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Columna
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Claridades

Convertir en una ciénaga la política, el periodismo y el poder judicial por los beneficios de unos pocos, acaba siendo un mal negocio para todos

Un ejecutivo presenta datos de la empresa a un grupo de directivos.
Un ejecutivo presenta datos de la empresa a un grupo de directivos.Getty

A veces la realidad se desnuda hasta llegar a sorprendernos con su falta de complejidad. Más que poesía pura, parece una obviedad que se ha despojado de sus galas sin camuflarse. El maestro José Luis Sampedro resumió con una claridad de escritor sencillo sus largos años de experiencia como catedrático de Estructuras Económicas. Afirmó que los economistas se dividen en dos clases: los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajan para hacer menos pobres a los pobres. El Economista Ricos Más cuenta con la ayuda numerosa de toda una corte sometida a los poderosos. Tiene muchas dificultades, por el contrario, el Economista Pobres Menos. No resulta fácil que la gente normal, conocedora de sus propias dificultades, apoye a los políticos y sindicatos que intentan defenderla. Las sociedades están más educadas en el entretenimiento que en el saber, invierten en ignorancia lo que ahorran en cultura.

A veces las cosas, sin dejar de ser sencillas, se complican un poco. El Economista Ricos Más, siguiendo siempre órdenes, puede elegir el camino de apostar por la avaricia extrema, negándose a pagar impuestos, o puede ser precavido y moderar las ganancias para que los disturbios y los conflictos no se apoderen de la vida humana, esa materia prima con la que trabajan.

El Economista Precavido Ricos Más se olvida del Economista Pobres Menos y discute con el Economista Avariento Ricos Más. Comprenden que los daños a la democracia son graves si se llega al extremo de deteriorar no solo la vida humana, sino incluso la normalidad democrática. Convertir en una ciénaga la política, el periodismo y el poder judicial, en nombre de la cuenta de beneficios de unos pocos, acaba siendo un mal negocio para todos. Así estamos ahora en España. Sería aconsejable que los grandes empresarios y sus políticos vasallos se pusieran del lado del Economista Precavido Ricos Más. No es mucho pedir.

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