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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La ONU vuelve al Sáhara Occidental

Tras dos años de bloqueo por parte de Marruecos, el mediador Staffan de Mistura visita El Aaiún respaldado por la comunidad internacional

Staffan de Mistura, en un encuentro del foro de diálogo para el Mediterráneo, en Roma, en diciembre de 2022.
Staffan de Mistura, en un encuentro del foro de diálogo para el Mediterráneo, en Roma, en diciembre de 2022.Riccardo De Luca (Anadolu Agency/Getty Images)
El País

Marruecos ha acabado por retornar a la casilla de salida en el Sáhara Occidental tras haber visto reforzada su posición diplomática con el reconocimiento de su soberanía sobre el territorio de la antigua colonia española declarado por Donald Trump en diciembre de 2020. La visita esta semana del enviado de Naciones Unidas para el Sáhara, Staffan de Mistura, ha puesto fin al bloqueo impuesto por Rabat a su misión de mediación. El veterano diplomático italo-sueco, curtido en los conflictos de Irak y Siria, ha podido finalmente reunirse en El Aaiún, la capital saharaui, con representantes políticos y de la sociedad favorables a la integración en Marruecos bajo un sistema de autonomía, pero también con miembros de organizaciones que defienden la autodeterminación del territorio, considerado por la ONU como “no autónomo”, y en su caso, la independencia.

El veto marroquí a los encuentros con el sector nacionalista había marcado hasta ahora una línea roja desde su designación como enviado especial hace casi dos años. Por esa razón, De Mistura tuvo que renunciar a efectuar su primer viaje a El Aaiún en julio de 2022. Ahora le ha bastado una escala en la capital alauita, donde se entrevistó con el embajador ante la ONU, Omar Hilale, antes de hacer pública su visita a la que fuera provincia española hasta 1975.

En marzo de 2022, tras el giro dado por Trump, que el presidente demócrata Joe Biden no ha rectificado formalmente, España modificó también su tradicional postura de neutralidad en el conflicto, en tanto que antigua potencia colonial, al considerar el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental como “la base más seria, realista y creíble para la solución del contencioso”. En septiembre de ese mismo año, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, subrayó ante la Asamblea General de la ONU que defiende “una solución política mutuamente aceptable” en el marco de Naciones Unidas. Como el conjunto de la comunidad internacional, España ha respaldado la misión de De Mistura. Por su parte, la Administración de Biden le ha dado un espaldarazo al hacer coincidir su visita con una gira del subsecretario de Estado adjunto para Oriente Próximo y el Norte de África, Joshua Harris, quien ha viajado a Argel y Rabat y que se ha reunido en los campamentos de Tinduf con el secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali. Marca así un precedente diplomático.

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Si Marruecos ha recibido el mensaje que representa la presencia de De Mistura en El Aaiún, con una aparente reordenación de posiciones, se verá en el informe que el secretario general de la ONU, António Guterres, presentará en octubre ante el Consejo de Seguridad. El conflicto dura ya casi medio siglo y en su solución deben primar el respeto a la legalidad internacional y a los derechos de la población saharaui sobre la política de hechos consumados sin aval de Naciones Unidas.

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