“Con la construcción del muro empecé a sentir la desconexión con mi familia”
En ’200 Metros’, el cineasta palestino Ameen Nayfeh desvela las profundas relaciones humanas que encierran las fronteras, reflejo de multitud de dramas personales. Lo ha vivido en primera persona: “No pude volver nunca más”
Nota a los lectores: EL PAÍS ofrece en abierto la sección Planeta Futuro por su aportación informativa diaria y global sobre la Agenda 2030, la erradicación de la pobreza y la desigualdad, y el progreso de los países en desarrollo. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.
200 Metros es la película del debutante director palestino Ameen Nayfeh (Palestina, 1988), conocido por cortos y documentales como El Paso (2017) o El regalo de El Eid (2012). Pero también es la distancia entre la familia protagonista que vive dividida por un muro: el de Cisjordania. El mismo muro que empujará al padre, Mustafá, a contactar con traficantes de personas para poder cruzar la frontera y llegar al lado israelí para ver a su hijo. Y el mismo muro que ha obligado a que la película que está ambientada en los dos lados ―el palestino y el israelí―, solo haya podido rodarse en uno de ellos.
La cinta muestra la desesperación de la familia que vive bajo la losa del sistema fronterizo y burocrático que rige su vida, sus decisiones y posibilidades. Ha ganado ocho premios en certámenes internacionales, como el Festival de Cine Europeo de Sevilla, en el que ha obtenido el premio de mejor película en la sección Historias Extraordinarias. Charlamos por videollamada con su director, Ameen Nayfeh, sobre este trabajo, la realidad de las fronteras y cómo opera el tráfico de personas en Cisjordania.
Pregunta: Usted es palestino. ¿Cómo ha sido vivir en un país con un conflicto abierto con Israel? ¿Ha tenido experiencias similares a las que el protagonista, Mustafá, y su familia tienen en la película?
Respuesta: Sí, exacto, por eso también es una historia personal para mí. Yo crecí durante la Segunda Intifada, en el año 2000 tenía 12 años y fue una experiencia muy intensa. Cuando el muro se empezó a construir comencé a sentir la desconexión con mi familia [que vive en] el otro lado y después, [la desconexión] fue completa. Cuando era pequeño sufrí esa separación porque mi madre venía de un pueblo de Palestina, en el que me crié, donde vivían mis tíos y abuelos. Y de repente, no pude volver nunca más. Así que viví con esos sentimientos y, con el tiempo, se sumaron otros recuerdos tristes debido a esta separación. También crecí escuchando otras historias similares, por eso decidí hablar de ello.
P: ¿Cuáles han sido las dificultades a las que se ha enfrentado haciendo y distribuyendo la película?
R: Lo más difícil fue conseguir financiación porque en Palestina, como en muchos otros países árabes, no existen ayudas del Estado, así que tenemos que buscar dinero en otro sitio. Para hacer cine en Palestina una de las opciones que más se realizan es mediante una co-producción europea. Nosotros empezamos en esta línea, pero no es sencillo: primero porque nadie sabe quién soy, y también porque el tema no es nuevo. En los primeros tres años no fue nada fácil, no tuvimos suerte.
P: ¿La película se rodó a ambos lados del muro? ¿Tuvieron algún problema para obtener los permisos?
R: Grabamos toda la película en Cisjordania, incluso cuando la historia se ambienta en el otro lado. Se puede grabar en ambos, pero es muy difícil para la mayoría del equipo de producción, incluido yo mismo, porque no podemos cruzar el muro excepto con el permiso y no se pueden solicitar para cambiar el rodaje de sitio. Así que la posibilidad es tener otro equipo en el otro lado. Finalmente, nosotros decidimos no hacerlo y grabar todo en Cisjordania.
P: 200 Metros cuenta una historia que es la realidad para muchas personas hoy en día, con el número más elevado de muros fronterizos desde la caída del de Berlín. ¿Cómo nació esta historia? ¿Cuánto tiempo le ha llevado construirla?
R: La idea surgió hace al menos 10 años, mientras estaba en la escuela de cine. La profesora nos dijo que eligiéramos una idea o un proyecto que pudiéramos continuar cuando acabáramos la formación. Su consejo fue que eligiéramos algo de lo que realmente quisiéramos hablar. Entonces, surgió la idea de hacer 200 Metros; pensé en el mismo título desde el principio. Forma parte de mi vida y es algo que me afecta personalmente. Escribí el primer borrador hace siete años, en 2013.
P: Para realizar la película ha investigado sobre los grupos de traficantes de personas. ¿Cómo operan estos grupos en Cisjordania?
R: No quiero destriparte la película si no la has visto (ríe). Hay varias formas. En el sur de Hebrón está el desierto, donde no hay muro porque saben que nadie pasa por allí, pero existen conductores beduinos que se encargan de realizar este tráfico, sobre todo para las personas que viven en esa área. En otras partes, el muro no es una pared, sino una valla electrificada con sensores y patrullas vigilando. En este tipo de tramos, los traficantes cortan las alambradas. Otro: en Jerusalén abunda el trabajo de dos, en el que cada uno de los traficantes está a un lado del muro. Ambos llegan a la vez, y creo que tienen más gente vigilando para ellos. Lo vi muchas veces: la gente sube escalando, pero tienes que ser muy joven y muy rápido.
P: ¿Diría que es muy común que la gente contacte con traficantes para pasar al otro lado?
R: Sí, recurrir a los traficantes para ir a trabajar al otro lado es muy común. Pero si quieres hacer el viaje no podrás volver el mismo día. Muchas personas están dos o tres meses allí, durmiendo en las construcciones donde trabajan. Luego regresan por una semana y vuelven a hacerlo. Es muy caro y muy peligroso.
P: Decía que en su familia ha vivido historias similares. ¿Han tenido que recurrir alguna vez a los traficantes para poder pasar?
R: Sí, a un primo mío le cogieron una vez, yendo a trabajar a una zona residencial de una ciudad israelí. Volvía [a reunirse] con los traficantes al terminar de trabajar cuando la policía israelí le apresó a él y a los demás tipos. En la comisaría le hicieron firmar un papel en el que asegura no volver a hacerlo. Si no, tendrá que pagar una multa de 10.000 sequels (alrededor de 2.500 euros). Conozco historias de amigos que han ido al hospital de la zona israelí a visitar a alguna persona, saltando el muro. (...) [Algunos políticos] creen que un muro es una solución fácil, pero no es así.
P: A este respecto quiero preguntarle sobre las expectativas que tiene acerca del nuevo Gobierno estadounidense de Joe Biden.
R: Cuando Trump estaba en el poder, creo que mucha gente estaba contenta en Palestina. Por supuesto, es una mala opción, pero la gente estaba contenta porque era transparente: está haciendo lo que ha dicho que haría. Sin embargo, diría que Biden va a ser como volver a Obama o algo parecido. No esperamos una solución real.
P: Recientemente se ha conocido la presentación de la película en los Óscar. ¿Qué espera de este certamen?
R: Estoy muy contento, claro, porque [los Óscar] tienen una gran audiencia en todo el mundo y eso me hace realmente feliz porque esa es mi intención: hacer la película para la audiencia.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.