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“Que todo el mundo sepa que estamos en el infierno”

Casi cien mil niños permanecen en instituciones residenciales y orfanatos de Ucrania con pocas posibilidades de ser evacuados y expuestos a un alto riesgo de violencia y abandono. La directora de Programas de Aldeas Infantiles en el país describe aquí los esfuerzos titánicos que se están realizando para protegerlos

Niñas ucranias refugiadas
Dos niñas ucranias juegan con un móvil en un centro comercial polaco, donde junto a otros compatriotas desplazados, son atendidos y asesorados tras pasar la frontera, el 4 de marzo en Mlyny, Polonia.Manuel Lorenzo (EFE)

Alrededor de cuatro millones de niños y niñas viven en regiones que se han convertido en zonas de riesgo en Ucrania desde que comenzó la invasión de Rusia. Dentro de estos territorios, en torno a 1,5 millones de menores de edad se encuentran en puntos críticos, es decir, ciudades y pueblos bloqueados en este momento como Irpin, Mariupol, Bucha, Hostomel, Stanytsia Luhanska, Sievierodonetsk, Starobilsk, Popasna y otros.

Algunas instituciones residenciales de las provincias de Luhansk y Donetsk lograron evacuar a los niños y niñas al oeste de Ucrania, pero actualmente estamos encontrando grandes problemas con estas labores en las regiones de Zaporizhia, Járkov, Mykolaiv, Sumy, Kherson, Zhytomyr y Chernihiv. No hay estadísticas exactas, ya que todos los días aparecen nuevos puntos de acceso.

Desde Aldeas Infantiles SOS supervisamos constantemente la situación de los menores de edad en instituciones residenciales en estas zonas. Solo el sábado, logramos reubicar a unos 150 pequeños de entre cero y tres años de cuatro hogares para bebés en Járkov. El personal de estos centros no quería irse, y sin ellos la evacuación de los internos es ilegal. Estuvimos persuadiéndolos durante tres días y finalmente lo logramos.

Las personas en el terreno que están apoyando las evacuaciones están arriesgando sus propias vidas porque, en zonas de conflicto, estas a menudo se producen durante los tiroteos. Hubo casos en los que estos se iniciaron exactamente en el momento de comenzarlas.

Tienes que elegir entre riesgos. Por un lado, te arriesgas a quedar aislado en un pueblo o una ciudad que está totalmente bloqueada y sin electricidad, sin acceso a medicamentos, sin calefacción. Por otro, corres el riesgo de salir de allí sabiendo que pueden iniciarse los disparos y es posible que no salgas con vida.

Sabemos de un hogar para bebés con alrededor de 50 niños y niñas en Vorzel, cerca de Kiev, que ha estado incomunicado durante unos cinco días. Nadie sabe lo que está pasando allí. Nadie tiene acceso. Solíamos tener contacto con los voluntarios y el director, pero ahora no es posible. Carecen de conexión telefónica y el acceso físico está bloqueado. A través de nuestra red y junto con el Comisionado de los Derechos del Niño tratamos de monitorear la situación.

Una madre coge en brazos a su bebé recién nacido en el sótano de un hospital de maternidad, usado ahora como refugio antiaéreo, durante una alarma de ataque aéreo, el 2 de marzo en Kiev, Ucrania.
Una madre coge en brazos a su bebé recién nacido en el sótano de un hospital de maternidad, usado ahora como refugio antiaéreo, durante una alarma de ataque aéreo, el 2 de marzo en Kiev, Ucrania.ROMAN PILIPEY (EFE)

Además de mi trabajo en Aldeas Infantiles SOS en Ucrania, durante los últimos seis años he estado al frente de la Red Ucraniana de Derechos del Niño, que reúne a 27 organizaciones de protección que en este momento coordinan sus esfuerzos a nivel nacional para salvar y proteger a la infancia de nuestro país.

Escribí una carta al Comité de los Derechos del Niño de la ONU preguntando sobre la apertura de un corredor humanitario, una acción facilitada por nuestros colegas de incidencia política. Llamaron a todas las puertas para que el Comité discutiera este tema.

Se están negociando corredores humanitarios entre el gobierno de Ucrania y la Federación Rusa. Informalmente, hay un acuerdo para ponerlos en funcionamiento, pero en la práctica no funcionan. Hubo un intento desde Mariupol y nadie logró salir. Las fuerzas rusas abren fuego contra autobuses llenos de gente o sobre personas que caminan mientras huyen. Todo esto está sucediendo bajo el fuego. La realidad es que no existe un corredor humanitario.

Entonces, las personas se van solas llevándose solo lo que pueden cargar. Los soldados ucranianos les ayudan a cargar niños y niñas, o mujeres, o a aquellos que no pueden moverse.

El domingo pasado, una familia con dos hijos murió durante la evacuación en Irpin. Estaban a punto de cruzar un puente, donde los soldados ucranianos ayudaban a la gente. En ese momento, se abrió fuego. Dos niños muertos. Así es como va la evacuación.

Cientos de niños en sótanos fríos y sin comida

Hay riesgo de morir no solamente por las balas, sino también por el hambre y la congelación. Esta es justamente la razón por la que necesitamos urgentemente corredores humanitarios funcionales. La gente se esconde en sótanos fríos y ya hay muchos con cientos de menores en su interior. En el que yo estaba teníamos agua y pan, pero ahora no se puede comprar nada. Las tiendas ya no funcionan en los pueblos y ciudades que están sitiadas. La comida es un problema, no hay calefacción y la temperatura por la noche es de ocho grados bajo cero. No hay electricidad en las ciudades bloqueadas y la gente no puede cargar sus teléfonos. Tampoco podemos utilizar generadores porque no queda combustible para hacerlos funcionar.

