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Columna
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Fenómeno

Los caminantes cruzaban la ciudad con el paraguas abierto bajo el cielo azul, sin gotas de lluvia sobre las aceras y los tejados, componiendo un espectáculo de arte vanguardista

Varias personas caminan bajo la lluvia en Valencia.
Varias personas caminan bajo la lluvia en Valencia. Biel Aliño (EFE)

La lluvia es un fenómeno atmosférico que atemoriza a la mayoría de los caminantes y aconseja el uso del paraguas. Nuestro vecino caminante se preparó un café, unas tostadas y encendió el televisor para enterarse de las noticias mientras desayunaba. La presentadora estaba nerviosa con la lluvia que caía sobre la ciudad, en cada palabra colocaba una gabardina, pisaba charcos mientras opinaba y su discusión con los invitados se parecía mucho a un chapoteo. Es difícil encontrar hueco para la tranquilidad en los tiempos que corren. El día a día pasa por las pantallas y las ondas con una prisa atmosférica que va de la sequía extrema a los diluvios universales, de los pantanos sin agua a las catástrofes de un mundo golpeado por las inundaciones. La presentadora de la televisión vive en un sinvivir. Somos hijos del hervidero.

Nuestro vecino se lanzó a la calle sin mirar por la ventana. Salió del portal, abrió el paraguas y se puso a caminar bajo un cielo despejado. Quizá estaba lloviendo mucho en otros barrios de la ciudad, nunca se sabe, aunque no se veían nubes en el horizonte y el cielo estaba más azul de lo esperable en una mañana de invierno. Como vio a mucha gente con el paraguas abierto, a su derecha, a su izquierda, por delante, por detrás, no pensó en cerrar el paraguas y dirigió sus pasos hacia la oficina. Un, dos, un, dos, los caminantes cruzaban la ciudad con el paraguas abierto bajo el cielo azul, sin gotas de lluvia sobre las aceras y los tejados, componiendo un espectáculo de arte vanguardista. Sí, los artistas virtuales siempre han ido por delante de los acontecimientos, saben convertir las realidades en un fenómeno atmosférico de comunicación y alta intensidad. Da igual que los árboles no lleguen a comprender su lluvia. ¡Cuidado!, piensa nuestro vecino. El cielo azul engaña más que una presentadora. Aquí no se cierra el paraguas. Puede ponerse a diluviar en cualquier momento.

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