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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ucrania: cambio de rumbo

La reconquista de territorio ocupado por Rusia define la primera contraofensiva efectiva tras el inicio de la guerra

Fuerzas Armadas ucranianas en Kupiansk, Jarkov.
Fuerzas Armadas ucranianas en Kupiansk, Jarkov.FUERZAS ARMADAS UCRANIANAS (Europa Press)
El País

Cuando el otoño ha llegado ya oficialmente a Rusia desde el 1 de septiembre y se cumplieron ayer 200 días del inicio del ataque de Putin a Ucrania, los avances de las tropas de Volodímir Zelenski frente a posiciones rusas significan un punto de inflexión relevante tras muchos meses de estancamiento en el campo de batalla. Desde principios de septiembre, las autoridades de Kiev hablaban de forma discreta de una contraofensiva en marcha o inminente. En las últimas semanas, el avance de las tropas ucranias sobre territorio ocupado ha sido efectivo en el sureste, en la zona de Jersón, pero sobre todo en la provincia de Járkov, en el noreste, mientras sobre la capital homónima, a algo más de 30 kilómetros de la frontera rusa y segunda ciudad del país, han seguido cayendo a diario los misiles y las bombas rusos. Según Kiev, el terreno recuperado en las dos últimas semanas alcanza a unos 3.000 kilómetros cuadrados: es la contraofensiva más potente emprendida por Ucrania frente a la ocupación rusa desde el inicio de la guerra el 24 de febrero.

Pero más relevante es la calidad de las reconquistas. Las localidades abandonadas por las tropas rusas —según Zelenski, más de 30— han sido puntos estratégicos para el avituallamiento del Ejército de Putin, como Kupiansk, nudo ferroviario clave, e Izium, otra localidad central para la logística rusa. El repliegue de sus tropas ha sido reconocido por el Ministerio de Defensa ruso pero lo atribuye a un plan destinado a reagrupar efectivos y redirigirlos a una ofensiva concentrada en Donetsk, más al sur y en dirección a Mariupol. El control de Donbás, donde están las dos repúblicas autodenominadas autónomas, Donetsk y Lugansk, sigue siendo ruso pero la contraofensiva en la provincia de Járkov exhibe un músculo militar y una capacidad de golpear directamente vinculada al suministro de armas procedente de Estados Unidos y Reino Unido, con diferencia los principales abastecedores de armamento de Zelenski.

El avance ucranio coincide paradójicamente con la visita de Putin al extremo oriental de Rusia, Vladivostok, para asistir a las maniobras militares previstas aunque con tres cuartas partes menos de las tropas habituales. La retórica propagandística que desplegó Putin al día siguiente, miércoles, en sus diversas intervenciones ante el VII Foro Económico Oriental, celebrado en la misma Vladivostok, ha ofrecido el perfil más beligerante y retador de los últimos tiempos ante una audiencia adicta —el número tres de China o el jefe de la junta militar golpista de Myanmar—, sin esconder la premeditación con que lanzó la guerra contra Ucrania y violó el derecho internacional. Según Putin, las sanciones y medidas económicas y comerciales contra Rusia no dañan su economía, pero lanzó el mensaje de que el empobrecimiento de las sociedades occidentales por el alza de precios de la energía y la consiguiente escalada de la inflación van a generar una creciente división entre las ciudadanías europeas y lo que llama Putin “élites occidentales”. La inauguración el sábado de la noria más grande de Europa en Moscú ratifica la jactancia que Putin exhibió en Vladivostok pero se compadece mal con las noticias militares sobre el terreno. La unidad interna de la UE y la sintonía entre sociedades y poder político es seguramente el enemigo que más teme Putin ante una contraofensiva que puede cambiar el rumbo de la guerra en Ucrania. Con las cautelas obligadas por las limitaciones de la información, septiembre abre un resquicio de esperanza sobre la capacidad de Zelenski para revertir la ocupación militar de su territorio.

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