Cantautoras de América y Europa se unen en un festival para ayudar a los damnificados del huracán Eta

Guatemala ha vuelto a sufrir el azote de la naturaleza, que como siempre castiga con mayor fuerza a las comunidades donde reina la desigualdad y la pobreza en este país de Centroamérica. La depresión tropical Eta ha dejado, según las últimas cifras oficiales, 46 personas fallecidas, 96 desaparecidas y 15 heridas a causa de los deslaves que afectaron a aldeas del norte del país, como Quejá, en Alta Verapaz, donde desaparecieron 150 viviendas. Dadas las condiciones inestables de la tierra, ya se han paralizado las labores de rescate en este lugar que se convertirá en un cementerio donde nunca se sabrá cuántas personas perecieron realmente. Actualmente, hay cerca de 100.000 personas albergadas y más de 600.000 afectadas, por lo que el Gobierno ha declarado el Estado de Calamidad en 10 de los 22 departamentos y ya ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que le ayude a afrontar esta nueva crisis humanitaria. Asimismo, como sucede en cada catástrofe, la población se ha volcado en aportar alimentos, ropa y vivienda a quienes lo han perdido todo.

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En este contexto “dolorosísimo”, la cantautora indígena guatemalteca Sara Curruchich ha querido contribuir con la música para “abrazar y apoyar” a las personas damnificadas. Por ello, ha organizado el Festival Abrazarte el próximo domingo 15 de noviembre a partir de las 15.00 horas en Guatemala (22.00 horas en España) en el que participarán virtualmente junto a ella ocho cantautoras internacionales, entre ellas las españolas Rozalén y Amparo Sánchez, con quien grabó el tema Ixoqi. Asimismo, se han sumado las guatemaltecas Gaby Moreno y Rebeca Lane, así como Ana Tijoux (Chile), Sol Pereyra (Argentina), Andrea Echeverri (Colombia) y Carmen María Vega (Francia).

El objetivo es recaudar un mínimo de 10.000 dólares (8.500 euros) para donarlo a la organización Mujeres Transformando el Mundo (MTM), que trabaja en el empoderamiento femenino en una de las áreas afectadas por la tormenta, denominada Polochic, donde se han desbordado los ríos, lo que “ha afectado a cientos de casas y a las cosechas”. Asimismo, el dinero que se obtenga a través de una contribución mínima de 40 quetzales (cinco dólares) se destinará a medicinas y kits de higiene para la comunidad de las abuelas de Sepur Zarco que también ha sufrido los estragos de las fuertes lluvias. En 2016, lograron, gracias a su testimonio, que se condenara a dos militares a 120 y 240 años de prisión por las violaciones y abusos sexuales que sufrieron 15 mujeres de la etnia indígena q’eqchí entre 1982 y 1988.

“La música y el arte son una manera de poder acompañar y acuerpar en estos momentos difíciles y de sumarnos a la solidaridad con las familias que han sido muy afectadas por el paso de la depresión tropical Eta”, recalca Sara Curruchich en conversación telefónica. La compositora fue la encargada de contactar con sus compañeras para ofrecerles participar en este Festival a las que eligió porque “todas abordan en sus canciones el tema de los Derechos Humanos, los de las mujeres, el acceso a la justicia y la denuncia de las cosas que se viven en nuestros países”.

Guatemala ha sido el país de Centroamérica más afectado por la depresión tropical Eta, que ha causado 46 fallecidos y 96 desaparecidos

Tras contarles que “cientos de personas han quedado desaparecidas en Guatemala y miles lo han perdido todo al paso de la depresión tropical Eta, ellas se solidarizaron desde un inicio y dijeron que sí querían apoyar”, según relata la cantante, teniendo en cuenta que tienen una “conciencia social y una cercanía muy grande hacia los países de Latinoamérica”.

“Visibilizar las desigualdades”

La cantautora kaqchikel, que acaba de lanzar un sencillo sobre la defensa de las mujeres titulado La Siguanaba, defiende que la música es un "canal importantísimo para poder compartir lo que sucede en nuestro país y las luchas y resistencias por tener acceso a la justicia para todas las comunidades”. En este sentido, subraya que el festival Abrazarte también servirá para “visibilizar las desigualdades” que existen en algunas comunidades afectadas por la depresión tropical que están “olvidadas y viven en extrema pobreza”.

