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tribuna
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¿Es necesario un Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia?

Resulta evidente que existe un sesgo de género a la hora de elegir estudios y profesiones. Para combatirlo es preciso que toda la sociedad se implique en políticas de igualdad

Dia internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
Activiades en el CSIC en Aragón por el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, en 2021.CSIC

La ONU decidió declarar en 2016 el 11 de febrero Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Fijémonos en que tan solo hace seis años de ello. La pregunta que nos podemos hacer es: ¿era y continúa siendo necesario que haya un día internacional dedicado a las mujeres en la ciencia? Desgraciadamente, la respuesta es sí.

Tan solo el 30% de las personas que trabajan en ciencia en el mundo son mujeres; ese porcentaje se eleva al 33% si hablamos de Europa. En España, según el último informe de SHE FIGURES 2021, el porcentaje de mujeres investigadoras asciende al 40,5%. En términos generales, las carreras investigadoras de las mujeres suelen tener más dificultades que las de sus compañeros varones en cuanto a la promoción, además de ser más cortas. Solo el 24% de las cátedras en las universidades públicas españolas están ocupadas por mujeres, y el 27% son profesoras de investigación (el equivalente a catedrática) en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Estudios recientes han demostrado que las niñas, desde edades muy tempranas, tienen una percepción de sí mismas como menos brillantes y capaces que sus compañeros varones para las carreras científicas. Aspecto que se constata en los informes de PISA (OCDE, 2015) en jóvenes de 15 años, en los que ellas se declaran más inseguras y con mayor miedo a no cumplir las expectativas en el campo de las ciencias y las matemáticas. Una preocupación a nivel europeo es la baja tasa de estudios de grado, máster y doctorado de mujeres en las denominadas carreras STEM (iniciales en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). En España, el porcentaje de mujeres que finalizan estos estudios en las universidades no llega al 30%. En la Europa de los Veintisiete, el porcentaje de mujeres que alcanzan sus doctorados en carreras TIC (tecnologías de la información) no superó en 2018 el 21%, y en ingeniería el 25%.

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Sin lugar a dudas, los niños y las niñas (y las/los jóvenes) tienen que, y deben, elegir libremente sus preferencias y opciones de estudio de futuro; lo importante es que esa elección sea libre de todo prejuicio y condicionantes externos. Está demostrado que la elección de estudios superiores se hace en gran medida en función de la eficacia autopercibida en materias como matemáticas y ciencias y que las niñas, teniendo resultados académicos similares o mejores que sus compañeros, no se ven tan capacitadas para profesiones STEM.

Es evidente que existe un sesgo de género a la hora de elegir estudios y profesiones. Existen muchos estereotipos que alejan a las mujeres de estas carreras técnicas que son, además, aquellas que van a requerir más personal cualificado en el mundo digital en el que estamos inmersos. Para intentar eliminar (o reducir) estos sesgos, es necesario que toda la sociedad esté implicada en políticas de igualdad; desde las familias, los centros de enseñanza, los medios de comunicación... Está comprobado que se debe trabajar en igualdad y en ciencia desde edades muy tempranas, y que, cuando las niñas y los niños se forman científicamente desde pequeños, tienen menos sesgos y ven con mayor naturalidad las carreras científicas y técnicas. Debemos trabajar para generar un entorno social de persuasión de las propias capacidades, mediante el apoyo en las familias y en el ámbito educativo, y aportando modelos profesionales cercanos y accesibles, como hace el CSIC en sus diferentes campañas. La formación científica del profesorado también es muy importante y crucial para conseguir estos objetivos. Un informe reciente del programa El CSIC en la Escuela (Evaluación sobre la Enseñanza de la Ciencia con el CSIC en la Escuela) así lo ha demostrado.

El CSIC ha sido y es pionero en España en políticas de igualdad en la ciencia, en consonancia con las prioridades y recomendaciones europeas en igualdad de género en la investigación, y lo demuestra, entre otras facetas, que, hace 20 años, se creara la Comisión de Mujeres y Ciencia (CMyC), que ha sido y es motor de la igualdad en la institución. Al ser una comisión asesora de la presidencia, hace estudios de diagnóstico, con estadísticas actualizadas desagregadas por sexo del personal investigador, propone actuaciones para mejorar o solventar problemas de desigualdad, apoya y visibiliza a las investigadoras del CSIC, entre otras muchas actuaciones. Recientemente, a iniciativa de la CMyC, el CSIC va a implementar 10 acciones positivas, que van desde la potenciación del Distintivo de Igualdad (siendo la primera y única institución académica y científica española que tiene dicha mención), actividades de mentorazgo a jóvenes, concienciación de sesgos inconscientes, conciliación familiar...

Tenemos que tener muy claro que el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5 de la Agenda 2030 tiene como misión lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas. Es un objetivo específico y transversal al resto de los objetivos de la Agenda. La igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino que es esencial para construir un mundo más pacífico, próspero y sostenible.


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