Hay muchos bebés entre la gente que está en los sótanos. Sus madres no pueden amamantarlos porque ya han empezado a perder la leche, y tampoco pueden darles fórmula para bebés porque no está disponible. Esto significa que corren un grave riesgo de morir de hambre.

Perderlo todo por segunda vez

Tengo dos hijas. La mayor tiene 19 años y ya pasó por esto cuando tenía once y tuvimos que dejar nuestra casa en Donetsk. Para ella, que vuelva a haber una guerra es una gran tragedia. Fue por ella por lo que no salimos de nuestra casa en Irpin hasta hace dos días. Estaba categóricamente en contra de irse. Repetía: “No quiero perder mi casa otra vez, no por segunda vez”.

Varias personas con niños esperan para cruzar el río de Irpin, a 5 de marzo de 2022, en Irpin (Ucrania).
Varias personas con niños esperan para cruzar el río de Irpin, a 5 de marzo de 2022, en Irpin (Ucrania).Diego Herrera (Europa Press)

Mi hija menor tiene dos años y ocho meses. Nos inventamos cuentos de hadas para decirle que el sonido de las bombas son truenos. Ayer, cuando conducíamos hacia el oeste de Ucrania, cada vez que escuchaba el ruido, preguntaba: “¿Qué es este ruido? Eso es disparar, ¿verdad?”

Es demoledor saber que, aunque mis hijas tienen una diferencia de edad de 17 años, ambas ya han pasado por la guerra.

Apoyo psicológico para seguir trabajando

Ahora necesitamos centrarnos en las acciones humanitarias en las áreas donde hay más desplazados internos de las regiones más afectadas de Ucrania. Continuaremos coordinando la reubicación de familias de acogida a lugares más seguros.

Una de nuestras tareas más importantes es apoyar a nuestro personal. Debemos ayudarles a estabilizarse emocionalmente. Necesitan apoyo psicológico para poder seguir trabajando pues, de lo contrario, los perderemos.

La situación es muy incierta. Si piensas en ello, es posible que acabes perdiendo la cabeza, y esa no es la salida. En mi caso, me sumerjo en el trabajo. No me he derrumbado, consigo centrar mi atención en lo que se puede hacer, dónde poner el foco y qué necesitamos. Esta es una forma de autoprotección y ayuda a no volverse loco. Mis colegas hacen lo mismo. Todos estamos meditando sobre cómo ayudar a los niños y niñas y a los compañeros en esta situación. No tiene sentido entrar en pánico porque eso no ayuda. De alguna manera, los terribles eventos que han estado ocurriendo en Ucrania durante años nos prepararon para todo esto.

Quienes trabajamos en el campo del bienestar infantil no necesitamos palancas que fomenten nuestra motivación. No necesitamos impulsores porque ya estamos motivados. Por eso trabajamos en esta área. La misión de Aldeas Infantiles SOS coincide con nuestra misión personal.

Estamos tratando de salvar familias y nos alegra ver cómo funciona. También entendemos claramente que esto no va a mejorar en el corto plazo. Durante mucho tiempo será una situación muy desafiante para todos: para los adultos, para nuestro personal y, sobre todo, para los niños. Las consecuencias de esta guerra pueden durar incluso una década, somos conscientes de ello.

Me gustaría dar las gracias a todos los que apoyan a Ucrania y expresan su solidaridad y a todas las personas que están ayudando. Los niños, las niñas y las familias de Ucrania necesitan su ayuda y apoyo.

Quiero que todos sepan que lo que está pasando aquí, en Ucrania, en Europa, es el infierno. Quiero que todos sepan que estamos en el infierno.

No tuvimos tiempo suficiente

En 2014, cuando comenzó la guerra en el Donbás, logramos reubicar a tiempo a todas las familias de acogida y a los menores que se encontraban en instituciones residenciales.

Cuando se hizo evidente que el país se enfrentaba a una nueva guerra, ya en diciembre del año pasado, desde Aldeas Infantiles SOS y otras organizaciones de infancia, incluida la Red de Derechos del Niño de Ucrania, iniciamos una comunicación activa con el Gobierno solicitando pasos preparatorios. Sin embargo, la experiencia de 2014 y 2015 no se tuvo en cuenta para adoptar medidas. La guerra comenzó de repente y todo cambió rápidamente.

Mapeamos todos los servicios de cuidado alternativo en nueve regiones que consideramos zonas de riesgo en caso de conflicto. Obtuvimos datos sobre el número de niños y niñas que viven en familias de acogida y en instituciones residenciales. Las nueve regiones fueron seleccionadas según criterios que consideramos relevantes, como estar en la frontera con Rusia, por ejemplo.

Compartimos estos datos mapeados con todas las partes interesadas y organismos clave del Ministerio de Asuntos Sociales. Desafortunadamente, el tiempo no fue suficiente porque enviamos la información elnes y la guerra comenzó el jueves por la mañana. Si hubiéramos tenido un poco más de tiempo, se podrían haber dado algunos pasos basados en la información que recopilamos.


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