La prioridad para 2024: dar continuidad al proyecto federal de Delors
El euro está resultando un elemento clave en la consolidación del proyecto europeo y para avanzar en él es imprescindible poner en marcha la Unión Económica, con la Unión Bancaria y otras medidas
El 27 de diciembre falleció Jacques Delors. Indudablemente, es el presidente de la Comisión Europea que ha tenido una mayor repercusión en el proceso de construcción europea. Ejerció la presidencia durante diez años, entre 1985 y 1995. Me gustaría especialmente destacar el avance que le dio al federalismo europeo, sobre todo con la puesta en marcha del primer proyecto claramente federal: la Unión Económica Monetaria (UEM), que dio lugar al euro. En sus más de 20 años de existencia, la moneda única está resultando un elemento clave en la consolidación del proyecto europeo. Sin embargo, de la UEM, aunque se ha consolidado la parte monetaria, no la es la parte económica. Por ello, es imprescindible poner en marcha la Económica, con la Unión Bancaria y otras medidas.
Hay que recordar la inmensa labor que hizo Delors en sus diez años al frente de la Comisión Europea, empezando por el fin de las negociaciones de adhesión con España y Portugal, y su ingreso en la Unión Europea en 1986. Asimismo, en el Consejo Europeo de Milán de verano de 1985, días después de la firma del Tratado de adhesión de España el 12 de junio, se convoca la Conferencia Intergubernamental que dará origen al Acta Única Europea. También completó el proyecto legislativo del Mercado Único y los Acuerdos de Schengen, que este año, desde el 31 de marzo de 2024, tendrá dos nuevos miembros, Rumania y Bulgaria, con los cual son ya 29 miembros (25 de la UE y 4 asociados).
Por otro lado, cabe destacar, durante el mandato de Delors, la duplicación de los fondos estructurales, la reforma de la Política Agrícola Común, el programa de lucha contra la pobreza ciudadana y la puesta en marcha del programa Erasmus y su inmediato éxito, dirigido por Manuel Marín. Se avanza también en la política regional y en la realización de la cohesión económica y social al apoyarse en las acciones que la Comunidad gestiona a través de los fondos con finalidad estructural, Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (Feoga), Fondo Social Europeo (FSE) y Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDR), además del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Su Comisión vivió también la reunificación de Alemania y la negociación, acuerdo y entrada en vigor del Tratado de Maastricht, que supuso la transformación de una Comunidad Europea de naturaleza económica a una Unión Europea de naturaleza política, aunque incompleta, en donde nace la noción de ciudadanía europea con el reconocimiento de los siete derechos ciudadanos.
Lo más importante, indudablemente, fue la puesta en marcha de la UEM, que claramente es un proyecto federal. Sin embargo, posteriormente, el proceso político se intergubernamentaliza y, si bien se consigue poner en marcha el euro, el resto del impulso federal quedó agotado. Esto explica que, desde entonces, en las elecciones europeas se fue reduciendo el porcentaje de participación de los ciudadanos en el proceso electoral, que empieza a bajar precisamente a partir de la quinta legislatura, en 1999. Sin embargo, será en 2019, 20 años después, cuando comienza a recuperarse la participación, en gran parte por los jóvenes, debido en gran medida al éxito del programa Erasmus. Esto coincide con los logros de la novena legislatura (2019-2024), que ha hecho frente a tres grandes temas: el Brexit, la pandemia de la covid-19 y la agresión rusa a Ucrania.
La Unión Europea crea su primer proyecto federal, el euro, posible en parte por el conjunto de medidas de cohesión económica y social. A la vez, se pretendía sacar el máximo partido a la Europa sin fronteras, ya que las ventajas conseguidas con el mercado interior desaparecerían si se mantenía la posibilidad de devaluaciones competitivas entre los Estados miembros. Por ello, la UEM surge como una necesidad. Lo mismo ocurrirá con el modelo federal de toma de decisiones, ya que un banco no puede funcionar con decisiones adoptadas por unanimidad, necesita un sistema eficaz de toma de decisiones, que en definitiva es el del sistema federal.
Hay que hacer referencia al carácter federalizante y federalizador del euro, puesta en marcha el 1 de enero de 1999 como moneda con alcance internacional y en los bolsillos de los ciudadanos desde enero de 2002. Federalizante porque era expresión de un proceso político en marcha y federalizador porque con la moneda única se va a acelerar este proceso. Aunque, desgraciadamente, no con el alcance que se pretendía y que es necesario. Se entiende que es precisamente la UEM el elemento que más puede incidir en la mutación de la Comunidad de naturaleza económica a una Unión más cohesionada en su naturaleza política.
El ejemplo de Delors nos debe llevar a recordar el éxito de su proyecto federal que, desgraciadamente, quedó inacabado en las dos décadas siguientes, en parte por el veto de los británicos al expresamente federalista Jean Luc Dehaene como sucesor de Delors. Sin embargo, se ha retomado de alguna manera a partir de la novena legislatura, en la que precisamente los británicos se marchan, y en la cual las dificultades exigieron decisiones federales de facto como, por ejemplo, el fondo Next Generation, que suponen 7.500 millones de euros distribuidos en función de las necesidades y mancomunados respecto al pago de la deuda que implicaba y, por lo tanto, en ambos sentidos, claramente federal.
La decisión del Parlamento Europeo del 4 de mayo y 11 de junio de 2022, inspirados en la Conferencia sobre el Futuro de Europa, de solicitar una Convención Europea para la reforma de los Tratados entronca claramente con la política anterior de Delors de basarse en el federalismo. El 22 de noviembre de 2023, el Parlamento Europeo reiteró esa petición y, a lo largo de 2024, habrá que ponerla en marcha. Creo que es imprescindible vincular el proyecto de Delors del euro de carácter federal con el avance imprescindible que se debe dar a partir de este año en reformar los Tratados en esa dirección, para pasar de una federación de facto a una federación de iure, por cierto, ahora que no están los británicos.
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