Los salarios pierden terreno

El último estudio sobre la evolución de los salarios de la OCDE ha confirmado la acusada caída de su poder adquisitivo en España durante el año 2022. El dato ofrecido por el organismo sitúa en un 5,3% el promedio de caída de los salarios reales, es decir, por delante de la mayoría de los países de la Unión Europea. Es, también, la caída de poder adquisitivo más notable en un único año desde la crisis de 2008. Equivale en buena medida a una devaluación salarial encubierta que hace recaer la inmensa mayoría del coste de la inflación en los hogares y las familias, a la vista de la evolución de los beneficios empresariales. Ese fuerte impacto confirma estudios previos y referencias que ya obraban en manos de analistas, agentes sociales e instituciones: en 2022, el salario promedio creció un 2,9%, en línea con las subidas salariales pactadas por convenio, mientras la inflación media del año se situó en el 8,6%.

En comparación con los demás países de la Unión Europea, esta evolución deja a España sólo por detrás de Países Bajos, Grecia y las repúblicas bálticas en cuanto a pérdida de poder adquisitivo, y supera las expectativas de la misma OCDE: en septiembre situaba la caída de los salarios reales en un 4,5% para 2023. Pero ni la actualización del Salario Mínimo Interprofesional ni las medidas adoptadas con la reforma laboral han sido suficientes para revertir la caída y sostener el poder adquisitivo de los salarios.

El grave problema que acompaña esta notable caída —y que puede estar detrás del mantenimiento de nuestra competitividad internacional— es que existe un alto riesgo de que se consolide durante 2023 y reconfigure, así, la estructura de desigualdades económicas y sociales de España. La moderación de la inflación durante 2023, lejos ya de las alarmantes cifras del año pasado, no puede ser, en ningún caso, motivo o excusa para desatender la grave situación que genera en los salarios más bajos. Conviene recordar que el 12% de los trabajadores no gana lo suficiente para salir de la pobreza, en una estadística que vuelve a colocar a España entre los países peor situados de la UE y, muy particularmente, en las franjas de personas jóvenes (donde sólo Italia y Rumania superan las cifras españolas).

Urge, por lo tanto, activar todos los recursos públicos para promover una mejora salarial generalizada. Los convenios colectivos registrados en lo que llevamos de 2023 no permiten augurar una recuperación inmediata, pues siguen por debajo de la inflación, con una subida salarial promedio del 2,92% entre enero y marzo, mientras la inflación esperada para 2023 se sitúa en el 3,7%, según el Banco de España. En otras palabras: de continuar la tendencia actual, los salarios no sólo no van a recuperar el terreno perdido, sino que van a seguir perdiendo poder de compra. Los datos dibujan una situación inaceptable que exige una política decidida antes de que sea tarde.