Las luces del verano
El primer sol de la mañana indica que la vida sigue, el último de la tarde significa un día menos
La aurora es el resplandor que precede a la salida del sol. El ocaso es el resplandor que queda después de la puesta de sol hasta que anochece. Ambos fenómenos atmosféricos tienen la misma luz, hasta el punto que una cámara es incapaz de distinguirla; de hecho, los cineastas acostumbran a rodar durante el amanecer escenas que en la película ocurren por la tarde y también al contrario, pero fuera de la pantalla en la realidad la luz de la mañana y luz de la tarde tienen cada una su propia degustación estética. Con la primera claridad del nuevo día, mientras los jóvenes bailan todavía en las discotecas, Drácula corre a meterse en el féretro en compañía de los murciélagos que buscan una cueva oscura donde colgarse boca abajo. El primer sol de la mañana indica que la vida sigue y su luz alcanza la máxima gloria cuando ilumina la cama revuelta que ha dejado la pasión de unos amantes de madrugada. Si eres un viejo ese primer sol en la ventana certifica que estás vivo y que aún puedes seguir tirando del carro. Ese primer sol huele a café y llega envuelto en las noticias de la radio cargadas de catástrofes atemperadas por las voces familiares que se oyen en la cocina. Es maravilloso salir a pescar al amanecer. La mejor captura siempre consiste en contemplar esa radiante bomba de hidrógeno que asoma por el horizonte e ilumina todas las almas. El primer sol en la ventana significa un día más. El último sol de la tarde significa un día menos. Pero esa luz postrera es como un licor muy dulce que se confunde con la memoria. Al final uno se convierte en un coleccionista de puestas de sol y sentado frente al mar espera cada tarde que la última luz le regale un rayo verde. Ignoro qué ha generado mejor literatura, si el amanecer o la puesta de sol, si el día o la noche. Puesto que la luz de la aurora y la del ocaso es la misma, tampoco habrá diferencia entre un joven que anochece y un viejo que amanece, ya que las dos luces forman el nudo de la vida.
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