Curruchich critica que el Gobierno “siempre va a intentar echarle la culpa al clima” de las catástrofes naturales que causan víctimas mortales en Guatemala, pero es porque “no quiere reconocer que en la historia ha habido mucha violencia hacia los pueblos originarios y ello provoca que las personas se vayan a vivir a lugares no propicios porque es allí donde los Gobiernos les empujan”. Una de las causas por la que, según la autora del álbum Somos, la gente vive en terrenos que se inundan, es “por la cantidad de grandes empresas que son concesiones que les han dado los diferentes ministerios para hidroeléctricas o monocultivos, que generan un alto impacto en la tierra y afectan absolutamente al territorio donde viven las comunidades”.

“Esto hace que se incremente la desigualdad que empeora muchísimo más cuando las comunidades se llegan a enfrentar a una situación climática como la depresión tropical Eta”, lamenta Curruchich, quien incide en que históricamente, los pueblos indígenas de Guatemala han sufrido “despojos y violencias”. Así, recuerda que lo mismo sucedió con las poblaciones que vivían en las faldas del Volcán de Fuego, que se vieron afectadas por la erupción de junio de 2018, donde murieron cientos de personas que habían sido “empujadas a vivir en condiciones que no son propicias”. De este modo, remarca que la gente no muere únicamente por un tema de la naturaleza, sino a consecuencia de un “desastre social” que “muchas veces los gobiernos tratan de opacar e invisibilizar como que en Guatemala todo fuera muy bonito y se ignora la pobreza”.

La autora de Resistir califica de “impresionante” que el Gobierno de Guatemala no hiciera “ninguna prevención” hacia las comunidades que iban a ser afectadas por la depresión tropical, teniendo en cuenta que “desde días anteriores ya había noticias sobre la llegada del huracán”. Tras ver las catastróficas consecuencias en las que se han dañado más de 24.000 viviendas y se han destruido 11 carreteras, el Congreso aprobó esta semana un fondo de 400 millones de quetzales (46 millones de euros) para hacer frente a las necesidades de las personas damnificadas. Sin embargo, Curruchich no tiene mucha esperanza de que este dinero llegue a su destino: "Ha pasado otras veces que se aprovechan de los recursos que, en teoría, deberían estar destinados a las comunidades afectadas y que se desvían a la corrupción”. Por ello, hace un llamado a las autoridades para que sean responsables con el pueblo que los ha elegido, ya que las personas sobrevivientes de estos desastres “merecen una vida digna y que llegue ese dinero que se está aprobando porque son vidas, historias y familias”.

De este modo, la cantautora de Hija de la tierra asegura que “no puede ser que haya quienes estén en puestos públicos y no les importe si la gente se está muriendo o no y solamente están tratando de robarse todo el dinero como muchas otras veces ha sucedido”. Curruchich recrimina al Presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, por haber dicho de manera “grosera” que “no podían llegar” a las comunidades afectadas por las intensas lluvias de los últimos días cuando “mucha otra gente sí está llegando y apoyando”.

Por este motivo, pretende acercarse a través de la música a las personas que están sufriendo las consecuencias de la depresión tropical: “Para nosotras, el arte es una manera de denuncia y de sanación y, en estos momentos, nos puede dar equilibrio y fuerza y es con lo que podemos acompañar y abrazar a las familias”. Curruchich busca alzar su voz ante la cantidad de “desastres sociales” que están sucediendo en los últimos años en Guatemala: "No podemos quedarnos calladas”. El Festival de este sábado persigue contribuir al “despertar de la gente, porque los pueblos son los que siempre ponen los muertos y ya no queremos eso, sino que deseamos una justicia social para todos y un respeto hacia nuestros derechos”. En definitiva, un canto a la “esperanza” desde diferentes partes del mundo para un cambio en Guatemala que brinde una “vida digna a toda la población”, particularmente a las mujeres que “históricamente, hemos sido violentadas y vulneradas”.

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