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Columna
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Corrupciones

Los beneficios sin escrúpulos de Ferrovial, la falta de límites para acordar favores… y luego escaparse al quinto pino como un forajido insaciable para no corresponder al amor de la patria… ¿Esto puede ser legal?

ferrovial
Fachada de la sede de Ferrovial, en Madrid.THOMAS COEX (AFP)

Durante los últimos días hemos disfrutado de un muestrario muy ilustrativo de las diversas maneras de vivir la corrupción. Existe una corrupción cutre, un modo de dejarse comprar con putas, fiestas y propinas. Es el malandar del político hortera que cae en las manos y en las fotografías de gente más sucia que él. Los billetes y las palabras huelen mal, provocan una barriga sudorosa y una cara pringada. Aunque se considera un cacique, es el tonto de la pandilla. Y tontos sin un pellizco de vergüenza hay en todas las familias. En el mejor de los casos, su propio partido los expulsa, se avergüenza de ellos. Los daños son así para el partido, no para la sociedad.

Luego está el corrupto pijo, el modo elegante de entender la política como una asociación para el robo organizado en convivencia con las grandes fortunas, las obras públicas, los recibos de la luz, los barcos de lujo y las concesiones de alta gama. Su poder es tan alto que borra las fronteras entre la política y los delitos. Para evitar cualquier escándalo, en vez de denunciar, el partido se comporta como un compinche más, utiliza lo que está a su alcance para borrar pruebas y mantener el silencio. Esta corrupción trajeada hace mucho daño al Estado, convierte incluso a sus propios poderes, la policía, los jueces, los gobernantes, en ámbitos más negros que la delincuencia popular.

Y luego está la corrupción legalizada. Hubo una época, no se olvide, en la que tener esclavos era legal. La sociedad convivía con las canalladas como algo propio de un orden establecido y envidiable. Espero que un día el comportamiento de Ferrovial provoque tanta vergüenza pública como el esclavismo. Los beneficios sin escrúpulos, la falta de límites para acordar favores… y luego escaparse al quinto pino como un forajido insaciable para no corresponder al amor de la patria… ¿Esto puede ser legal?

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