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editorial
Tribuna
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Emigrantes en Alemania

El Gobierno de Scholz rompe el discurso ultra contra la inmigración al regularizar 100.000 trabajadores extranjeros

Inmigrantes rumanos que viajan a Alemania, el pasado 4 de enero.
Inmigrantes rumanos que viajan a Alemania, el pasado 4 de enero.ROBERT GHEMENT (EFE)
El País

El anuncio del Gobierno alemán de que ofrecerá, bajo determinadas condiciones, la residencia legal a 100.000 inmigrantes en situación irregular constituye más allá de la cifra en sí —según cálculos oficiales, en Alemania residen en la actualidad 11 millones de extranjeros— una importante señal tanto a la propia sociedad alemana como al resto de los países de Europa sobre los beneficios de la inmigración en un momento en el que la extrema derecha ha colocado en el discurso público el mensaje xenófobo contra los migrantes pobres.

Aunque la propuesta del Ejecutivo socialdemócrata de Olaf Scholz todavía debe ser aprobada por el Parlamento y, en ese caso, no entrará en vigor hasta el próximo 1 de enero, su planteamiento constituye una importante estrategia de normalización legal de decenas de miles de personas que han construido sus vidas en Alemania. No se trata de una regularización masiva e indiscriminada, sino que los solicitantes deberán cumplir unos criterios que en algunos casos pueden calificarse de significativamente restrictivos. Se podrán beneficiar las personas que lleven al menos cinco años en Alemania, no hayan sido deportadas previamente por razones administrativas, tengan un puesto de trabajo estable y hablen alemán. Con estas condiciones podrán optar a un permiso de residencia de un año, ampliable posteriormente a otro de larga duración. El Ejecutivo alemán desactiva de esta forma la reiterada acusación que hace la ultraderecha a distintos gobiernos de Europa de no tener estrategia alguna para gestionar la presencia de estas personas en sus respectivos países. La iniciativa de Scholz es, además, un acto de justicia porque otorga los derechos y la protección merecida a quienes ya están contribuyendo al bienestar y progreso de la principal economía de Europa.

La inmigración irregular es una cuestión fundamental que tienen que gestionar todos los países de la Unión Europea —el Gobierno español está trabajando en un nuevo reglamento de extranjería para resolver muchas cuestiones pendientes— y presenta múltiples facetas, además de ser utilizada permanentemente de manera demagógica por los partidos nacionalpopulistas. En España, el último ejemplo es la intervención del líder de Vox, Santiago Abascal, durante el debate sobre el estado de la nación. Alemania ya ha dado muestras en el pasado de su enorme influencia en esta materia, cuando en 2015 abrió las puertas a un millón de refugiados y en 2019 cuando naturalizó a casi 130.000 personas. La nueva propuesta socialdemócrata representa sobre todo un mensaje que rompe con la falsa identificación entre inseguridad e inmigración, responde a los valores fundacionales de los sistemas democráticos y de la UE, reconoce una necesidad y muestra un camino concreto del que pueden tomar nota otros países del continente.

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