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ANATOMÍA DE TWITTER
Columna
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Homosexual de derechas, ¿y qué?

El humorista Ángel Garó se convierte en tendencia con un polémico vídeo en el que se declara gay, pide el voto a los partidos “dignos” y echa pestes de “los izquierdistas”

El humorista Ángel Garó, en una imagen de 2013.
El humorista Ángel Garó, en una imagen de 2013.gtresonline
Ferran Bono

Dos políticos populares afirmaron la pasada semana que el partido donde “más gais hay” es el PP. No aportaron datos para avalar tal afirmación. Quizá el razonamiento aludía al número de afiliados, pero lo más probable es que se tratara de una licencia al calor de la celebración del Orgullo. Por unos días hubo una suerte de competición cualitativa y cuantitativa a propósito de la presencia de homosexuales entre los militantes y simpatizantes y, en definitiva, entre los votantes, sobre todo de la derecha. Un voto es un voto. Se da por descontada en la izquierda, abanderada de los derechos LGTBI.

Mientras Vox mandaba vetar las banderas arcoíris de los balcones de las instituciones en las que gobierna solo o en compañía del PP, su líder, Santiago Abascal, aseveraba que muchos homosexuales se sienten más protegidos por la formación de ultraderecha que por el Gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez. Y con la bandera de España, añadía, sobra, que para eso representa a todos. La continua apropiación de la enseña por parte de unos provoca el recelo inmediato hacia la misma por parte de otros.

En este contexto desprejuiciado, en el que no hay cortapisas para contar las verdades del barquero o para vincular rápidamente en un tuit el reciente asesinato en la madrileña plaza de Tirso de Molina con la inmigración, como hizo Abascal, sin necesidad de corregir su mensaje cuando los medios de comunicación repetían la información proporcionada por la policía de que el presunto asesino es español, en ese caldo de cultivo preelectoral, un humorista se ha convertido esta semana en tendencia en Twitter. Y no porque Ángel Garó haya contribuido a rebajar con su gracia la tensión, sino porque ha echado un poquito más de leña al fuego.

“Me hace mucha gracia que se hagan los dueños del LGTBI. Yo soy homosexual y soy de derechas. Sin embargo, yo veo la injusticia día a día porque leo, estudio... me parece tremendo el socialcomunismo que estamos viviendo en estos momentos. Y como estamos en democracia yo digo lo que me sale del alma igual que hacen los izquierdistas, negacionistas de la historia... Porque ahora Putin no es comunista, no, es amigo de Franco”, apunta el comunicador en un vídeo en TikTok que se ha hecho viral. Tras mencionar la memoria histórica y acusar a la izquierda de “quemar cientos de obras de arte”, pide el voto a los partidos “dignos” y concluye, con un gracejo que se pretende popular: “Déjense de tanta mierda comunista e izquierdista que nos va a llevar a la ruina”.

Hay una acreditada colección de libros infantiles publicada por La Galera que trata sobre la aceptación de la diversidad y la ruptura de los clichés a través de títulos como Mi padre es ama de casa ¿y qué?, Mi hermana es distinta ¿y qué? o Estoy gordito ¿y qué? La formulación de Garó podría aproximarse a esos títulos (Soy homosexual y de derechas, ¿y qué?), pero el contenido, la argumentación y la expresión lo alejan del propósito didáctico y divulgador para meterse en una trinchera y pasar al ataque de inmediato. Se pierde así una oportunidad más de normalización, de combatir la doble moral preponderante sobre todo en la derecha española, sin ser ni mucho menos exclusiva de ella, en temas de derechos y libertades sociales y civiles. Una derecha, el PP, que presentó un recurso fallido al Tribunal Constitucional contra la ley del matrimonio gay y luego hace uso de ella y renuncia a cambiarla cuando gobierna.

Las palabras de Garó han generado múltiples comentarios en Twitter, desde los que lo tildan de valiente y califican de “fascistas” a los progres hasta los tuiteros que plantean que se está buscando un lugar bajo el sol de las derechas.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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