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Columna
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Criptodrama FTX para no iniciados

Antes o después sabremos si la posibilidad de una nueva infraestructura verdaderamente descentralizada podrá sobrevivir a sus peores enfermedades. Y si podemos acelerar el proceso con un tratamiento de choque en forma de regulación

FTX
Un teléfono móvil con el logo de la plataforma FTX.OLIVIER DOULIERY (AFP)
Marta Peirano

El mercado de criptomonedas está fuertemente consolidado en torno a un puñado de puntos de intercambio, llamados exchange. El principal es Binance, seguido muy de lejos por Coinbase, Kraken, OKX y FTX. El martes pasado, un informe sobre el estado de cuentas de FTX.com provocó una ola de pánico entre los inversores, que quisieron hacer una retirada masiva de fondos y no pudieron. Como explicaba el informe, el balance de FTX (valorado el pasado enero en 32.000 millones de dólares) estaba compuesto principalmente por valores de su propia criptomoneda, FTT, que había usado de colateral a través de su propia compañía de trading, Alameda Research. Con la publicación del informe, el valor de la criptomoneda de FTX cayó en picado, produciendo una crisis de liquidez que precipitó el colapso del exchange. Cerraron las páginas de FTX y de Alameda Research. En un mercado tan pequeño, un agujero de ese tamaño suele arrastrar el valor de las principales criptomonedas y poner en peligro el resto del ecosistema. El bitcoin cayó por debajo de los 16.000 euros, presagiando un efecto dominó.

Durante las primeras horas del criptocorralito, el consejero delegado de Binance, Changpeng Zhao, ofreció la posibilidad de comprar los restos de su rival para “ayudar a solucionar la crisis de liquidez”, rescatando a los inversores de la ruina y consolidando aún más su posición de mercado. Un rayo de esperanza que estabilizó brevemente el mercado. Después declaró que “los riesgos eran demasiado altos, los agujeros en las cuentas demasiado grandes y la desconfianza de los inversores demasiado severa”, arrastrando el bitcoin más de un 15% y ethereum, más de un 22%. FTX declaró la bancarrota en la sobremesa de este viernes. Un nuevo consejero delegado formalizará el proceso: John J. Ray III, el liquidador de Enron.

Hay varias maneras de interpretar el criptodrama que ha caracterizado la agenda de 2022. Una es que las criptodivisas son un casino ilegal donde los inversores, banqueros y niñatos hacen trampas financieras con dinero de verdad. Desde este punto de vista, el criptomercado tendría que desaparecer cuando lo regulen porque es incompatible con la ley. Otra forma de verlo es que las cripto son solo uno de los laboratorios de blockchain, la infraestructura digital que propone un modelo descentralizado de red sostenida y verificada por todos sus integrantes al mismo tiempo. En esta versión, blockchain es una criatura que nace sin sistema inmunitario en un mundo viciado, cogiendo todas las enfermedades antes de poder demostrar su verdadera naturaleza y potencial. En el caso, cada colapso es síntoma de un sistema inmunitario que empieza a funcionar.

“En las áreas nuevas donde todavía no existen las reglas y las ineficiencias se interrelacionan, los oportunistas prosperan, pero raramente sobreviven —dice Adrian Blust en la web de noticias sobre criptomoneda Coindesk—. No saben parar cuando van ganando, el momento en que preservar la fortuna se vuelve más importante que especular con él”. Antes o después sabremos si la posibilidad de una nueva infraestructura verdaderamente descentralizada podrá sobrevivir a sus peores enfermedades. Y si podemos acelerar el proceso con un tratamiento de choque en forma de regulación.

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