¿Una España vaciada de jóvenes?

Estas desigualdades son algo que siempre he tenido muy presente. Nací y pasé gran parte de mi infancia en Madrid, que es la segunda ciudad más grande en toda la Unión Europea. También he vivido la mayor parte mi vida en Castilla y León, una de las regiones con menor densidad de población de toda Europa. Cada viaje de ida y vuelta que hago, cruzando una meseta que en algunos tramos tiene visos de paisaje lunar, es una constatación de que la España vacía poco a poco se va convirtiendo en un erial poblacional.

Incluso cuando las divisiones entre el mundo urbano y el rural se tratan a nivel político, se suele hacer sin un enfoque específico en la situación de los niños y de las personas jóvenes. Es la pescadilla que se muerde la cola. Como la tasa de natalidad en los pueblos de España baja y la media de edad sube, son más palpables los problemas de otros grupos de edad más avanzada.

Esta falta de atención a la población joven lleva a su vez a tener cada vez menos escuelas llenas y más columpios vacíos, como sucede en Zamora. Esta provincia española es ahora el lugar en toda la Unión Europea con el menor porcentaje de habitantes por debajo de los 20 años. En el centro de la capital de la provincia, hay una escultura dedicada a la maternidad. Esa estatua de una madre jugando alegremente con su hijo parece hoy una elegía en bronce a tiempos pasados.

La dimensión territorial juega indudablemente un papel muy importante en la política española. Sin embargo, pocas veces se aborda la territorialidad, centrándose en lo que es una de las características más importantes de España: las marcadas diferencias entre zonas urbanas y rurales. El porcentaje de personas menores de edad en riesgo de pobreza o exclusión social es mayor en zonas con menor densidad de población. Mientras que en la Unión Europea es justamente a la inversa: es en las ciudades donde hay un porcentaje un poco más elevado.

Estas desigualdades en los niveles de pobreza están también ligadas al acceso a servicios. En este informe de Eurofound documentamos las diferencias en exclusión social y acceso a servicios por densidad por población. Veamos el ejemplo del acceso a asistencia dental. Es un ejemplo relevante, ya que los servicios de salud bucodental se usan frecuentemente. Además, es probable que el primer contacto con sanidad que todos recordamos de nuestra infancia es la temida primera visita al dentista. Este tipo de asistencia es también un ámbito donde las desigualdades por ingresos en España están muy marcadas. Las diferencias en acceso a asistencia dental entre familias con menores ingresos y los hogares con más ingresos en España, Francia y Portugal son las más altas de la UE.

Nos centramos muchas veces en quién tiene que recibir apoyo, dejando de lado el dónde

Los datos demuestran también que aquí hay enormes disparidades en cuanto a los ingresos de la familia, con brechas más profundas según la densidad de población. Como se aprecia en el gráfico, en las ciudades, los hogares de renta baja tienen un porcentaje de necesidades no atendidas cinco veces más elevado que en el caso de los hogares con renta más alta. En este caso, las diferencias por densidad de población en España corresponden con la tendencia a nivel europeo, pero mucho más marcadas en el caso español.

Las disparidades por densidad de población también pueden estar ligadas al género. Un ejemplo muy claro de esto se observa en las tasas de abandono escolar. España, durante muchos años, ha tenido la tasa de abandono escolar más alta de la UE. El porcentaje de abandono escolar se ha logrado disminuir a lo largo de los años, pero España (13.9%) aún tiene la tasa más alta de la UE después de Rumania (15.6%).

Donde España aún conserva su primer puesto en toda Europa es en las diferencias de género en las tasas de abandono escolar. La tasa masculina fue un 16.5% en 2022, mientras que entre las mujeres fue un 11,2%. Aquí, una vez más, vemos que hay distinciones por densidad de población, donde se manifiestan fuertes diferencias en cuanto al género. Como se puede ver en el siguiente gráfico, en las zonas rurales en España hay casi el doble de abandono escolar entre los hombres que entre las mujeres. A nivel europeo también existen estas disparidades en el mundo rural, pero en menor medida.

En conclusión, cuando se habla de cuestiones territoriales, es importante no olvidar que la geografía incide en la pobreza y la exclusión infantil y en las diferencias de género y de ingresos. Nos centramos muchas veces en quién tiene que recibir apoyo, dejando de lado el dónde. Dejar de lado esta dimensión territorial en las políticas de infancia y juventud, o centrarse tan solo en otros grupos de edad en el desarrollo rural, conlleva el riesgo de crear una España rural vacía de jóvenes. Esta desigualdad territorial es uno de los retos que esperan al nuevo ministerio de Infancia y Juventud.

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