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Columna
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El móvil perdido

La idea de que la política es un revoltijo y todo se pierde en los abismos hace mucho daño. Malas son las disputas calumniosas entre partidos adversarios, pero más dañinos resultan los conflictos internos en una organización

José Luis Ábalos, durante la rueda de prensa el Congreso para anunciar que pasaría al Grupo Mixto.
José Luis Ábalos, durante la rueda de prensa el Congreso para anunciar que pasaría al Grupo Mixto.FERNANDO VILLAR (EFE)

Nada nos pone más nerviosos que perder el móvil. Vamos en su busca del dormitorio al cuarto de baño, de la cocina a la mesa de trabajo, sintiéndonos con una angustia que baja por la garganta hasta las piernas. Todo se mueve con los grilletes de la desorientación. La política española de hoy parece que ha perdido el móvil y va de la mesa de trabajo al cuarto de baño. Se impone así en la casa común de la sociedad una desconfianza muy perniciosa. La idea de que la política es un revoltijo y todo se pierde en los abismos hace mucho daño. Malas son las disputas calumniosas entre partidos adversarios, pero más dañinos resultan los conflictos internos en una organización. Por eso conviene matizar y comprender las cosas para no perder los nervios.

No me parece que el escándalo de ahora en la política española se deba a que el diputado Ábalos haya perdido el móvil y no quiera dimitir. Es verdad que en la gestión pública no hace falta tener culpas penales; son suficientes las responsabilidades políticas para decir adiós. Y es muy triste que no haya encontrado un buen camino de salida. Pero creo que la verdadera razón del griterío no está en que Ábalos haya perdido su móvil, sino en que Feijóo ha encontrado por fin el suyo: desarmar a esa enemiga interna en el PP que se apellida Ayuso. A Feijóo, como responsable del PP, le hubiese convenido callar. Los procedimientos del PSOE han sido mucho más democráticos que los de su propio partido en el asunto de las mascarillas, la pandemia y las comisiones. Pero ha decidido agitar el cotarro, acusando incluso a los demás de lo que él mismo ha hecho, porque la peor parada en toda esta trifulca es Ayuso, señora con hermano, residencias, comisiones y mascarillas. A Feijóo han querido sus enemigos caracterizarlo de tonto, pero es más peligroso que Casado. Ayuso se topa con un enemigo interno difícil de aniquilar. Ahora Feijóo ha encontrado su móvil.

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