Vuelve Larry Ellison
Habíamos olvidado a este supervillano milmillonario de la tecnología, pero junto a su hijo puede hacerse con un poder mediático inédito


Larry Ellison lleva tantas décadas siendo el paradigma de supervillano milmillonario de la tecnología que nos habíamos olvidado de él. Por eso conviene recordar, ahora que conocemos bien los desvaríos de Elon Musk, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos o Peter Thiel, quién es exactamente este hombre de 81 años que en los noventa salía con tres empleadas de forma paralela y enviaba detectives a revolver en la basura del Microsoft de Bill Gates para recoger pruebas judiciales en su contra. Al fin y al cabo, parece que su empresa Oracle —una grande del software reconvertida en proveedor clave para la IA y cuya revalorización en bolsa le llevó este septiembre a sobrepasar brevemente a Musk como hombre más rico del mundo— será pronto una de las dueñas de TikTok en EE UU, y responsable de almacenar, gestionar y supervisar sus valiosos datos y su algoritmo. El hijo de Ellison, David, remató además este agosto la adquisición de la histórica productora de Hollywood Paramount, dueña a su vez de la CBS, y está en conversaciones para hacerse con Warner Brothers, que integra los canales CNN y HBO. Como ha advertido The New York Times, es posible que en unas pocas semanas entre el padre y el hijo se hagan con un imperio mediático nunca visto, auspiciado por un buen amigo de la familia: Donald Trump.
Se ha dicho tanto sobre él que ha reconocido que algunas anécdotas apócrifas han pasado como verdaderas, y otras reales se han descartado por inconcebibles. Gasta cantidades obscenas de dinero. Se ha casado seis veces y es piloto de aviones y patrón de megayates. Posee una isla en Hawái, un abierto de tenis y un equipo de vela que hizo trampas para ganar la Copa del América. Le obsesiona la longevidad. Hizo un cameo en Iron Man 2. Fue amigo de Steve Jobs y, ahora, de Musk (posee acciones de Tesla y financió parte de la compra de X), quien dijo de su mentor que era una de las personas más inteligentes que conocía. Hijo de una madre soltera que lo cedió en adopción a su tía, se hizo a sí mismo en California en el momento clave de la revolución informática. Su primer trabajo fue para la CIA, para quien desarrolló una base de datos con el nombre en clave de Oracle, “oráculo”. Después crearía una empresa que dominaría de forma monopolística el mercado de los datos corporativos y que dirigiría de forma agresiva, asentando el modo de hacer las cosas del sector. Ellison no es un visionario, pero sí un hombre competitivo que, una vez fijado un objetivo, lo persigue incansable. Por ejemplo, cuando la computación en la nube empezaba a desarrollarse, la despreció públicamente, para apostar por ella con éxito poco después.
Gran donante republicano, desde 2020 se reveló como apoyo de Trump, quien lo incluyó en su gran proyecto de fomento de la IA, Stargate. Sionista, financiador del ejército de Israel y proveedor de su Estado, llegó a ofrecer a Benjamín Netanyahu —que pasa vacaciones en su isla— un puesto en Oracle. Su idea de la privacidad es relativa: en 2016 presumió de poseer una base de datos sobre 5.000 millones de consumidores, mejor incluso que la de Facebook, un comentario que acabó en una demanda colectiva por operar una máquina de vigilancia mundial que atajó con un acuerdo; y el año pasado dijo en un encuentro que la IA podría servir para crear un gran sistema de vigilancia para que “los ciudadanos se comporten lo mejor posible”. Este es, recordemos, uno de los viejos nuevos magnates de los medios y la tecnología, quizá al que deberíamos vigilar nosotros en este momento.
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