Un voto ausente-presente en Chile
Gilda Gnecco repitió ante la urna lo mismo que ha hecho en cada votación desde que Chile recuperó la democracia.“Yo voto en voz alta en nombre de Carolina Wiff Sepúlveda, asistente social, detenida desaparecida, asesinada en Villa Grimaldi, mi mejor amiga. ¡Vamos Carola!”
Gilda Gnecco repitió ante la urna lo mismo que ha hecho en cada votación desde que Chile recuperó la democracia. Se colocó ante ella y mientras miraba la caja llena de papeles alzó la suya y dijo con tono entrecortado: “Yo voto en voz alta en nombre de Carolina Wiff Sepúlveda, asistente social, detenida, desaparecida, asesinada en Villa Grimaldi, mi mejor amiga. ¡Vamos Carola!”. Villa Grimaldi fue uno de los centros de detención y tortura más importantes durante los 17 ―sí, 17― años de dictadura militar de Augusto Pinochet. El “presente” que acompañó la confirmación del voto retumbó aún más, en honor a Wiff, con un “presente, ahora y siempre” en boca de la vocal de la mesa cuando le devolvía la identificación a Gnecco.
El vídeo se viralizó un día después de la última elección en Chile, donde se convirtió en primera fuerza el ultraderechista Partido Republicano, partidario hasta ahora de no cambiar ni una coma de la Constitución que proviene de la dictadura y mantenerla vigente. Aquella que a Gnecco le robó a su mejor amiga. Como contó mi compañera Antonia Laborde al hacerse eco del vídeo, Carolina Wiff tenía 34 años cuando fue detenida y desaparecida el 25 de junio de 1975 junto a Carlos Lorca, miembro del Comité Central del Partido Socialista y cercano a la expresidenta Michelle Bachelet. La policía allanó su casa poco después, se llevó su pasaporte, su grabadora e interrogó a su hija de nueve años.
Andrea Gnecco: "Como todos los años mi mamá votó en voz alta por su amiga detenida desaparecida Carolina Wiff. Al final la saluda la periodista Mónica Gonzalez que por casualidad votaba en el mismo lugar*. pic.twitter.com/BtCdBSkR5V
— Parque por la Paz Villa Grimaldi (@villa_grimaldi) May 8, 2023
Horas después de que se abriesen de nuevo las urnas para contar los votos, el resultado fue un varapalo monumental para quienes, como Gnecco, han luchado, de mil maneras, para que los nostálgicos de la dictadura no ganasen espacios: el 7 de mayo, el Partido Republicano obtuvo el 35% de los votos en los comicios y logró 23 consejeros, es decir, 23 personas que redactarán la Constitución que se plebiscitará en diciembre. Sería injusto decir que todos los votantes del Partido Republicano son pinochetistas, pero los dirigentes de la formación, que lidera el excandidato José Antonio Kast, han defendido una y otra vez la vigencia de la actual Ley Fundamental, escrita durante la dictadura. “Qué pena no estar a la altura del coraje y la valentía de Andrea Gnecco y su amiga detenida desaparecida Carolina Wiff. No podemos tirar por la borda el esfuerzo y sacrificio de cientos que murieron por defender la democracia”, se podía leer en un tuit a raíz del homenaje de Gnecco a su amiga, que recibió in situ la felicitación de la premio Nacional de Periodismo Mónica González, que presenció la votación de Gnecco: “Siempre lo he hecho”, le recordó tras recibir el reconocimiento de González.
Que pena no estar a la altura del coraje y la valentía de Andrea Gnecco y su amiga detenida desaparecida Carolina Wiff...
— Osvaldo Correa Sepúlveda (@osvaldocs80) May 9, 2023
No podemos tirar por la borda el esfuerzo y sacrificio de cientos que murieron por defender la democracia....
Leyendo sobre Gnecco y su amiga Wiff di con un texto de 2021 en el que la primera le admite lo mucho que le ha costado y le sigue costando saber que no tocará su puerta después de 46 años de “ausencia-presencia” en su vida. Un texto en el que advierte de lo que, con el tiempo, se ha consumado: “Te cuento que tu Partido Socialista creo que se ha ido deshilachando con el tiempo y siendo cada vez más amorfo… No te enojes, pero me duele”. Un texto lleno de esperanza, en el que se entrelaza el humor con lecciones de vida, como cuando le dice que los goznes le fallan: “En mi mano derecha, en mi rodilla derecha (menos mal que son de la derecha y no de la izquierda, digo en broma)… pero sigo adelante… no hay treguas, no puede haberlas, no debe haberlas…”. Unas palabras que dos años después retumban como ese “presente, ahora y siempre”.
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