En busca de un mundo mejor
Los lectores escriben sobre los problemas de emigrar, las protestas en Israel y Francia y la salud de los madrileños
María fue cuidadora de un pariente mío. Hace unos días, estaba en una plaza y se paró a saludarme. La invité a sentarse y a tomar lo que le apeteciera. Buscaba trabajo de cuidadora de ancianos, pues el que cuidaba había muerto hacía unos meses. Ahora María cobra un subsidio mínimo con el que subalquila una habitación. Me enseñó la foto de su hija, a la que dejó en su país al cuidado de una tía, hace 10 años, ya tiene 16 años y se parece a ella. Después, me enseñó la foto de su hijo, de unos 25, él ha emigrado a Estados Unidos. María tiene permiso de residencia en España y quiere traer a sus hijos, pero no tiene casa ni un trabajo digno para pagarla. Le pregunté por qué había venido a España, me contestó que quiso buscar un mundo mejor, pues en Nicaragua solo conocía la miseria: “El paraíso no lo encuentro, mi hijo se queja de sus condiciones de vida, me pide que le ayude económicamente y ahora no puedo. ¡Qué mala es la emigración!”, dijo. Cuando nos despedimos, me dio un papel con su teléfono por si me enteraba de algún trabajo.
Pilar Valero Capilla. Zaragoza
Las protestas sirven
La actualidad internacional viene evidenciando una verdad fundamental de la democracia: los gobiernos sirven al pueblo. Y este puede hacerles cambiar de idea. En Israel, Benjamin Netanyahu ha tenido que posponer la reforma judicial para aumentar el poder del Parlamento tras manifestaciones multitudinarias y una huelga que paralizó puertos clave y el principal aeropuerto del país. En Francia, las protestas ante la reforma del sistema de pensiones han estallado en las últimas semanas y también ha habido huelgas, y muchos se preguntan qué salida podrá encontrar ahora Emmanuel Macron a la reforma. Ambos líderes están en una encrucijada porque el pueblo al que sirven les ha dicho que no. Eso también es inaudito.
Sofía Álvarez Jurado. París
Sanidad pública precaria y buena salud
Un informe de la UE destacando la buena salud de los madrileños ha sido utilizado por su actual presidenta para pedirles que le voten de nuevo. Lo malo es que ese informe se limitaba al periodo anterior al ya larguísimo mandato de Isabel Díaz Ayuso; y se refiere a la salud, no a la sanidad pública. El que estemos aún vivos se debe a nuestra robusta salud natural y al clima, a pesar de lo que ella y sus cómplices, de Javier Fernández-Lasquetty para abajo, han hecho para lucrarse privándonos de la sanidad que pagamos con nuestros impuestos. No seamos, con todo, demasiado severos al juzgarla: la pobrecita necesita sacar con esos trucos los votos que sólo los desinformados o cómplices le seguirán todavía dando contra el interés general.
María Faes Risco. Madrid
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.