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Netanyahu ha convertido Gaza en el infierno

El actual primer ministro manifestó sus posiciones radicales contra los palestinos desde el mismo momento que llegó al poder

Al Sabura, una zona de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, después de un bombardeo de las fuerzas isarelíes.
Al Sabura, una zona de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, después de un bombardeo de las fuerzas isarelíes.Anas Baba (EFE)
José Andrés Rojo

En abril de 1956, Moshe Dayan, uno de los comandantes más duros de las Fuerzas de Defensa de Israel, en las que acababa de ser nombrado jefe del Estado Mayor, tuvo que decir una oración en el funeral de un joven agricultor que había sido asesinado por unos árabes durante la incursión que realizaban en el kibutz Nahal-Oz. “No lancemos hoy acusaciones contra ellos”, dijo Dayan. “¿Por qué debemos quejarnos de su feroz odio hacia nosotros? Desde hace ocho años están instalados en los campos de refugiados en Gaza, y ante sus ojos nosotros hemos convertido en nuestra casa la tierra y pueblos en los que ellos y sus antepasados han vivido”. De pedir alguna responsabilidad por esa muerte, Dayan pensaba que había que exigírsela a ellos mismos, a los israelíes. “No nos asustemos de ver el odio que acompaña y consume la vida de cientos de miles de árabes que a nuestro alrededor esperan el momento en que sus manos puedan teñirse con nuestra sangre”, añadió aquel militar, al que se reconocía fácilmente por el parche que llevaba en un ojo. “Este es el destino de nuestra generación. La única elección que tenemos es estar preparados y armados, ser fuertes y resueltos o si no la espada resbalará de nuestras manos y la amenaza contra nuestras vidas se agravará”.

“Somos una generación de colonos, y, sin el casco de acero y el cañón, no seríamos capaces de plantar un árbol o construir una casa…”, dijo también Dayan en aquella ocasión. El episodio lo recoge Avi Shlaim, un historiador nacido en Bagdad en 1945 en el seno de una familia judía acomodada y que es hoy uno de los mayores especialistas en Oriente Próximo, en su monumental El Muro de Hierro (Almed), uno de los mejores libros para entender la relación entre Israel y el mundo árabe.

Dayan alzó su oración hace ya mucho tiempo, pero sirve para ilustrar también hoy la magnitud de la herida que desgarra a quienes habitan ese lugar que las Naciones Unidas aprobaron en 1947 partir en dos para que surgieran dos Estados, uno judío y uno árabe. Desde entonces, las guerras y todo el sufrimiento que generan, el odio que ha ido echando raíces cada vez más profundas, la terrible suerte de los deportados, el terror, las políticas de hechos consumados, las sangrientas batallas por desplazar las fronteras un poco más allá, la internacionalización de las grandes y pequeñas disputas, las ocupaciones de los territorios palestinos, la sinrazón de cada masacre, todo eso ha sido allí una pesadilla recurrente.

En el libro de Shlaim, que aborda el periodo que va de 1948 a 2006, Benjamín Netanyahu aparece en 1996 cuando gana las elecciones a los laboristas de Simón Peres al frente del Likud. Los tímidos intentos para alcanzar la paz se empezaron entonces a dejar de lado. Netanyahu acababa de publicar un libro en el que sostenía que “el problema palestino no era un problema real, sino que había sido creado artificialmente”, cuenta Shlaim. Defendió en la Kneset el proyecto de un Gobierno “religioso-nacionalista etnocéntrico” y consideraba que la culpa de todo era de los árabes: el terrorismo internacional y sus técnicas eran una invención de ellos y su “artículo de exportación por antonomasia”. En esas ideas se alimenta seguramente la devastadora respuesta que ha dado en Gaza a la brutal violencia de Hamás del pasado 7 de octubre creando un verdadero infierno.


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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

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