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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Dejar de observar el pastoreo, para pasar a entenderlo

Naciones Unidas denuncia la “alarmante dejación” de esta práctica, que se puede solventar mediante integración de conocimientos y una base de datos global y participativa

Pastoreo
Un pastor vigila su ganado mientras bebe de un pozo en el pueblo de Mbetiou Peulh, Senegal.JOHN WESSELS

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El pastoreo es el uso del suelo más extendido sobre la Tierra y sus prácticas tienen comprobada una muy larga historia. Ambas cosas no dejan lugar a dudas: es un medio de vida resiliente, capaz de adaptarse a cambios, a veces catastróficos, y a ambientes muy diferentes. Y sin embargo muchos siguen considerándolo una manera anticuada e ineficiente de producción ganadera, que despierta tan poco interés como para que Naciones Unidas denuncie una alarmante dejación a la hora recopilar de datos.

En un estudio recientemente publicado por un consorcio de investigadores de cuatro continentes hemos analizado el porqué de semejantes contradicciones. La resiliencia del pastoreo se basa en sistemas de conocimiento y acción muy complejos, que integran elementos ambientales, sociales y también económicos. Tal es la complejidad que a los forasteros, incluyendo a científicos o a trabajadores de cooperación al desarrollo, les cuesta entenderlos.

La mayoría de las veces, la degradación del suelo –gran caballo de batalla por el supuesto sobrepastoreo– no resulta de un mal manejo del rebaño, sino de estímulos económicos al forraje que acaban con la movilidad pastoril. Las variedades de ganado locales, flacas y de grandes cuernos, son reemplazadas por animales más rechonchos y productivos en el corto plazo. No se entiende la ventaja de un cuerpo esbelto que disipe el calor tropical, principal limitante de la productividad ganadera, o la capacidad de andar grandes distancias los años que fallen las lluvias y haya que buscar lejanos pastos de emergencia. Los impactos ambientales del pastoreo también se malinterpretan, sin entender que el pastado de animales silvestres migratorios y del ganado móvil y extensivo tienen un rol similar para la biodiversidad y para las emisiones de efecto invernadero.

Para entender qué dinámicas gobiernan el pastoreo es fundamental comparar diferentes sistemas, actuales y pasados, y para ello necesitamos recolectar datos y usar indicadores comparables. Eso implica, por ejemplo, diseñar equivalencias entre el estado de seguridad alimentaria de poblaciones actuales y evidencias arqueológicas a través de los huesos humanos encontrados en yacimientos. En unos análisis preliminares detectamos que es habitual una caída de la sostenibilidad hasta niveles que pueden ser críticos y llevar al sistema al colapso y a la práctica desaparición de los pastos, como ya ha pasado en las llanuras del sur de Escandinavia.

Sabemos que tener unos datos adecuados es fundamental para desarrollar intervenciones adecuadas, tanto humanitarias como de desarrollo

Sin embargo, también sabemos que transiciones rápidas hacia altos niveles de desarrollo humano pueden salvar gran parte del patrimonio cultural, económico y ambiental del pastoreo, como ha pasado en Francia o en Suiza. Sabemos que tener unos datos adecuados es fundamental para desarrollar intervenciones adecuadas, tanto humanitarias como de desarrollo. Conocer bien esas trayectorias de sociedades pastoriles nos puede hacer tomar medidas a tiempo, como promover la educación y empoderamiento de las niñas en zonas de países en desarrollo antes de que sea tarde y el abandono del medio rural por parte de las mujeres amenace con un colapso total. Intervenciones de desarrollo bien hechas y planeadas pueden conseguir una mejora de resultados que sin embargo no consigan alejar el peligro de colapso. Solo actuaciones coordinadas en todos los ámbitos de la sostenibilidad (social, ambiental y económico) garantizarán un desarrollo integral que preserve estos medios de vida altamente sostenibles.

Los pastores no son sujetos pasivos en esta cuestión. Como pueblos locales e indígenas, son los mejores conocedores de sus propios sistemas. Su participación tanto en la recogida y comprensión de los datos como en la elaboración de políticas adecuadas es fundamental. Además, poder comparar los sistemas pastoriles de diferentes lugares del mundo y ser capaces de intercambiar conocimientos e innovaciones son herramientas poderosas para la influencia política y para la mejora dentro de sus propias comunidades. En este marco, la Liga por los Pueblos Pastores y el equipo científico autor de este estudio han puesto en marcha una base de datos global. Las fuentes denominadas “grises”, es decir, no académicas, contienen información clave sobre la extensión y dimensión tanto de estos pueblos como del ganado que manejan. Reunir la información disponible en un solo repositorio permitirá no solo una visualización rápida y completa, sino también establecer comparativas tan útiles y necesarias para avanzar hacia la sostenibilidad. Al ser una vieja demanda de los grupos de defensa del pastoreo, la participación de éstos y la mejora de la usabilidad la base de datos está garantizada.

Tras su respaldo en la Conferencia de la FAO el pasado 16 de junio, Naciones Unidas discutirá en su Asamblea General de septiembre la propuesta de Mongolia de declarar 2026 Año Internacional de Pastizales y Pastores. Estamos en un momento clave donde además de reconocer el pastoreo como gran contribuidor a la sostenibilidad, también vamos a tener las mejores herramientas para su preservación.

Pablo Manzano es investigador de la Universidad de Helsinki, y ha trabajado para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

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