos gigantes, pero se han ido muriendo. No han hecho más que sufrir la espera y el abandono del barrio, pero no han visto, si alguna vez hay algo positivo, ya no lo ven”, sentencia. Las batallas perdidas no le han hecho perder a San Cristóbal ni un ápice del orgullo de barrio que allí sienten: “Yo no vivo al lado de las torres. Las torres están a mi lado”. Esta es la historia de su pasado y de su presente. El futuro, solo lo escribirán ellos.

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