Los padres de la IA huyen de las Big Tech
Para muchos es una gran noticia que Yann LeCun deje de trabajar en la empresa de Zuckerberg, una de las más poderosas y odiadas del mundo

Yann LeCun es solo el último de los fundadores de la nueva era de la Inteligencia Artificial en abandonar las grandes tecnológicas para poder seguir haciendo ciencia.
Para muchos es una gran noticia que uno de los padres de la IA moderna deje de trabajar en una de las empresas más poderosas y odiadas del mundo. Para otros, es la consecuencia inevitable del nuevo régimen que Mark Zuckerberg estableció este verano, después de que Lecun dijera públicamente que los grandes modelos de lenguaje como GPT no son más que imitadores estadísticos del lenguaje y que “un gato sabe mucho más sobre cómo funciona el mundo físico que un LLM”. Zuckerberg respondió con la creación de un nuevo laboratorio dedicado a buscar la “superinteligencia”, un concepto que empezó a usar Sam Altman para describir un sistema —de momento, 100% imaginario— capaz de superar las capacidades del cerebro humano, sugiriendo que la capacidad de imitarlo ya ha sido conseguida por su empresa OpenAI (no lo ha sido). Tratando de ponerse a su altura, Zuckerberg salió a cazar talentos a golpe de talonario en los laboratorios rivales de Google y OpenAI, y se compró la startup de Alexandr Wang para poder integrarlo de la misma forma que hizo en el pasado con WhatsApp e Instagram.
Yann LeCun es un de los tres los padrinos de la IA, junto con Geoffrey Hinton y Yoshua Bengio. Los tres recibieron el Premio Turing en 2018 por sus aportaciones al campo de las redes neuronales y el aprendizaje profundo. Hay también una madrina. Fei-Fei Li creó la primera base de datos con millones de imágenes etiquetadas para enseñar a las redes neuronales a “entender” objetos y escenas del mundo real. Los cuatro trabajaron durante años en el departamento más apestado de las ciencias de la computación. La IA había prometido demasiadas cosas demasiadas veces, y siempre había sido decepcionante.
En 2012, Geoffrey Hinton montó una empresa para explotar AlexNet, una red neuronal profunda que había desarrollado con sus alumnos, Alex Krizhevsky e Ilya Sutskever. Usaba GPUs de NVIDIA para procesar los datos de forma más eficiente, y aprovechaban la disponibilidad de datos masivos en Internet para crear datasets gigantes y baratos. Google compró la empresa para quedarse con Hinton y con el proyecto. Sam Altman y Elon Musk ficharon Sutskever para que hiciera lo mismo en OpenAI. Facebook contrató a Yann LeCun en diciembre de 2013, para que hiciera lo mismo en Facebook. En 2017, Fei-Fei Li pidió un sabático en Stanford para trabajar en Google como Vicepresidenta y jefa de IA en su división de Google Cloud. Todos pensaron que las grandes tecnológicas les darían los recursos, los equipos y el entorno adecuado para hacer su trabajo de la mejor manera posible.
Hinton dejó Google en mayo de 2023, y ahora da conferencias sobre los riesgos de poner la IA en malas manos. Sutskever abandonó OpenAI tras encabezar un golpe de estado contra Sam Altman en noviembre de 2023, para poder tomar las precauciones adecuadas en lugar de lanzar prototipos al mundo para su inmediata comercialización. Fei-Fei Li volvió a la universidad después de un año, y escribió un libro sobre la carrera por la inteligencia y la necesidad de proteger el modelo de investigación universitario, pese a su desigualdad de recursos, por su garantía de libertad académica, y pensamiento interdisciplinar. Son los científicos que huyen de un mundo dominado por jefes de marketing como Altman, Zuckerberg y Musk. Una señal.
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