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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sin aborto en medio Estados Unidos

La ilegalización del aborto en la mitad republicana del país sería un punto de inflexión en la lucha por los derechos de las mujeres

Una manifestante con un cartel en el que se lee "el aborto es atención médica" frente al Tribunal Supremo, en Washington.
Una manifestante con un cartel en el que se lee "el aborto es atención médica" frente al Tribunal Supremo, en Washington.Amanda Andrade-Rhoades (Getty)
El País

Estados Unidos despertó el martes en estado de shock ante la filtración a la prensa de un borrador de sentencia del Tribunal Supremo, un hecho sin precedentes conocidos y que revela la enorme tensión política en la que vive ese país. La exclusiva periodística sobre el tribunal que revela Politico ha obligado a su presidente a iniciar una investigación sobre el origen de la fuga. No obstante, este revuelo no debe distraer del verdadero problema, que es el contenido de la filtración: el intérprete de la Constitución se dispone a revertir la doctrina establecida hace 50 años que permite la práctica legal del aborto. El borrador de sentencia del magistrado conservador Samuel Alito es la primera versión, enviada a sus colegas para consulta. La sentencia definitiva se conocerá previsiblemente en junio, pero los expertos en el Supremo entienden que el texto final ya está aprobado por la mayoría conservadora y no difiere mucho de lo publicado.

En Estados Unidos no hay una ley del aborto federal. Está legalizado de facto por un precedente del Supremo conocido como el caso Roe vs. Wade (1973), basado en el argumento de la privacidad y la libertad personal de la mujer. Esta doctrina protege la práctica del aborto hasta las 23 semanas, pero siempre fue vista como una defensa muy frágil de un derecho que es capital para garantizar la igualdad de las mujeres. El borrador de la futura sentencia publicado ahora acepta como válida una ley restrictiva de Misisipi, idéntica a las que hasta ahora habían fracasado, y ataca frontalmente la validez del precedente de 1973, del que dice que estaba “terriblemente equivocado desde el principio”. Al menos 23 Estados con mayorías conservadoras se disponen a restringir o prohibir el aborto en el momento en que el Supremo revierta su propia doctrina.

La filtración ha permitido que los ciudadanos sean conscientes de que el peligro de regresión es muy real, y por otro lado, que los magistrados tengan un test de la respuesta que la sociedad va a dar a su decisión. Muchos magistrados y académicos han advertido de que una decisión de este tipo arruinaría el prestigio de uno de los últimos refugios de los ideales de la Constitución, manchado ya definitivamente por la refriega partidista. Este peligro de deterioro institucional no parece preocupar a la mayoría conservadora.

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La reversión de la doctrina Roe abre la puerta a desproteger también otros derechos. Es el final de una campaña de más de cuatro décadas de la minoría ultrarreligiosa norteamericana, que en este tiempo ha logrado secuestrar el Partido Republicano. Su máximo éxito fue la renovación, durante el mandato de Donald Trump, del tribunal con mayoría de seis a tres a favor de los conservadores. La respuesta pasa por las urnas. Como pidió el presidente Joe Biden, los votantes tienen en su mano elegir en noviembre un Congreso que legisle finalmente a favor de las mujeres.

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