La naturaleza es alta tecnología para la moda
Los materiales regenerativos son una gran oportunidad para hacer del diseño textil una solución basada en la naturaleza, que contribuya a la resiliencia climática, la biodiversidad y la economía local
La vida en la Tierra emergió hace unos 3.600 millones de años, con diversos elementos y formas que viven en un equilibrio dinámico, adaptándose a cambios y coevolucionando. De esta biodiversidad y su interdependencia nace la resiliencia intrínseca de la naturaleza. Olvidar esta visión holística nos ha llevado a disociarnos falsamente del mundo natural y sus límites, mermando nuestra resiliencia y la de los ecosistemas que nos albergan. Los grandes desafíos resultantes amenazan nuestra supervivencia y la de gran parte de la biosfera.
El sector de la moda, la segunda industria que más tierra usa y la quinta en emisiones de gases de efecto invernadero, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, es un caso paradigmático. Por nuestras pantallas hemos visto pasar últimamente los millones de toneladas de residuos textiles depositados en el desierto de Atacama, los largos tentáculos de la ropa que satura las vías fluviales de Kantamanto (Ghana) o los efectos de las fibras sintéticas quemadas en Kenia. A día de hoy, con armarios y vertederos a rebosar, usamos 116 millones de toneladas de materiales textiles anualmente para cubrir nuestras necesidades. Aproximadamente el 65% de estas materias son sintéticas, cuyos microplásticos y microfibras terminan desprendiéndose e invadiendo el medio ambiente y nuestros propios organismos. Esto es el fast fashion, ahora ultra fast fashion, la producción y consumo rápido y masivo de ropa, de prendas que no necesitamos, usamos brevemente y vertemos, generalmente, en países del Sur global.
Es el momento de repensar el sector de la moda, pasando de uno que contamina y enferma a uno que no solo reduce los impactos negativos a su mínima expresión, sino que contribuye a regenerar los sistemas sociales y ambientales dañados
Es el momento de repensar por completo el sector del textil y la moda, pasando de uno que contamina y nos enferma, a uno que no solo reduce los impactos negativos a su mínima expresión, sino que además contribuye a regenerar los sistemas sociales y ambientales dañados, construyendo resiliencia y equidad. Hablamos de materiales naturales como el lino, el cáñamo o la lana producidas de una manera regenerativa, es decir, restaurando la biodiversidad y relocalizando toda la cadena de valor.
Como paso previo, debemos reducir las falsas necesidades creadas en los países del Norte global, consumiendo mucho menos y de forma mucho más responsable, mientras seguimos buscando soluciones circulares para las ingentes cantidades de residuos textiles. Esta es la verdadera moda regenerativa: consumo dentro de los límites planetarios, producción que restaura ecosistemas y economías locales, y economía circular para cerrar el ciclo. Adicionalmente, el sector de la moda tiene la especial capacidad de atraer a un público nuevo, agrandando el círculo de la concienciación hacia la masa crítica del cambio transformador. La moda engancha, tiremos del hilo.
A modo de ejemplo ilustrativo, el abandono del pastoreo induce cambios en la composición florística, reduce la actividad enzimática del suelo y, por tanto, su capacidad para albergar biodiversidad y carbono. Recuperar este pastoreo y la ganadería extensiva, así como las semillas y cultivos tradicionales, desde una visión regenerativa e innovadora, nos permite volver a la zona segura de los límites planetarios, y a las zonas rurales para preservar costumbres y culturas. El lino se daba no hace tanto en el País Vasco, donde había una industria textil considerable, abandonada con la globalización. Lo mismo en otras zonas de España. Este reciente informe de la Diputación de Gipuzkoa proporciona algunas pistas.
El sector de la moda tiene la capacidad de atraer a un público nuevo, agrandando el círculo de la concienciación. La moda engancha, tiremos del hilo
La salud planetaria, el concepto refrendado por Naciones Unidas, hace referencia a la relación directa de la salud de los seres humanos con la de animales, plantas y ecosistemas. Somos interdependientes, nuestro destino está ligado, es uno. Los materiales textiles regenerativos son 100% biocompatibles, saludables. A su vez, tanto el cultivo de lino como la obtención de lana —y su distribución y venta en circuitos cortos sin intermediarios globalizados— permiten a agricultoras, pastoras y ganaderos agroecológicos tener unos ingresos extra, esenciales para la viabilidad de sus modos de vida, dada la gravísima situación del sector primario sin relevo generacional, y por ende para la soberanía alimentaria de todos.
El 19 de diciembre pasado, la ONU aprobó la resolución 78/169, reconociendo la importante función que desempeñan las fibras provenientes de plantas como Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) para un desarrollo sostenible y equitativo; mostrando igualmente preocupación por el fuerte descenso de la producción de algunas de ellas como el yute o el kenaf, debido fundamentalmente a fenómenos climáticos extremos. Según el documento, estas fibras son fácilmente reciclables, biodegradables y renovables, con procesos de alta eficiencia energética y bajas emisiones.
Transformar esta resolución en realidad requiere de unos principios que guíen el diseño, implementación, evaluación y mejora continua de iniciativas de textil y moda regenerativa. El Estándar Global de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para las SbN juega este papel, con ocho criterios que garantizan un impacto social, ambiental y económico positivo. Veamos ejemplos de buenas prácticas de proyectos concretos que no sólo reducen su huella ecológica sino además devuelven a la naturaleza más de lo que toman (regeneración) y son viables económicamente:
- Fibershed es una organización sin ánimo de lucro nacida en California, cuya misión es apoyar el surgimiento de sistemas regionales de fibras regenerativas, a través de una cultura colaborativa e intercambio de conocimientos.
- Sekem Group es una empresa líder de algodón orgánico con sede en Egipto que ha logrado considerables avances en términos de producción, recuperando unas 684 hectáreas de terreno desértico gracias a la agricultura biodinámica para contribuir a la mejora de la salud del suelo y la calidad del algodón, así como la conservación del agua.
- The New Zealand Merino Company es una empresa de Nueva Zelanda centrada en la producción de lana de merino. Colabora con agricultores y ganaderos para incorporar prácticas regenerativas como la rotación de cultivos, el manejo holístico del pastoreo o el uso de abonos naturales, que permiten mejorar la biodiversidad, conservar los recursos hídricos e incrementar el secuestro de carbono. Fibershed y NZ Merino conectan productores con marcas estableciendo relaciones directas y transparentes. Estas organizaciones eliminan intermediarios innecesarios, reducen costos y promueven prácticas comerciales justas. Al fomentar la colaboración y la cocreación, permiten a las marcas acceder a materias primas de alta calidad y a los productores alcanzar mercados más amplios, lo que genera un ciclo de beneficios mutuos.
Accionando la innovación social para reactivar sistemas de producción y consumo regenerativos como el del textil y la moda, abrimos una ventana de oportunidad a un futuro diferente: resiliente, creativo, local y biodiverso. Un futuro que protege los ecosistemas y devuelve el carbono al suelo. Un futuro con un medio rural vivo, empleo de calidad y valor compartido por toda la cadena: desde pastoras y agricultores, hasta diseñadoras y vendedores. Observando su funcionamiento, fomentando su saber hacer, regenerando sus mecanismos, la naturaleza es nuestra mejor tecnología para un futuro próspero en común.
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